LOS TALENTOS
I“-Mientras escuchaban estas cosas los presentes, añadió una parábola, atento a que se hallaba vecino a Jerusalén, y las gentes creían que luego se había de manifestar el reino de Dios. Dijo, pues: Un hombre de ilustre nacimiento se marchó a una región remota para recibir el reino, y volver con ella. Con este motivo, convocados diez de sus criados. Les dio diez minas o marcos de plata, diciéndoles negociad con ellos hasta mi vuelta.
Es de saber que sus naturales le aborrecían; y así despacharon tras él embajadores, diciendo: No queremos a éste por nuestro rey. Pero habiendo vuelto, recibido el reino, mandó luego a los criados, a quienes había dado su dinero, para informarle de lo que había negociado cada uno. Vino, pues, el primero, y dijo: Señor, tu marco ha rendido diez marcos. Le respondió: bien está, buen criado, ya que esto poco has sido fiel, tendrás mando sobre diez ciudades. Llegó el segundo, y dijo: Señor, tu marco ha dado ganancia de cinco marcos.
Dijo asimismo a éste: tú tendrás también el gobierno de cinco ciudades. Vino otro, y dijo: Señor, aquí tienes tu marco de plata, el cual he guardado envuelto en un pañuelo; porque tuve miedo de ti por cuanto eres hombre de un natural austero; tomas lo que no has depositado, y siegas lo que no has sembrado. Le dijo el amo: ¡Oh mal siervo!, por tu propia boca te condeno; sabías que yo un hombre duro y austero, que llevo lo que no deposité y siego lo que no he sembrado; ¿púes cómo no pusiste mi dinero en el banco, para que yo volviendo lo recobrase con los intereses? Por lo que dijo a los asistentes: Quitadle el marco, y dáselo al que tiene diez marcos. Yo os declaro que aquel que tiene, se le dará, y se hará rico; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Pero en orden de aquellos enemigos míos, que no me han querido por rey, conducidlos acá, y quitadles la vida en mi presencia”.
San Lucas 19/ 11-17
II“-Así que velad vosotros, ya que no sabéis ni el día ni la hora. Porque el señor obrará como un hombre que, yéndose a lejanas tierras, convocó a sus criados y les entregó sus bienes. Dando al uno cinco talentos, a otro dos, y uno solo a otro, a cada uno según su capacidad, y se marchó inmediatamente.
El que recibió cinco talentos fue, y negociando con ellos, sacó ganancia de otros cinco. De la misma suerte aquel que había recibido dos, ganó otros dos.
Más el que recibió uno, fue e hizo un hoyo en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Pasado mucho tiempo, volvió el amo de dichos criados, y los llamó a cuentas. Llegando el que había recibido cinco talentos, le presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco más que he ganado con ellos.
Le respondió su amo: Muy bien, siervo bueno, siervo diligente y leal, ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho; ven a tomar parte en el gozo de tu señor.
Se acercó después el que había recibido dos talentos y dijo: Señor dos talentos me diste; aquí te traigo otros dos que he ganado con ellos. Le dijo su amo: ¡muy bien, siervo bueno y fiel! Pues has sido fiel en pocas cosas, yo te confiaré muchas más; ven a participar del gozo de tu señor.
Por último llegando el que había recibido un talento, dijo: -Señor, yo se que eres un hombre de recia condición, que siegas donde no has sembrado, y recoges donde no has esparcido, y así temeros de perderle, me fui y escondí tu talento en tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
Pero su amo le replicó y le dijo: ¡Oh siervo malo y perezoso! Tú sabías que siego donde no siembro, y recojo donde nada he esparcido. Pues por eso mismo debías haber dado a los banqueros mi dinero, para que yo a la vuelta recobrase mi caudal con los intereses. Ea, pues, quitadle, y dáselo al que tiene diez talentos. Porque a quien tiene, se le dará, y estará abundante o sobrado; más a quien no tiene, se le quitará aquello que parece que tiene. Ahora bien, a ese siervo inútil arrojado a las tinieblas de afuera; allí será el llorar y el crujir de dientes.”
San Mateo 25/ 13-30
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