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Miguel Pérez PichelEl Papa Francisco saluda a un grupo de recién casados al final de una audiencia general en el Vaticano. Foto: Alan Holdren (ACI Prensa)
VATICANO, 25 Feb. 17 / 10:11 am (
ACI).- El Papa Francisco reflexionó sobre la importancia de la formación de los novios para el
matrimonio y el necesario acompañamiento que deben prestar los párrocos para que testimonien la importancia de este sacramento.
“Cuántos de estos jóvenes que acuden a los cursos prematrimoniales comprenden qué significa ‘matrimonio’, el signo de la unión de Cristo y de la
Iglesia. Dicen que sí lo comprenden, pero, ¿de verdad lo comprenden? ¿Tienen fe en ello? Estoy convencido de que necesitamos un verdadero catecumenado para el sacramento del matrimonio, y no hacer la preparación con dos o tres reuniones y luego marcharse”, aseguró el Santo Padre.
Así, lo indicó el Pontífice este sábado 25 de febrero en la audiencia en el Palacio Apostólico a los participantes en el curso de formación para párrocos promovido por el Tribunal de la Rota Romana sobre el nuevo proceso de nulidad matrimonial.
El Papa recordó que los párrocos “son los principales responsables del catecumenado de los futuros esposos, que incluye la preparación para el matrimonio, su celebración y los años inmediatamente posteriores”.
Por ello los alentó a recordar “siempre a los esposos cristianos que en el sacramento del matrimonio, Dios refleja en ellos su imagen y el carácter inmenso de su amor. El matrimonio, de hecho, es una imagen de Dios, creada por Él para nosotros”.
“El amor de Dios Uno y Trino, y el amor entre Cristo y la Iglesia, su esposa, permanecen en el centro de la
catequesis y de la evangelización matrimonial”, resaltó Francisco.
Durante el curso, los párrocos han profundizado en el contenido de la exhortación apostólica “Amoris laetitia” y en los motu proprio “Mitis Iudex” y “Misericors Iesus”, documentos que desarrollan la reforma del proceso de nulidad matrimonial alentado por el Papa.
El Pontífice explicó a los párrocos presentes que “en la mayor parte de los casos, ustedes son los primeros interlocutores de los jóvenes que desean formar una nueva
familia y casarse en el sacramento del matrimonio”.
“Y a ustedes se dirigen los cónyuges que, debido a serios problemas en su relación, se encuentran en crisis, tienen necesidad de reavivar la fe y redescubrir la gracia del Sacramento; y en ciertos casos piden indicaciones para iniciar un proceso de nulidad”.
“De cada persona y de cada situación ustedes están llamados a ser compañeros de viaje para testimoniar y sostener”, afirmó.
Francisco detalló cuales deben ser las prioridades del párroco en su pastoral matrimonial: “vuestra primera preocupación debe ser testimoniar la gracia del sacramento del matrimonio, y el bien primordial de la familia, célula vital de la Iglesia y de la sociedad, mediante la proclamación de que el matrimonio entre un hombre y una mujer es signo de la unión esponsal de Cristo y la Iglesia”.
“Ese testimonio lo realizan concretamente cuando preparan a los novios para el matrimonio, haciéndolos conscientes del significado profundo del paso que están dando, y cuando acompañan con cuidado a las jóvenes parejas, ayudándoles a vivir la fuerza divina y la belleza de su matrimonio en la luz y en la oscuridad; en los momentos de alegría, pero también en los de fatiga”.
Además, “mientras ofrecen este testimonio, debe ser también vuestra responsabilidad apoyar a los que se ha dado cuenta de que su unión no es un verdadero matrimonio sacramental, y quieren salir de esa situación”.
“Ese trabajo delicado y necesario debe hacerse de forma que sus fieles los reconozcan no como expertos de actos burocráticos o de normas legales, sino como hermanos que se ponen en actitud de escucha y comprensión”.
El Santo Padre pidió a los párrocos acercarse a aquellos novios que viven juntos sin estar casados: “háganse cercanos en el encuentro y en la acogida, con el estilo propio del Evangelio, de aquellos jóvenes que prefieren convivir sin casarse”.
“En el ámbito espiritual y
moral, esos jóvenes se encuentran entre los pobres y los pequeños, sobre los cuales la Iglesia, siguiendo las huellas de su Maestro y Señor, quiere ser madre que no abandona y que se acerca y se preocupa. También estas personas son amadas en el corazón de Cristo. Tengan hacia ellos una mirada de ternura y compasión”.
El Papa concluyó señalando que “esta preocupación por los últimas, que emana del Evangelio, es parte esencial de vuestro trabajo de promoción y difusión del sacramento del matrimonio”.
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