14 de enero. Homilía de la Divina Pastora. El arzobispo de Barquisemeto, Mons. López Castillo y el obispo de San Felipe, Victor Hugo Basabe pronuncian una dura homilía en la que cuando se dirige a los jóvenes, les dice lo siguiente:
“No son Uds. muchachos los que deben irse; si alguien tiene que irse de Venezuela son los responsables de habernos conducido a este desastre (…) Si alguien tiene que irse es quien es responsable de que miles de niños hayan ya atravesado la frontera de la desnutrición severa (…) Si alguien tiene que irse es quien es responsable de que haya miles de venezolanos hurgando en la basura buscando un desperdicio para saciar el hambre (…) Si alguien tiene irse es quien es responsable de la corrupción que condena a los enfermos a morir por falta de atención en los hospitales e insumos médicos y medicamentos (…) Si alguien tiene que irse de Venezuela es quien está empeñado en pisotear la dignidad de los venezolanos al pretender convertirnos en mendigos y pordioseros dependientes sólo de las dádivas que ocasionalmente y clientelarmente nos ofrezcan”
Ante la llamada Asamblea Constituyente, Maduro pidió la Fiscalía General de la República, al Tribunal Supremo de Justicia y la Contraloría investigar al obispo de San Felipe, Víctor Hugo Basabe, por -supuestamente- incurrir en “delitos de odio”.
No sólo eso sino que consideró que la Iglesia está llena de “maldad, veneno, odio y perversidad”. Y siguió su arremetida:
“A esta gente nadie los escucha, nadie cree en estos diablos con sotana, nosotros amamos al Dios creador, amamos a la Divina Pastora”
Mons. Basabe responde a la amenaza:
"No tengo miedo, señor Maduro, la cobardía no es lo mío. Mi conciencia nada me reprocha. Mi único delito parece ser el servir a la verdad, que es lo único que hace libre a los hombres. Sabía que mis palabras molestarían a quienes en el fondo de su conciencia saben que son responsables de la tragedia que vive este pueblo al que amo hasta los tuétanos".
Llueve sobre mojado porque ya el pasado 13 de enero la Conferencia Episcopal de Venezuela lanzó una dura exhortación apostólica denunciando la situación del país. Así denunciaban la situación del país:
“(…) la grave escasez de medicinas y alimentos, ¡Nunca antes habíamos visto tantos hermanos nuestros hurgar en la basura en búsqueda de comida!, el deterioro extremo de la salud pública, la alta desnutrición en los niños, la ideologización en la educación, el altísimo índice de inflación con la consecuente pérdida del poder adquisitivo, la corrupción generalizada e impune, propiciada particularmente por el control de cambio, el odio y la violencia política, los elevados índices de delincuencia e inseguridad, el pésimo funcionamiento de los servicios públicos”
Y esta era su denuncia sobre la situación política:
“La obstrucción del Referendo Revocatorio del mandato del Presidente de la República por parte del Consejo Nacional Electoral ha provocado rechazo, desencanto y frustración de la ciudadanía. El intento de cercenar las atribuciones constitucionales de la Asamblea Nacional y la ola de represión y persecución política que se ha desatado en últimos días lesionan gravemente el ejercicio de la institucionalidad democrática. Sólo en regímenes totalitarios se desconoce la autonomía de los poderes públicos y se impide la libre manifestación de la ciudadanía”
No son palabras gratuítas. El régimen reconoció haber matado a Oscar Pérez, el oficial de aviación rebelde. Violó todas las convenciones de Derechos Humanos al pegarle un tiro en la cabeza tras haberse rendido.
El martes 23 Maduro convocó elecciones presidenciales antes del 30 de abril. ¿El objetivo? Ganar tiempo
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