14-02-2001
Virgen:
Hija mía: ¡Los niños no nacen!, ¡los niños no nacen!, este horror no puedo
resistirlo: los niños no nacen.437
437 Veía a la Virgen que tenía en las Manos sangre y trozos de cuerpo y caían y Ella estaba intentando taponar algo que era como sangre a chorros fuertemente, que con sus Manos no podía parar. Luego pensé que esta sangre a chorro es la que sale del útero de las madres cuando se comete un aborto. Un río de sangre que la Virgen no puede contener, y en el suelo inundado de sangre y de cuerpos, trozos de cuerpos.
16-02-2001
Jesús:
Tu amor me quema hasta el fondo de mis Entrañas y no puedo resistir este ardor y
me entrego a ti y te doy hasta el extremo mi Amor, en el que tú también te
abrasarás por Él y en Él como un horno incandescente. Sentirás abrasar tu alma y tu
cuerpo en el Amor, que es como Yo me siento por ti y por todos. Sentirás mi
mismo Amor hacia ti, mi entrega hacia todos.
Ven querida, ven hermana. Ven por las sendas del amor ... ¡querida pequeña! ...
¡Ah ...cuánto te amo! ... Ven, ven por las sendas del Amor.438
438 No se puede resistir esta invitación. Es el Hombre más Hermoso del mundo, el más Bello ¡y se fija en ti!
26-02-2002
Jesús:
Has leído:439 Antíoco entró y se llevó lo más sagrado: vasos, copas de oro. Hizo un
saqueo a fondo, y los habitantes de Jerusalén hicieron duelo por lo que él hizo.
Hija: ¿y no ves aquí una comparación con el tiempo actual? Han entrado en mi
Casa y la han saqueado, han saqueado el Templo y vosotros, ¿qué hacéis?, ¿hacéis
duelo? Lo habéis visto, lo sentís, y ¿qué hacéis? ¿Qué hacen los míos ante
semejante atropello? El saqueo de mi Casa, ¿no clama venganza?
No sentís lo Mío como lo vuestro, no os hierve la sangre en presencia de mis
profanadores. Dejáis hacer a placer.
Sí, hija. Dejáis hacer a placer. Delante de vosotros se comete el adulterio, delante
de vuestros ojos es robada vuestra Casa, y vosotros, habitantes de Jerusalén, ¿no
salís a defenderme?, ¿no salís a consolarme?
Escondidos os veo en un rincón cuchicheando, pero sin hacer, sin hacer nada, y se
comete delante de vosotros el saqueo del Templo. Se llevan al Santo de los Santos
y ante tamaños ojos, dejáis pasar a los saqueadores.
No os quedéis con la boca abierta y el corazón escandalizado. ¡Oh escándalo que
clama al Cielo hija, hijos!¡¡Yo muero de Dolor!!
Jesús mío, sé que sufres por eso ¿puedo ser tu consuelo?, ¿qué quieres que
hagamos?
Mira, hija, en algunos sitios ya no se comulga,440 en muchos ya no se confiesa. O
comulgan vaciedad o su propia condenación.441
¿Es eso lo más grave?
¡Sí! Lo demás son malas costumbres.442
Sí, hija, has dicho bien. Dime, tenías una pregunta.
Jesús, yo veo que la gente no se confiesa y que los sacerdotes no se ponen
a confesar, por lo menos en las iglesias que yo conozco. Aunque no lo reconocen
y se inventan mil excusas: que si hay un día para la celebración de la penitencia,
que si en domingo es muy difícil confesarse porque las Misas van seguidas, que
se venga entre semana, que si no están que les busquen dentro ...
Sí, hija, trabas y más trabas para mis fieles.
439 Libro 1° de los Macabeos. Saqueo del Templo por Antíoco.
440 Se refiere a que, aunque comulgan, no lo hacen al Cuerpo de Cristo, por los
sacerdotes que han profanado la Consagración, no consagrando, mintiendo.
441 Al comulgar en pecado comulgas tu propia condenación. Cfr. I Co 11,27ss.
442 Se refiere a que se derivan de lo primero: vestir mal, comulgar en la mano,
cambiar la liturgia ... Digamos que lo peor lo peor de todo, sobre lo que nos va a
venir la abominación es profanar el Cuerpo de Cristo, lo demás es una
consecuencia de aquello. Aquello es lo grave, se profana hoy día mucho,
muchísimo, el Cuerpo de Cristo. Tenemos que hacer reparación, amar,
prepararnos pulcramente. Y defenderle con las obras delante de los demás. No
dejar que se cometan esos atropellos. Si el sacerdote consagra mal, decírselo. Si
comete alguna cosa distinta, ver la conveniencia de decírselo. Pero lo principal
es que no se comulga en gracia, que no llaman a la conversión y a la confesión y
van acumulando sobre el Pueblo condenación tras condenación. Veo cómo los
sacerdotes, con la sonrisa en la cara, echan sobre las espaldas de los fieles
pesados fardos que ellos mismos no quieren llevar. Coincide con el Evangelio
de hoy, que no había oído todavía: Mt.23,1-12. Me quedé asombrada cuando lo
oí después en Misa. Pero en el último día llegará sobre ellos lo peor. Veo cómo
el Templo falso se derrumba y les cae encima aplastándolos.
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