LIBERTAD DIGITAL
Asia Bibi, la cristiana paquistaní condenada a muerte por blasfemar, lleva ya dos años en el corredor la muerte. Sus principales defensores, el ministro de Minorías Religiosas y el gobernador de Punjab, han sido asesinados en los últimos meses por defenderla. Y, para colmo, la muerte de Osama Ben Laden ha aumentado aún más las iras de los extremistas islámicos en este país.
El presidente de la Fundación Masihi, Harún Masih, encargado de apoyar a los cristianos perseguidos es el que está manteniendo el contacto con Asia Bibi y su familia. Según relata, la campesina católica "permanece en aislamiento y cocina su propia comida para evitar ser envenenada" y además "ha tenido problemas de salud".
La rutina de la condenada por blasfemia hacía Mahoma pasa por la "oración y la lectura de la Biblia" y, a pesar de su debilidad, "ayuna con regularidad y reza por Pakistán y por los cristianos del país. Pese a su situación, permanece esperanzada y firme en su fe inquebrantable".
El imán Yusef Qureshi ofreció hace meses 6.000 dólares a quien matara a Asia Bibi. La muerte de Ben Laden ha provocado que aún más musulmanes estén dispuestos a asesinar a la campesina cristiana, tal y como recoge La Razón.
La Fundación Masihi confirma, además, que aunque los acusados de blasfemia sean puestos en libertad siguen sufriendo un auténtico calvario, ya que tanto sus familias como sus propiedades pueden ser atacados por los grupos fundamentalistas. Por ello, muchos de ellos deben cambiar de residencia y deben hacerse con identidades nuevas en otras partes del país.
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