"Hay que reaccionar, defendiendo y promoviendo el derecho a la libertad religiosa y de culto", insta Benedicto XVI.
REDACCIÓN HO.- El Diario "El Mundo", en su edición dominical, ha cometido una grave arremetida contra el sentimiento de los cristianos en general y de los católicos en particular. Para ilustrar el editorial del director Pedro J. Ramírez, el viñetista del diario se ha prestado de una forma 'aparentemente' original, a mofarse una vez más de los sentimientos religiosos.
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Más Libres,precisamente lo que pretende es: garantizar y defender la verdadera libertad religiosa y de culto en nuestra sociedad.
Garantizar y defender no es sinónimo de transigir sin más. La viñeta resulta ofensiva, compara a unos señores de la vida política española con los apóstoles, que para la creencia católica son santos y mártires. Además de elegir el momento de la institución de la Eucaristía y sin más, prescindiendo de un mínimo de respeto, personalizar a Cristo (Dios) con otra persona, sea Zapatero o el señor Ramírez.
La infeliz aprobación del señor Ramírez, no se sabe sin con ánimo de provocar polémica, o que ha sido víctima de su propia ingenuidad, ha ido demasiado lejos. Debería considerar pedir perdón.
Recientemente el Papa Benedicto XVI instó a creyentes y no creyentes a entender la importancia de recuperar el sentido de lo sagrado frente a las ideologías reinantes desde el S.XX en contra de la verdadera libertad religiosa y de culto: "hay que reaccionar, defendiendo y promoviendo el derecho a la libertad religiosa y de culto".
¿Qué busca el señor Ramírez? Agotar con nuestra protesta su edición dominical de hoy, y puede ser que lo logre. Pero quizá a riesgo de la bajada de ventas de su diario, si las personas de bien, en forma de protesta dejan de comprar su periódico. Con estas cosas ni se puede jugar, ni se debe transigir.
El señor Ramírez quebranta las normas básicas del verdadero periodismo, distorsionando la realidad a costa de ofender los sentimientos religiosos de las personas y demostrando una carencia total de tacto, delicadeza y ausencia de un mínimo respeto por lo Sagrado, que no es el cuadro de Da Vinci, sino lo que representa.
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