Mensaje del Arcángel Zadquiel

¡Deben abrir las puertas del Alma!

Hermanos míos, cuanto me alegra poder saludarlos, la Paz sea con todos ustedes. Yo soy Zadquiel, el Metatron Ain Soph Or, Príncipe del Arcangelado, muchos conocen mis virtudes, otros no saben que trabajo para la humanidad desde las dimensiones de los Principados Superiores para llevar la Paz y la Luz de la Sabiduría del Padre Creador, mi misión es servir para que las huestes celestiales aplaquen en ustedes la realidad terrenal.
Soy luz, luz de llama violeta y os envuelvo con ella para dar Amor, brindar amor a todo ser y criatura de la tierra. Hermanos en estos tiempos de cambio, deben empezar a ver más allá de vuestras humanidades, deben abrir las puertas del alma, y dejar las limitaciones que solo son pensamientos dañinos que no os permiten crecer en su ser interno, deben meditar, pues vuestro Padre Creador os bendijo con muchos dones espirituales para que sean usados para el bien y para que el amor de vuestra Madre Santa sea conocido en toda la Tierra. Ella es amor puro y os manda siempre para que los servidores de la luz del Cordero y la luz Crística, llene todos los senderos para que todos gocen de la protección del Salvador y del Padre Creador. 
Hoy muchos de ustedes se dejan guiar por falsas voces, que predican falsamente y siembran el temor ante los hijos de un mismo Padre, recuerden las palabras del Hijo del Hombre, oirán rumores de guerras, terremotos, tempestades, más este no será el fin, porque se levantará nación contra nación, reino contra reino, más cuando veáis la señal del Hijo Del Hombre desde Oriente a Occidente, de Polo a Polo, de Norte a Sur, allí será. Mas no escuchéis a los falsos profetas, pues estos se han multiplicado como la arena de la mar, escuchen vuestro interior allí donde habita la divinidad de vuestro Padre, su chispa divina, porque del día y de la fecha nadie lo sabe, ni siquiera el Hijo, sino solo el Padre.
Trabajen hermanos míos en los dones del Espíritu Santo, trabajen en los pilares principales del amor, caridad, perdón y misericordia, en el servicio por sus hermanos mas necesitados.
¿Puedes verme Mar del Cielo?
-Si que hermoso eres.
Te he envuelto con la luz del Padre, llama violeta de amor puro y vivificante, he renovado tu percepción y tus pensamientos, he aplacado tu dualidad terrenal para que seas luz de luz, mantén tus caminos rectos, mantente activa siempre, ve todo con ojos de amor y bondad, te lleno con las vibraciones más poderosas del Cosmos, sigue al pie los Mandamientos del Padre, se instrumento de paz, se canal obediente de Jesús, el Cristo, instruye en el bien siempre, buscando despertar en el otro la llama del amor, y la gloria del Padre, y no tu propia gloria.
- Gracias Zadquiel me das mucha paz, la paz que necesito para comenzar el día.
No dejes nunca de hablar con la verdad y de mostrar al mundo los mensajes del amor, se espíritu, vida y obra.
¿Ves el cubo que llevo conmigo?
- Si lo veo.
Pues es el cubo de la sabiduría de Dios, soy uno con mi Padre, el cubo guarda las dimensiones espirituales, estas son infinitas, os digo con verdad que cuando el cuerpo terrenal muere, la vida en el espíritu sigue, esta no termina y se recrean con la luz del Padre, si el hombre fue bueno su espíritu regresa al Creador Supremo y se hace uno con el, si un hombre fue malo el espíritu vaga buscando la luz pero se pierde en la oscuridad y la esclavitud del pecado sigue en el mundo espiritual, y este es usado por el mal por no vivir en los santos mandamientos, su residuo espiritual, es decir, su imagen terrena puede verse deambulando. Oren para que todos vivan bajo la luz de Cristo y no en la oscuridad, oren para liberar el dolor de sus almas, pues estas tienen tormento eterno y son presas del desterrado que los convierte en hijos predilectos del mal.
Oren como vuestra Madre y Padre piden, mediten los llamados celestiales, abran sus corazones, trabajen en su ser interno, despierten conciencias, vivan en la paz del Paráclito Consolador, consolídense en unión con todos sus hermanos sin distinción de género, de raza, de credo, pues todos somos hijos y fuimos creados por el mismo Padre, que es el Dios vivo, el Yo Soy, Yahvé Potencial.

Así sea. Uno y Trino por toda la eternidad.

Os envuelvo con la luz divina de amor violeta, el color de la sabiduría de Dios.

Yo Zadquiel, hijo en luz del Amor del Padre, servidor del Reino. Amén.