Habla Dios Espíritu Santo:
Hijitos Míos, os sigo instruyendo, al estar ya ante Nuestra Presencia, en vuestro corazón, aprenderéis a escuchar Nuestras intenciones, aprenderéis a escuchar a vuestro Dios y lo que quiere realmente de cada uno de vosotros.
Os llevaré a conocer la raíz del mal, la soberbia. Siendo la raíz, prácticamente de todo mal que existe sobre la Tierra, deberéis tratar de luchar
contra ella. Lucharéis con Fuerzas Divinas, deberéis ser cautos, deberéis ser sabios, sencillos y humildes. Todos vosotros afectados por el Pecado Original, estáis padeciendo por ésta raíz del pecado primario, que fue desobediencia, causado por la soberbia del hombre, causado por la soberbia de satanás.
Si vosotros aprendéis a ir a la esencia de cada pecado, a la raíz de cada pecado, encontraréis la soberbia y deberéis protegeros con la Humildad. La Humildad os llevará a la sencillez y la Humildad os abrirá todas las puertas de la Gracia.
Al ser humildes, todas las Virtudes florecerán. Ved aquí Nuestra Obra Maestra, la Siempre Virgen María, que en Su Humildad, aceptó Nuestra Vida en Ella, Nuestro trabajo en Ella, Nuestra Voluntad en Ella.
El demonio, os lleva a oponeros a todo aquello que sea superior a vosotros, que os sintáis como esclavos, que os sintáis sumisos.
Nuevamente os presento a Mi Esposa, la Siempre Virgen María, Su Sumisión, además de Ser Perfecta la llevó a esa Santidad Infinita. Ella podía actuar por Sí Misma, porque así se le Creó y prefirió someterse a Nuestras Ordenes.
A vosotros os hace creer el espíritu del mal que no debéis someteros a nadie, que no os arrodilléis ante nadie, que vosotros sois grandes y eso le encanta al hombre, sentirse grandes, sentirse poderosos.
Cuando no tenéis las Virtudes, ni la Gracia, ni los poderes, como para sentiros así, la soberbia solamente os debilita y os aparta más de la Fuente Divina que proviene de Nosotros.
El alma soberbia, no puede crecer, el alma soberbia no acepta consejo ni alimento especial, el alma soberbia se vuelve autónoma y si realmente utilizáis la Sabiduría, os daréis cuenta que en vuestra autonomía, por ser tan pequeños, tan miserables, no podréis vivir solos y vuestra caída es inevitable.
En la Humildad podéis reconoceros así, miserables, pequeños, faltos del alimento Divino y así el alma sencilla, el alma humilde, corre a la Fuente Divina, a alimentarse, a purificarse, a sanear todo aquello que la está separando de ésta Gracia que solamente puede venir de vuestro Dios.
La soberbia, manejada como lo hace el espíritu del mal, os va carcomiendo, os va destruyendo, sin que os deis cuenta, porque os mantiene ciegos a la realidad, os va ensalzando con bellas palabras, con bellos pensamientos, cuando realmente estáis llevando una podredumbre interna. Os va haciendo creer grandes a los ojos de los hombres, cuando realmente estáis disminuyendo ante los Ojos Divinos.
El alma soberbia, al no aceptar consejo, al no aceptar guía Divina, se va obscureciendo, y sobre todo, va causando destrozos para el Reino de Dios por su mal ejemplo, por su falsa guía, por su inmodestia, por su maldad.
Las almas soberbias se vuelven instrumentos del mal, sin que se percaten de ello. Al verse a sí mismas, ya no hay nada que valga para ellas a su alrededor, se sienten perfectas, se sienten dioses y así llevó el demonio a vuestros Primeros Padres hasta éste punto, a sentirse dioses.
Tened cuidado Mis pequeños, cuando empiecen vuestros hermanos a ensalzaros, a haceros creer ser grandes ante los hombres, cuando os eleven por sobre los hombres, tened cuidado, Mis pequeños, porque puede ser el principio de vuestra caída.
El hombre nunca se debe separar de la Fuente Divina, debe ser raíz que absorba los nutrientes para su buen crecimiento y sobre todo para su buen sostén. No os envanezcáis, Mis pequeños, porque vosotros nunca podréis ser dioses. Si estáis separados de Nosotros, ni siquiera podréis dar Vida a alguno de vuestros hermanos y ésa es vuestra misión sobre la Tierra. Dar verdadera Vida para el Reino de vuestro Dios.
Sois mensajeros del Amor y en vuestra pequeñez, lograréis esto. Humillaos en todo momento, deberéis sentiros pequeños en todo momento, pero deberéis sentiros hijos en todo momento también, para que podáis recibir de vuestro Dios el Alimento Divino.
Manteneos así, pequeñitos y necesitados de Nuestra Gracia y sin que os deis cuenta, os elevaremos a niveles muy altos de espiritualidad, manteniéndoos pequeñitos, para que no echéis a perder la Grandeza de vuestro Dios en vuestro interior y en la obra que está haciendo en vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario