Elisabetta Piqué, en su libro "Francisco - Vida y Revolución", capítulo XV, tiene una buena descripción de la misa matutino que ofrece el Papa católico en el Domus Santa Marta donde, según indicó la Radio Vaticana, el papa Francisco hoy viernes 22/11 reflexionó en la homilía que el templo es un lugar sagrado en el que lo que más importa no es el ritual, sino "adorar al Señor". Y Francisco insistió en el lugar del ser humano, que, en cuanto "templo del Espíritu Santo", debe escuchar dentro de sí a Dios, para pedirle perdón y seguirlo.
El punto de partida de su reflexión fue el pasaje del Antiguo Testamento en el que Judas Macabeo vuelve a consagrar el templo destruido durante las guerras: "El Templo es el lugar al que la comunidad va a rezar, a alabar al Señor, a dar gracias, pero, sobre todo, a adorar: en el Templo se adora al Señor. Y este es el punto más importante".
Y él agregó: "Válido para las ceremonias litúrgicas: en esta ceremonia litúrgica, ¿qué es lo importante? ¿Los cantos, los ritos (hermosos), todo...?".
No. Lo más importante, subrayó el Papa, "es la adoración: toda la comunidad reunida ve el altar en el que se celebra el sacrificio y adora".
Pero Francisco considera que, "tal vez nosotros los cristianos hemos perdido un poco el sentido de la adoración, y pensamos: “Vamos al Templo, nos reunimos como hermanos (esto es bueno, ¡es hermoso!), pero el centro está allí donde está Dios. Y nosotros adoramos a Dios".
Por ello, entonces, él planteó 2 preguntas: "¿Nuestros templos, lugares de adoración, favorecen la adoración? ¿Nuestras celebraciones favorecen la adoración?".
"El Hijo de Dios", indicó Francisco citando el Evangelio del día, "aplasta a los que hacen negocio, a los que consideraban el Templo como un sitio de negocios y no de adoración".
Luego, el Papa recordó: "San Pablo nos dice que nosotros somos templos del Espíritu Santo. Yo soy un templo. El Espíritu está dentro de mí. Y también nos dice: “No entristezcan al Espíritu del Señor que está dentro de ustedes”. Y también aquí tal vez no podamos hablar, como antes, de la adoración, sino de una especie de adoración que es el corazón que va a buscar al Espíritu del Señor dentro de sí, y que sabe que Dios está dentro de sí, que el Espíritu Santo está dentro de sí. Lo escucha y lo sigue".
Francisco insistió en que seguir a Dios implica una constante purificación, "porque somos pecadores: es necesario, pues, purificarnos con la oración, con la penitencia, con el Sacramento de la reconciliación, con la Eucaristía".
Después añadió que en "estos dos templos (el templo material, el lugar de la adoración, y el templo espiritual dentro de mí, en donde habita el Espíritu Santo), en estos dos templos nuestra actitud debe ser la piedad que adora y escucha, que reza y pide perdón, que alaba al Señor".
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