Desatándonos de lo que nos controla.
Muchas veces, cuando tratamos de discernir, buscamos la sensación de paz. Pero también hay que buscar el sentido de la libertad. Ser libre es ser liberado de lo que no es verdad. Usted sabe la expresión, la verdad nos hará libres (Juan 8:32). Por eso es que nos preguntamos: ¿Buscamos la verdad lo suficiente? ¿Regularmente pedimos al Espíritu Santo por ello? ¿Somos libres?¿Oramos para que otros vean la verdad (escapando de las anteojeras de prejuicios, la truculencia y lo mundano)?
A menudo, esto significa ir al Espíritu Santo por la auto-iluminación. La palabra clave aquí es “iluminación”. El Espíritu Santo es el Espíritu de la Verdad y puede revelar las cosas ocultas.
ATADO POR LA CULPA
¿Su vida es gobernada por la culpa? ¿Alguien tiene “control” de usted? ¿Tiene miedo? ¿Está afligido porque la gente tiene una impresión falsa de usted?
Cuando usted está auto iluminado, es posible que descubra que está muy lejos de lo que pensaba: que una controversia en la que se culpó a sí mismo no fue sólo su culpa, que usted malinterpretó algo (o que usted fue malinterpretado), o bien, que alguien está alimentando una disputa con usted para mantenerlo en la esclavitud.
Ellos están tratando de controlarlo. Estamos liberados cuando nos dejamos de culpar a nosotros mismos por lo que puede venir de otros. Sin embargo, debemos estar en guardia del otro extremo: siempre culpar a los otros.
Una clave para la iluminación es la humildad.
Está el Espíritu de la Verdad y el espíritu de error (1 Juan 4:06). A menudo, el error se origina en el ego.
QUIEREN CONTROLARLO
Usted ha perdonado a una persona, le pidió perdón y trató de compensarla, pero la persona sigue tratando de encontrar faltas y discutir o actuar molesta.
Usted nunca puede hacer suficiente.
Ellos están en busca encontrar defectos, para ofenderse.
Usted está tratando y tratando y está esclavo de la persona. Es incluso culpado por ser oprimido por lo que está alrededor de otros.
El abuso es cuando las personas nos ponen a la defensiva.
Cuando eso sucede, una persona tiene poder sobre nosotros. Nos culpan por sus propios defectos.
¿Alguna vez ha contemplado la esclavitud que viene a través de la culpa? ¿Se ha dado cuenta que otros ejercen control sobre usted a través de ello?
LLAMAR A LA VERDAD
Si eso está ocurriendo, libérese. Dígase la verdad. A veces, nosotros mismos tratamos de ejercer demasiado control, dejando a Dios fuera. Nos atamos.
“Nuestra necesidad obsesiva de controlar todos los aspectos de nuestra vida crea un inmenso estrés porque los demonios le han convencido que usted no puede confiar en nadie más que en usted mismo para escribir su vida“, escribe Deborah Lipsky en Un mensaje de esperanza.
“Pare de pensar que es usted quien tiene que resolverlo todo. Aléjese del centro del universo y ponga a Dios de nuevo en su lugar. Si Dios intervino cada vez y detuvo la circunstancia que nos hizo tener miedo, ¿cómo podemos desarrollar la confianza, el coraje, la fe y la aceptación? Así que deje de luchar con el miedo, no importa cuán justificado usted lo sienta que es. Déjelo ir y permita a Dios”.
DEJAR EL CONTROL A DIOS
Como la Pequeña Flor lo puso: el abandono.
La victoria, la verdad y la libertad vienen cuando le pedimos a Dios por auto-iluminación y cuando ponemos nuestras cuestiones en Su controly no sólo bajo el nuestro propio (o el de otros).
“Diga las cosas como son”, pero con amabilidad. Una de las cosas más buenas que puede hacer es decir la verdad con amor.
Cuando está la verdad, el miedo disminuye. Cuanto más sabemos, menos miedo (esto es cierto incluso con las serpientes y las arañas). No se azote a sí mismo por algo que ha hecho. Reconozcalo, pida perdón, resuelva para corregirlo si usted tuvo la culpa, y muévase a la verdad del amor de Dios.
“El que practica la verdad viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios”, afirma Juan 3:21.
Tenemos éxito cuando
nos vestimos “del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad” ( Efesios 4: 24).
Tal vez sea la culpa. Tal vez usted se ha condenado falsamente a sí mismo. Tal vez usted no es culpable de lo que tiene poder sobre usted. A veces, es el fruto de una espiral de negatividad. Aquí está la obstrucción del antagonismo.
Cuando los pensamientos negativos vienen, su mantra debería ser:
“Yo no decidí estar allí” o “Yo no elegí pensar eso”.
Pida por el Espíritu de la Verdad. Los pensamientos negativos – la falsedad, la simulación – desaparecerán. Así es la opresión del padre de la mentira que escribe una ficción oscura.
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