1 de octubre de 1975
ME DOY CONTINUAMENTE
— Señor, he dado en visión tu mensaje de la participación de la Santísima Virgen en el Misterio de la Cruz” 14 a
algunas personas.
Han encontrado dificultad en creer en él se ha dicho con relación a la presencia de María Santísima
en el Sacrificio de la Santa Misa en el ofrecimiento que Ella, unida a Ti, hace de Sí misma al Padre.
Esto te dice, hijo mío, que los buenos aún no han intuido nada o casi nada de la esencia del Cristianismo.
Podrás
también comprender qué cosa sabrán aquellos que a ti te pueden parecer menos buenos. . .
En mis precedentes mensajes se ha afirmado muchas veces que Yo soy El Amor y que en el Mandamiento del Amor
está toda la ley y los profetas.
Pero la naturaleza del amor comporta en su manifestación el dar y el darse.
Yo, Dios he dado todo a vosotros y me he dado, todo Yo mismo a vosotros.
Yo Dios he dado a vosotros la Vida, Yo
Dios he dado a vosotros la Redención.
Yo os he dado el universo, Yo os he dado la tierra, esta maravillosa casa en que habitáis (y que estáis desfigurando) y
eso que es la casa del exilio.
Aire, luz, sol, calor, frío, mares y ríos, montes y fértiles llanuras, plantas, frutas y flores, animales y peces de todo
género y especie; son todos dones de mi amor.
Pero Yo no soy sólo el amor sino el Amor eterno, infinito, increado.
No bastaba haberos dado todo, toda la obra de mi
creación sino que he querido darme a Mí mismo:
Yo, El Creador, el Señor de todos y de todo, El Dios Omnipotente,
omnipresente y omnisciente.
Me doy continuamente a vosotros en el Misterio de la Cruz realmente perpetuado, incesantemente consumado y
renovado en el Misterio de la Santa Misa.
Vive de Mí
El amor por su naturaleza tiende a la unión por ley sobrenatural y natural.
Yo Dios Omnipotente puedo todas las cosas,
puedo saciar mi sed ardiente de amor dándome enteramente a vosotros para ser con vosotros una sola cosa como Uno
soy con el Padre y el Espíritu Santo.
Somos Tres en Uno exactamente por esta ley del amor.
Después de Mí, la Criatura cuyo amor es sin límite, es Mi Madre, obra maestra de la Santísima Trinidad.
Ella, asociada
a Mí en el Misterio de la Encarnación y en el Misterio de la Cruz no podía dejar de estar asociada a Mí en el Misterio
de la Santa Misa que es el mismo Misterio de la Cruz aunque incruento.
Hijo, si el amor me ha llevado a unirme a vosotros en el Misterio Eucarístico, con mayor razón me lleva a unirme a Mi
Madre en una comunión perfecta, única en toda la historia de la humanidad.
Confirmo que Ella vive de Mí, de mi
Naturaleza divina como Yo vivo de Ella, de su naturaleza humana.
Por tanto, es lógico que donde estoy Yo Ella también esté; es más, es por necesidad de la naturaleza del amor.
Mi Madre no solamente aceptó el sacrificio de la Cruz consumado en aquel momento histórico sino que ha aceptado
también el Sacrificio de la Cruz en su extensión en el tiempo.
No habría sido perfecto su amor si no hubiese sido así: por tanto es verdaderamente real su presencia en la Santa Misa
como en el Calvario; es verdaderamente real el ofrecimiento de Sí misma al Padre conjuntamente Conmigo, con mi
ofrecimiento.
Es verdaderamente real su “fiat” en el Calvario como en el Altar para la remisión de vuestros pecados: si no fuera así,
no sería corredentora.
Corredentora fue, es y será Conmigo en su perfecta comunión, como Yo estaré en comunión con vosotros en la
eternidad: ahora unidos mediante el Misterio de la fe para quien en ello cree y de ello vive, en la eternidad en una
comunión perfecta en la recíproca e intercambiable donación mía y vuestra en la gloria del Paraíso.
Tome su cruz
¿Por qué, hijo mío, muchos cristianos y también muchos sacerdotes no quieren profundizar, creer y vivir estas sublimes
realidades divinas?
Están demasiado distraídos para hacerlo, están demasiado afanados en sus pequeñas y transitorias vicisitudes cotidianas.
Si se ocuparan de estas realidades, ¡qué grandes resplandores de luz penetrarían las' tinieblas que envuelven
almas, familias, pueblos, la misma Iglesia mía!
¡Qué lluvia de gracias haría brotar de mi Corazón abierto!
¡Cuántas almas serían arrancadas del infierno y cuánta
alegría darían a Mi Corazón Misericordioso tan atrozmente acongojado!
Si los así llamados buenos no consiguen a entender nada o casi nada del móvil de su creación y de su redención, si
muchos de mis mismos sacerdotes consideran baratijas de poca cuantía los prodigios de mi amor, (bien lejos por eso de
vivirlos ellos, mis ministros, los administradores de los frutos de mi redención), si las almas consagradas, religiosos y
religiosas frecuentemente viven una piedad superficial, formalista por la concepción materialista de la vida, con todo
esto puedes entender e imaginar el estado de salud espiritual de Mi Cuerpo Místico.
Yo he venido a traer el fuego a la tierra; es necesario que este fuego arda en las almas. Pero no hay alternativas para
esto: uno es el camino para todos, en particular para las almas consagradas.
Quién quiera venir en pos de Mí tome su
Cruz y niéguese a sí mismo.
A nadie he prometido el paraíso en la tierra.
Es necesario convencerse que la vida terrena es una prueba; la prueba sólo se la puede superar viniendo en pos de Mí.
Hijo, quién obstinadamente se cierra a mi Amor, se despertará al rigor de la divina Justicia.
Teresa del Niño Jesús
Hoy se celebra la fiesta de una pequeña y grande alma: Teresa del Niño Jesús.
En esta alma se deberían inspirar los
sacerdotes y todas las almas consagradas.
¿Cuál es el secreto de su rápido y vertiginoso ascenso hacia las altas cimas de la santidad, de la perfección?
Su humilde, simple, perseverante y sensibilísima correspondencia a cada impulso de mi Gracia.
En la base está la humildad:
"Te agradezco Padre porque has ocultado estas cosas a los grandes y sabios de la tierra y las has revelado a los
humildes a los sencillos . . ." "si no os hacéis iguales a los pequeños no entraréis en el Reino de los Cielos.
Teresa por su humildad y por su generosidad, mereció llegar a ser la depositaria de los secretos de Mi Corazón
Misericordioso; ella trazó un nuevo camino a todas las almas consagradas.
Transitando este sendero quemó etapas y en breve llegó a la cima de la Santa Montaña.
Yerran aquellos que la consideran como una frágil mojigata, indicada para almas débiles.
Teresa fue heroicamente
fuerte y generosa en su amor por Mí, hasta tanto de no conceder nada ni a sí misma ni, mucho menos, al mundo ni a
Satanás.
Desgraciadamente no son muchas las almas de las que se pueda decir otro tanto.
Hijo mío, te bendigo. Ámame mucho.
14 28 de Julio de 1975
No hay comentarios:
Publicar un comentario