Canal: Starr - 18/9/12
Escribe hija mía, escribe para que mis hijos escuchen mis mensajes, escribe para que comprendan tantas cosas que aún desconocen, escribe para que mi Voz remueva dentro vuestro esa luz que duerme y necesita ser avivada para que el mundo todo encuentre caminos de luz.
La voz de mi hijo un día os dijo:
Si alguien quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá.
En esas palabras se encierra el gran misterio del discipulado cristiano, veo que muchos de mis hijos aún no comprenden totalmente lo que significa ser hijo de Dios y discípulo de Cristo. En el discipulado cristiano debéis tener presentes tres aspectos fundamentales del mismo,
- el padecimiento
- el rechazo
- y la muerte.
Pero sin temor ninguno, allí tenéis el ejemplo de mi hijo que fue enviado en misión al mundo de los hombres para traer la paz espiritual y esa paz debía ser ganada mediante la entrega total generosa y obediente pues el mundo había entrado por canales de pecado muy profundo, giraba sin sentido y hermanos contra hermanos libraban una batalla cruel contra la oscuridad para que ese mundo fuera liberado.
Mi amado hijo debía sufrir el rechazo de los hombres para que la luz de vuestro Padre brillara en el corazón de las almas, mi hijo debía morir en tinieblas y para que el agua de la vida pudiera fluir en abundancia a todas las almas sedientas, vuestro maestro debía morir sediento pues el mundo debía reconciliarse con Dios, debía el Padre desamparar al Hijo en el calvario para poder dar vida a las almas que estaban muertas, entonces el hijo debía morir para rescatar a las almas del abismo y del poder de las tinieblas.
Deseo que sepáis especialmente mis maestros que el ser líder espiritual, el ser verdaderamente discípulos de Cristo lleva consigo un precio muy elevado, ese precio es el de la fidelidad a vuestro Señor en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia el precio del sacrificio y del rendimiento total e incondicional a vuestro creador y sobretodo el precio de la perseverancia, pues si permanecéis en mis palabras seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Vuestro Padre necesita que toméis conciencia de la gran tarea encomendada, esa tarea es continuar la obra redentora de mi Hijo es vuestro turno, el de continuar la fe en único Dios para todos los hombres, nadie puede conocer en plenitud a Dios si antes no conoce al Hijo, y nadie puede seguir al Hijo sin antes haberlo conocido profundamente.
Si verdaderamente sois seguidores de mi amado hijo, debéis andar por la tierra como él anduvo y para poder caminar sus mismos pasos es necesario que abandonéis por completo vuestra vida pasada y caminéis en una vida renovada, plena de luz. El discipulado demanda obediencia y la obediencia solo es posible cuando vuestra fe es auténtica y esa fe es real, únicamente si sois obedientes pues no solamente los que obedecen creen, a partir de la obediencia se gesta, se nutre y se alimenta la paz necesaria en el hombre nuevo, el nuevo reino tiene trabajadores revestidos de hombres nuevos no hay lugar para el hombre viejo quejoso y lleno de dudas, el nuevo reino exige de esos hombres tres cosas, negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguir a Cristo, Maestro y Señor.
Muchos hijos míos aún siguen sin comprender que es negarse a sí mismo, negarse es una acción decisiva que todo hombre debe tomar, significa que la voluntad de Dios se ha de colocar en primer lugar en vuestras vidas, significa hijos míos vaciarse de todo aquello que os separa de vuestro Padre, negarse a sí mismo es despojarse quedarse vacío para llenarse completamente de Dios, pero esa negación siempre ha de ser en libertad, sin exigencias, sin imposiciones pues significa iniciar una nueva vida, pero será necesario hijos míos descender del pedestal en el que muchos de vosotros os habéis subido, para iniciaros en el camino de la obediencia, es morir para vivir, no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo pues si alguno ama al mundo, el Padre no está en él. Yo vuestro Padre estoy en la luz y no en la materialidad de la carne, debéis realmente iniciar un nuevo nacimiento.
Os he escuchado renegar de vuestra cruz, que vuestra cruz es pesada, a cual cruz os referís hijos míos, la cruz que vosotros mismos creáis, vuestro Señor os ha dicho tomad vuestra cruz y seguidme, pero la cruz se refiere a morir a vuestras mezquindades, a morir al hombre viejo para dar lugar a la nueva generación de la luz, a todos vosotros la vida en Dios se os hace difícil porque en lugar de tomar la cruz que os corresponde tomáis otras cruces, cruces creadas por vosotros mismos y entonces os creáis pesadas cargas que os vuelven insoportables de llevar.
Amados hijos cuando vuestro hermano murió, murió por todos vosotros y así como vuestro hermano resucitó a una nueva vida, vosotros también resucitasteis a su nueva vida, tomad vuestra cruz, significa morir todos los días de vuestra existencia a las influencias del pecado y de la oscuridad, significa vivir liberados porque Cristo os liberó y si verdaderamente comprendéis el significado de tomar vuestra cruz estaríais aliviados pues vuestro Padre os ha dicho mi yugo es suave y no ato a vosotros pesadas cargas, si lleváis pesadas cargas es porque aún no habéis encontrado el verdadero sentido de vivir en Dios.
Amados hijos vuestro Señor os dijo ¿deseáis saber donde vivo? Seguidme.
Ese seguimiento ha de ser incondicional, pues muchas veces vuestro Padre os ha escuchado decir,
“Padre aún no puedo seguirte porque mis padres, aún están ancianos y enfermos”
El seguimiento es la primera decisión que debéis tomar, el seguimiento hijos míos es la primera respuesta que debéis dar. Primero es el reino, primero es el seguimiento a Dios y después sois vosotros, solo así el nuevo reino se convertirá en el mundo de paz que tanto anheláis.
A vuestro Dios se le sigue o se le deja, pues aún en compañía de vuestros pares podéis ser mis seguidores y mis discípulos, vuestro creador os dice que la paz es el camino del corazón y ese camino está marcado por el seguimiento sin retaceos a mi Voz, está marcado por tomar la cruz y vivir en Cristo, está marcado por la obediencia.
Vuestro Padre ha hablado. Así sea.
Te he preguntado muchas veces Padre amado ¿Qué deseas de mi? Y has hecho silencio, entonces las respuestas vinieron a mi corazón como un rayo de luz, deseo Señor quererte darte todo de mi, deseo agradarte siempre y temer una sola cosa, el ofenderte, deseo despojarme de todo vivir, una nueva vida y olvidada de todo lo antiguo de mi vida, conocerte olvidada de todo, buscarte y poder hallarte en lo profundo de mi corazón y entonces sentirte dentro de mi ser y abrazarme a la llama de tu amor ardiente, deseo transfigurarme en Ti, vivir la gloria de tu luz resplandeciente y servir a este esposo mío que me has dado como compañero de vida y de camino pues al servirle a él te estoy sirviendo a Ti, deseo por último Señor y Dios mío vivir tomada de tu mano siguiendo fielmente la huella de tus pasos por toda la eternidad.
Amén.
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