CRISTO JESÚS

Yo hoy os llamo para que tú llevéis en Mi nombre ésta reflexión a todos Mis hijos e hijas del mundo, aquellos que os llamais cristianos y muchos dicen cumplir con cada uno de los Mandamientos que os he entregado. Por ello, llevad la pregunta a aquellos que dicen que son HIJOS DE DIOS y decidles si alguna vez han reflexionado de lo que realmente significa ser hijo de DIOS. Muchos de Mis hijos lo repiten en todo lugar y en todo momento; y también os pregunto a aquellos que elogiáis y a veces hasta envidiáis a los que son hijos de los poderosos de la Tierra. No os dais cuenta que vuestra dignidad es mucho más grande que cualquier otra porque sois hijos de DIOS, y como tales, debéis de responder a ésta sociedad pecadora, pervertida y corrupta. Por ello, Yo, hijo, vuestro Hermano JESÚS, os pregunto, vosotros fuisteis bautizados, si lo fuisteis, a partir de ese mismo momento pasáis a formar parte de Mi amada Iglesia Católica y de esa forma os convierten en verdaderos HIJOS DE DIOS, y ese es un don que muchos de vosotros no sabéis apreciar, y con inmenso dolor os diré que puedo ver que hasta os aburre que se os lo recuerde, y sabéis por qué os lo tengo que recordar a través de Mi hijo a quien hoy os estoy diciendo que os haga llegar Mis palabras, porque lo olvidáis constantemente y no os dais cuenta. Cuántas almas, hijos Mío, ni siquiera lo han reflexionado una sola vez en su vida, todo lo contrario, ni siquiera os detienen a reflexionar, están muy ocupadas en todo aquello que nada os servirá.
Por ello, os pido que hagáis llegar a vuestros Pastores, Mis Sacerdotes de Mi Divino Corazón, que tienen que hablar en sus homilías, en sus charlas, sobre lo que hoy os digo y salir de Mis muros a llevar la Palabra a todos aquellos que nunca la escucharon, haceros reflexionar y traedlos al Gran Rebaño, hacer que os conviertan y de esa forma no perderán el alma en los brazos del ángel desterrado. Por ello, al salir, tenéis que enseñaros la importancia de ser HIJOS DE DIOS, sino también la inmensa responsabilidad, porque todo aquel que ha sido bautizado tendrá que responder como tal, y cuando llegue el momento, se os ha de juzgar según su dignidad y su lugar, comprended bien, en Mi Iglesia Católica. Y eso ha de ser porque tenéis que comprender que DIOS es vuestro Padre y será quien os juzgue. Debéis de estar preparados y responder en la vida como hijos, que, si bien tendréis fallas y caídas, Él, que es vuestro Padre, lo ha de tener siempre en cuenta, y también ha de usar su benevolencia. Por ello, no temáis, porque vuestro Padre jamás ha de juzgar vuestras caídas, sino todo lo contrario, Él juzgará las veces que habéis intentando levantaros y os habéis esforzado en no caer. Querido hermano, vuestro Padre no ha de contar jamás los pecados, pero sí tendrá en cuenta el deseo y el esfuerzo que cada uno de vosotros tendréis para salir de él. Por ello, no debéis ser perezosos en lo que a las cosas de DIOS se refiere y tenéis que llevar siempre adelante una profunda confesión y poner los medios para evitar las ocasiones de pecar y para fortaleceros en no caer. Hijos, a un drogadicto le quitaríais todo aquello que suponga droga para él y ocasión de caer. Pues lo mismo tenéis que hacer vosotros, quitaros las circunstancias que os puedan favorecer la caída y evitarlas encarecidamente, porque Mi Padre Celestial, que es también el vuestro, os dio la gracia para vencer cualquier batalla, por escarnecida que sea, contra el pecado; y sí tenéis que saber bien que el ángel desterrado jamás os ha de dejar. Tenéis que estar en paz, porque tenéis que comprender que jamás Mi Padre Eterno, cuyo Poder y Amor son inconmensurables, os ha de dejar ni abandonar a ninguno de vosotros. Por ello, Yo os instruyo y os guiaré por el sendero de la luz, el sendero que nos conduzca a su encuentro siempre, amados hermanos Míos.
Por ello, amados hijos Míos, os pido que recéis siempre y en todo momento el Santo rosario, este alimento que os doy para vuestra alma; no perece nunca, no está contaminado, no caduca, porque es un alimento celestial que os doy por medio de Mi pobre instrumento. Tenéis que comprender que cada cual lo puede tomar cuando le apetezca, lo puede tomar en la tristeza para aprender a superarla; ay, qué mortal es la tristeza si no la superáis; se lo puede tomar en la duda para descubrir respuestas, se lo puede tomar en el gozo para alabarme a través de él, y lo podéis tomar como punto para la oración o para catequizar al mundo. Todos vosotros tenéis que saber y comprender que simplemente un dictado basado y corroborado en la Biblia, es una gran catequesis, que, al emplearlo como tal, Mi Santo Espíritu os ampliará más el mismo. Pero, hijos, que los Mensajes sean para vosotros un bien que os apliquéis, porque se os da como sobrealimento a lo que va a venir, y tenéis que estar fuertes, muy fuertes en la fe y en el amor a DIOS. Por ello, os reitero, debéis tomar vuestros Rosarios y rezaros todos los días. No omitáis este rezo que tanto bien supone a Mi Cuerpo Místico cargado de indulgencias y gracias para cada uno de vosotros. Pues, os diré que en el Reino de los Cielos agrada mucho, y cuando rezáis con total condiciones, despacio, en paz, tranquilos, sin prisas y de esa forma vais meditando las palabras y los misterios, es una inmensa felicidad no tan sólo para nosotros si no para nuestra amada Madre.
Hijos Míos, os pido desde Mi INMACULADO CORAZÓN que os ayudéis mutuamente unos a otros en vuestros problemas y en vuestros sufrimientos. Amaos unos a otros, haced de este, hijos Míos, como Yo os amo. Y TAMBIÉN DEBÉIS REZAR UNOS POR LOS OTROS, PORQUE, OS RECUERDO QUE TODOS FORMÁIS PARTE DE MI CUERPO MÍSTICO, Y DE ESA FORMA DEBÉIS AMAROS EN MÍ Y TAMBIÉN ACEPTAROS TAL Y COMO SOIS. AMADOS MÍOS, OS PIDO QUE MEDITÉIS QUIÉNES SOIS VOSOTROS PARA EXIGIR UNA PERFECCIÓN EN VUESTROS HERMANOS, LO QUE VOSOTROS NO TENÉIS. Por ello, hoy os pido que cuando veáis a un hermano que cae, que no da el ejemplo, rezad por él y pedidme a Mí o a Mi Madre que os ayude en sus desacertados pasos; pero no os juzguéis, porque, al hacerlo, no sois misericordiosos; y os recuerdo que vosotros no estáis en vuestro mundo para juzgar si no para aprender y tenderle la mano a todos vuestros hermanos. Por ello, nunca, pero nunca, debéis condenar lo que muchas veces veréis. También os pido que os acerquéis un plato de comida a aquel que tiene hambre y dadle de beber y un lugar a quien no tiene dónde morar, porque Yo, amados hijos, siempre he de bendecir con creces a todas aquellas almas que desprenden de su dinero en favor de los más necesitados.
Por ello, os digo que hay mucho que rezar; por los Sacerdotes, que están tan influenciados de las cosas del mundo. Tenéis que comprender que cada latido de Mi Divino Corazón es un acto de Amor Infinito que hago por toda la humanidad pecadora y perdida y que recibe Mi Padre Eterno. Yo os pregunto a cada uno de vosotros, amados hijos Míos, sabéis apreciar a quienes os tienen afecto, qué poco sabéis apreciar Mi Amor por vosotros. No sólo no lo meditáis, sino que no lo entendéis, y hasta lo ignoráis. Por ello, Yo busco almas contemplativas que me resarzan de tanta ignominia y olvido que se me tiene. Hay quienes os preocupan más de su coche que de su alma, y lo cuidan con esmero. Por ello, Yo deseo con todo Mi Corazón almas y corazones de Sagrario que latan por amor a Mí como el Mío late por amor a vosotros. Por todos vosotros, Mi Corazón late, porque está vivo en el Cielo junto con el Inmaculado Corazón de Mi Madre, que también late por vosotros y os ama con amor maternal y único. Yo, JESÚS, os hablo a las personas que me aman por medio de Mi Sagrado Corazón, son almas que han comprendido el amor tan grande que os tengo, son almas que me buscan y acuden a Mí y me piden gracias y favores por medio de Mi Sagrado Corazón y saben que Mi Corazón encarnado por las criaturas nunca pero nunca os falla, porque, recordad, amados hijos Míos, que Yo me hice Hombre por vosotros y viví vuestra vida en todo igual, menos en el pecado. Yo, amados hijos Míos, he padecido mucho igual que millones en el mundo de vosotros llevados por vuestros gobernantes, que es el hambre, el frío, la sed, el cansancio, el calor, todo lo que vosotros padecéis por ser humanos. Por ello, quiero que sepáis que Yo lo padecí, pero todo sirvió para ayudaros más en vuestra vida de pecado, y todo se lo ofrecía a Mi Padre Eterno por vuestro bien y para Su gloria.
Hijos queridos, venid algún rato al Sagrario y hacedme compañía. Dadme amor y consuelo por aquellos que me ignoran y que me tienen tan olvidado; por aquellos que sólo ven en Mí un personaje histórico, pero no al Redentor del Mundo. Hay mucho que rezar por las almas y por vuestros Pastores que se encuentran tan influenciados por el mundo y que son pocos los que encuentro que se me entreguen totalmente sin reservaros nada; y, algunos, hasta viven fuera de los Mandamientos.
Por ello, os ruego desde Mi INMACULADO CORAZÓN que volváis al sendero, a la oración, a pedir perdón, y me recibáis en vuestros corazones. Amaos, hijos, unos a los otros. Cuidad de Mi morada. Abrazaos a Mi amada Madre, vuestra Madre, y seguid cada una de sus palabras. Sed obedientes a quien se encuentra en el Trono de Pedro y volved al sendero todos juntos, todos unidos por el amor y la paz. No sigáis separados. Y, os reitero, orad el Santo Rosario. Salvad a vuestro mundo, y con él a vuestras vidas. No os perdáis ni os condenéis a la oscuridad, al dolor y al llanto por toda una eternidad.
Amén.

10/01/2015 04:32 Horas

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JOSÉ LUIS BELMONTE