ARTÍCULO 9
“CREO EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA”
748 "Cristo es la luz de los pueblos. Por eso, este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre el rostro de la Iglesia (
LG 1), anunciando el Evangelio a todas las criaturas". Con estas palabras comienza la "Constitución dogmática sobre la Iglesia" del Concilio Vaticano II. Así, el Concilio muestra que el artículo de la fe sobre la Iglesia depende enteramente de los artículos que se refieren a Cristo Jesús. La Iglesia no tiene otra luz que la de Cristo; ella es, según una imagen predilecta de los Padres de la Iglesia, comparable a la luna cuya luz es reflejo del sol.
749 El artículo sobre la Iglesia depende enteramente también del que le precede, sobre el Espíritu Santo. "En efecto, después de haber mostrado que el Espíritu Santo es la fuente y el dador de toda santidad, confesamos ahora que es Él quien ha dotado de santidad a la Iglesia" (Catecismo Romano, 1, 10, 1). La Iglesia, según la expresión de los Padres, es el lugar "donde florece el Espíritu" (San Hipólito Romano, Traditio apostolica, 35).
750 Creer que la Iglesia es "Santa" y "Católica", y que es "Una" y "Apostólica" (como añade el Símbolo Niceno-Constantinopolitano) es inseparable de la fe en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. En el Símbolo de los Apóstoles, hacemos profesión de creer que existe una Iglesia Santa (Credo [...] Ecclesiam), y no de creer en la Iglesia para no confundir a Dios con sus obras y para atribuir claramente a la bondad de Dios todos los dones que ha puesto en su Iglesia (cf. Catecismo Romano, 1, 10, 22).
Párrafo 1
LA IGLESIA EN EL DESIGNIO DE DIOS
I. Los nombres y las imágenes de la Iglesia
751 La palabra "Iglesia" [ekklèsia, del griego ek-kalein - "llamar fuera"] significa "convocación". Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19, 39), en general de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo (cf. Ex 19). Dándose a sí misma el nombre de "Iglesia", la primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella asamblea. En ella, Dios "convoca" a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El término Kyriaké, del que se deriva las palabras church en inglés, y Kirche en alemán, significa "la que pertenece al Señor".
752 En el lenguaje cristiano, la palabra "Iglesia" designa no sólo la asamblea litúrgica (cf. 1 Co 11, 18; 14, 19. 28. 34. 35), sino también la comunidad local (cf. 1 Co 1, 2; 16, 1) o toda la comunidad universal de los creyentes (cf. 1 Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6). Estas tres significaciones son inseparables de hecho. La "Iglesia" es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo.
Los símbolos de la Iglesia
753 En la Sagrada Escritura encontramos multitud de imágenes y de figuras relacionadas entre sí, mediante las cuales la Revelación habla del misterio inagotable de la Iglesia. Las imágenes tomadas del Antiguo Testamento constituyen variaciones de una idea de fondo, la del "Pueblo de Dios". En el Nuevo Testamento (cf.
Ef 1, 22;
Col 1, 18), todas estas imágenes adquieren un nuevo centro por el hecho de que Cristo viene a ser "la Cabeza" de este Pueblo (cf.
LG 9), el cual es desde entonces su Cuerpo. En torno a este centro se agrupan imágenes "tomadas de la vida de los pastores, de la agricultura, de la construcción, incluso de la familia y del matrimonio" (
LG 6).
754 "La Iglesia, en efecto, es el
redil cuya puerta única y necesaria es Cristo (
Jn 10, 1-10). Es también el rebaño cuyo pastor será el mismo Dios, como él mismo anunció (cf.
Is 40, 11;
Ez 34, 11-31). Aunque son pastores humanos quien es gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta; Él, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores (cf.
Jn 10, 11;
1 P 5, 4), que dio su vida por las ovejas (cf.
Jn 10, 11-15)". (
LG 6)
755 "La Iglesia es
labranza o campo de Dios (
1 Co 3, 9). En este campo crece el antiguo olivo cuya raíz santa fueron los patriarcas y en el que tuvo y tendrá lugar la reconciliación de los judíos y de los gentiles (
Rm 11, 13-26). El labrador del cielo la plantó como viña selecta (
Mt 21, 33-43 par.; cf.
Is 5, 1-7). La verdadera vid es Cristo, que da vida y fecundidad a a los sarmientos, es decir, a nosotros, que permanecemos en él por medio de la Iglesia y que sin él no podemos hacer nada (
Jn 15, 1-5)". (
LG 6)
756 "También muchas veces a la Iglesia se la llama
construcción de Dios (
1 Co 3, 9). El Señor mismo se comparó a la piedra que desecharon los constructores, pero que se convirtió en la piedra angular (
Mt 21, 42 y paralelos; cf.
Hch 4, 11;
1 P 2, 7;
Sal 118, 22). Los Apóstoles construyen la Iglesia sobre ese fundamento (cf.
1 Co 3, 11), que le da solidez y cohesión. Esta construcción recibe diversos nombres: casa de Dios (
1 Tm 3, 15) en la que habita su familia, habitación de Dios en el Espíritu (
Ef 2, 19-22), tienda de Dios con los hombres (Ap 21, 3), y sobre todo,
templo santo. Representado en los templos de piedra, los Padres cantan sus alabanzas, y la liturgia, con razón, lo compara a la ciudad santa, a la nueva Jerusalén. En ella, en efecto, nosotros como piedras vivas entramos en su construcción en este mundo (cf.
1 P 2, 5). San Juan ve en el mundo renovado bajar del cielo, de junto a Dios, esta ciudad santa arreglada como una esposa embellecidas para su esposo (
Ap 21, 1-2)". (
LG6)
757 «La Iglesia que es llamada también "la Jerusalén de arriba" y "madre nuestra" (
Ga 4, 26; cf.
Ap 12, 17), y se la describe como la esposa inmaculada del Cordero inmaculado (
Ap 19, 7; 21, 2. 9; 22, 17). Cristo "la amó y se entregó por ella para santificarla" (
Ef 5, 25-26); se unió a ella en alianza indisoluble, "la alimenta y la cuida" (
Ef 5, 29) sin cesar». (
LG 6)
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