4 de Noviembre de 1976
EL AMOR EN ACCIÓN
Don O., soy Padre Benedetto.
Tengo prisa por decirte toda mi inexplicable ilimitada felicidad, estoy en el Paraíso; ni siquiera intentaré yo decirte qué cosa es el
Paraíso, sería vano e inútil; eso es cosa que trasciende nuestra naturaleza humana más de lo que el Cielo trasciende a la tierra.
La vida en la tierra, aunque iluminada por la fe, está siempre envuelta por la oscuridad, no hablo de la oscuridad del infierno,
oscuridad tenebrosa, sino de la oscuridad que envuelve a la misma fe. Nosotros de hecho vemos, como dice San Pablo, en
enigma 54
Por los que me han precedido en la gloria se te ha hablado repetidamente de la Comunión de los Santos. Yo nada he de añadir
sobre este concepto, la Comunión de los Santos es el Amor en acción.
Esta fuerza motriz del Amor, esta misteriosa potencia del Amor, que vence todas las cosas, es una realidad que nosotros podemos
más o menos intensa o débilmente vivir, o también no vivir; depende casi totalmente de nuestra libre voluntad más o menos
iluminada, más o menos penetrada de fe.
Llamadnos y nosotros vendremos; tened confianza y no os defraudaremos; pedidnos y nosotros os ayudaremos a obtener;
importunadnos y nos haréis gozosos. Don O., coherente con cuanto te he dicho, te aseguro que nuestro pacto conservará toda su
frescura. Es necesario insistir, para que el maravilloso dogma, una de tantas espléndidas obras maestras de la sabiduría y potencia
divinas, se haga vivir, vivir realmente en su maravillosa belleza y eficacia. ¡Pobres almas, pobres almas, qué fuente de inmensa
riqueza ignoráis!
Es cosa grande para la Iglesia regenerada
Don O., añado mi voz a la del Arcángel Gabriel, a la del Padre Pío y a la de otras almas que te han hablado con relación a tu
propósito de desatar la Santa Misa de toda ligadura material; es cosa grande para la Iglesia regenerada; no te dejes seducir por las
insidiosas mañas del Maligno que hará de todo para desviarte de tu propósito.
Yo, Padre B., te aseguro que estaré a tu lado en esta batalla, que no es comprendida al menos por ahora.
Don O., Lina, P. Pío y un cortejo de almas elegidas han venido a mi encuentro y me han acompañado y presentado al Eterno Juez,
infinitamente Bueno.
Tu pacto con Luisa y conmigo es siempre más que nunca válido.
Padre B.
54 Ahora vemos en un espejo, en enigma. 1 Co 13,12
No hay comentarios:
Publicar un comentario