El espiritismo no es una práctica inocua, sino una verdadera amenaza contra el equilibrio mental y la vida moral y espiritual de las personas, sea cual sea su origen: fraude, mecanismos inconscientes, autosugestión, intervención diabólica.
Lo afirma Francesco Bamonte, religioso de los Siervos del Corazón Inmaculado de María y desde 2012 presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas. El padre Bamonte dirige el sitio italiano www.dannioccultismo.it y ha escrito un libro significativo sobre el tema, titulado
I danni dello spiritismo. L'azione occulta del Maligno nelle presunte comunicazioni con l'Aldilà (Ancora).El texto, ya en su segunda edición (revisada y ampliada), ofrece pruebas de la
absoluta falsedad de las prácticas espiritistas que pretenden invocar a los difuntos para interrogarles. No se trata de un ensayo teológico para expertos, sino un relato de experiencias en el campo que quiere iluminar, a través de las referencias a la Biblia y a la doctrina de la Iglesia, un tema de fuerte actualidad.
Son millones las personas que practican el espiritismo para seguir en contacto con un ser querido fallecido, buscando de buena fe un consuelo a su dolor, o bien por juego, confiándose al mundo de lo oculto con superficialidad. En todo caso, observa, “se trata de gente que cree acercarse al más allá, pero que de hecho se aleja de Dios”.
El libro recoge una serie de testimonios recogidos de modo directo o indirecto por el sacerdote, pasando después a analizar el “mundo oscuro que conocer y desenmascarar” del ocultismo, empezando por sus técnicas: desde la tipología o lenguaje de los golpes a la mesita giratoria, del péndulo a la pneumatografía y a la pneumatofonía, hasta la tabla alfabética, llamada también ouija, que hoy es la técnica más de moda sobre todo entre los jóvenes, hasta el punto de que según las estadísticas, al menos el 30% de ellos ha hecho al menos una vez este tipo de sesión espiritista.
La Biblia lo prohíbeTras un atento análisis de las diversas corrientes y doctrinas del espiritismo, el padre Bamonte se adentra en lo que la Biblia dice sobre el tema, subrayando que el texto sacro prohíbe esta práctica, muy difundida también en el antiguo Oriente.
“Por este motivo, cuando de cara a su futura Encarnación Dios empezó a formar en ese lugar de la tierra a su pueblo Israel, prohibió de forma severísima cualquier recurso a la misma, conociendo el peligro que esta práctica comporta al apartar al hombre de Él, alejar de la Verdad y dañar gravemente la fe”.
Esta prohibición es ejemplificada en numerosos ejemplos tomados del Antiguo y del Nuevo Testamento y prosigue con los pronunciamientos del Magisterio de la Iglesia, que “fiel custodia e intérprete de la palabra de Dios, siempre ha puesto en guardia a los fieles contra las prácticas espiritistas”.
Su prohibición, explica el padre Bamonte, “no es un acto de autoritarismo, sino que corresponde a la voluntad misma de Dios, sabiendo que esta práctica hace daño a su pueblo, porque le hace desviarse”; “esta prohibición debe considerarse una intervención maternal de la Iglesia para proteger a sus hijos más crédulos y desamparados”.
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma en el n. 2116 que “
todas las formas de adivinación son rechazables” y que “la evocación de los muertos, [...] o el recurso a los medium, manifiestan una voluntad de dominio sobre el tempo, sobre la historia y sobre los hombres, y al mismo tiempo un deseo de hacerse propicias las potencias ocultas. Están en contradicción con el honor y el respeto, junto al temor amoroso, que debemos sólo a Dios”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario