22 de Noviembre de 1978
CARISMA, DON EXTRAORDINARIO GRATUITAMENTE DADO
Es tiempo de continuar, hijo mío, escribe, soy Jesús.
Hemos hablado de los no pocos males por los que está afectado mi Cuerpo Místico, ahora es tiempo de hablar de los bienes de los que es rica Mi Iglesia, una riqueza inmensa.
Forma parte de esta riqueza espiritual el "Carisma", don extraordinario gratuitamente dado y que gratuitamente también debe ser usado propter comunitatem,[100] y quien afortunadamente por Gracia divina hace uso de él no puede jamás estar en contraste con la Jerarquía, puesto que también el Orden Sagrado es un Carisma, carisma ordinario pero que tiene sin embargo el mismo origen, naturaleza y los mismos fines del extraordinario.
Juez de la legitimidad del Carisma que es dado con el Orden a un Obispo o a un Sacerdote es la Iglesia;
Juez del Carisma extraordinario de un alma es el Obispo.
Antes de formular un juicio sobre un carismático los Obispos deben usar de prudencia, rezar y hacer rezar, puesto que del resultado de su juicio puede depender el bien o el mal para tantísimas almas;
el juicio además, que el Obispo debe dar, no debe ser indefinidamente pospuesto por miedo, temor u otros motivos menos nobles, deteniendo así y obstaculizando o hasta desviando, el Plan de Dios.
¡Cuánto bien se ha perdido porque lo ha impedido el orgullo humano!
Hijo mío, tú querrás saber el por qué de una conducta semejante... he aquí, muchas veces es por celos, por el hecho de que donde hay engreimiento hay siempre envidia y celos, y ya que el Carisma auténtico, es decir, proveniente del Espíritu Santo eleva siempre ante los ojos del pueblo a aquel que lo recibe, así se teme que rebaje o eclipse al del Obispo;
ha sido así tantas veces… pero si en la base de este modo de ver y juzgar estuviera la Humildad se habrían evitado males de mucha gravedad.
El Carisma extraordinario dado por el Espíritu Santo tiene como finalidad la integración de Carismas ordinarios, por lo tanto no se debe nunca alimentar ningún temor o miedo sino siempre y sólo alegría y reconocimiento a Dios, que ésto da para el bien común de las almas, pero esto por desgracia no lo pueden comprender ni ver aquellos que tienen el espíritu entenebrecido por la oscuridad. No debería haber nunca contraste entre la Jerarquía y los Carismáticos genuinos y auténticos) porque, como si a un cable en el cual ya hay una determinada potencia eléctrica se le introduce una ulterior, no sobreviene de ello ningún daño, pues las dos potencias se funden en una sola, o como si en un vaso de agua se agrega todavía un poco, no hay inconveniente, pues el agua se funde con el agua, así debería ser también en la , mientras al contrario ) ¡cuánto bien se ha perdido por haber sido impedido por el orgullo humano, generador de todos los males, impedido por la envidia y por los celos que dividen y ciegan a tantos en Mi Iglesia y que la destruirían si tuvieran la posibilidad de ello!
Fuego y agua serán como rodillos compresores
Sea dicho una vez más, "la hora de la purificación" ya ha iniciado su acción de erosión y el vértice se alcanzará cuando la avalancha, enteramente despejada dé comienzo a su imparable descenso, en el que arrollará todo y a todos, destruyendo y aniquilando todo el producto del orgullo humano.
Todo esto se realizará con una violencia jamás vista en la tierra, fuego y agua serán como rodillos compresores, luego, vientos, terremotos, aluviones, hambre, sed... concluirán la obra purificadora de una humanidad prostituida como una mujer dedicada al pecado...
Los hombres han dicho "no" a Mis reiteradas invitaciones al arrepentimiento y a la conversión;
han dicho "no" al Amor, a la Verdad, a la Misericordia y Paciencia de Dios;
han dicho "no" a las numerosas intervenciones de la común Madre Celestial, impidiéndose toda vía de salvación;
así experimentarán la "Justicia Divina".
Por esto Mi Iglesia nueva quiero Obispos Santos y Humildes, que deberán, con su humildad, volver a emprender el camino desde el punto de partida desde el que Yo, Verbo eterno de Dios inicié con el Misterio de la Encarnación mi camino de verdadera y no ficticia Humildad, de pobreza y obediencia, porque sólo de este modo será posible restaurar el equilibrio roto y el orden destruido.
Te he hablado de anarquía en la Iglesia y en los Pueblos y tú sabes que "anarquía" quiere decir desorden moral y espiritual, rechazo del orden y exaltación del desorden, mientras en cambio con Obispos Santos tendré Sacerdotes Santos, y con Sacerdotes Santos tendré "santa" a toda Mi Iglesia.
Hijo, ahora basta, continuaremos cuanto antes; te bendigo y contigo bendigo la flor que tú sabes y que es tan querida de Mi Corazón y del Corazón de nuestra común Madre Celestial.
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