REDACCIÓN CENTRAL, 31 Jul. 15 / 11:26 am (
ACI).- El famoso exorcista español José Antonio Fortea aborda la controvertida posibilidad de que una mujer sea creada cardenal en su nuevo libro “Colegio de pontífices. Un ensayo acerca de la reforma del
Colegio Cardenalicio y del episcopado en el siglo XXI”. El libro
puede descargarse de forma gratuita por los lectores de
ACI Prensa.
Este libro, explicó el P. Fortea, está compuesto de dos partes. “La primera parte es
un ensayo acerca del carácter eclesial del Sacro Colegio y su evolucióna lo largo de la Historia, y de cómo podrían realizarse ciertos cambios ahora en el siglo XXI. De manera que se expone cómo se podría realizar una reforma del Colegio para reformar toda la
Iglesia”, indicó, mientras que “la segunda parte explica de qué manera se podría dotar de mayor entidad eclesial a la figura de los arzobispos. Dotando a estos de una verdadera misión específica dentro del colegio episcopal”.
Al abordar la posible creación de mujeres
cardenales por parte de un Papa, en el capítulo “Mujer y Cardenalato”, el sacerdote español advirtió que esta es “
una de las cuestiones que la presión social planteará con más frecuencia” en los próximos años.
“Los que están a favor de esta posibilidad, alegarán que el cardenalato es una dignidad, no un sacramento. Y que, por tanto, solo depende de la voluntad papal”, señaló.
El P. Fortea indicó que quienes “están a favor de elevar a la mujer a la dignidad cardenalicia, lo hacen o desde la
equivocada idea del sacerdocio de la mujero desde la idea de que el Colegio también debe representar a las mujeres dentro de la Iglesia”.
“La posibilidad del sacerdocio para la mujer ya está perfectamente contestada por el magisterio ordinario de la Iglesia”, escribió.
El sacerdote español advirtió que “si el Sacro Colegio fuese elegido bajo el criterio de intentar representar a los grupos que componen la Iglesia sería una misión imposible”.
“Además, es que la misma idea de este tipo de representatividad implica una especie de parlamentarismo, que es totalmente ajeno a la naturaleza de este Colegio”.
Para el P. Fortea, “una especie de parlamentarismo representativo es justamente la dirección opuesta al camino aquí indicado como más adecuado al ser de la Iglesia”.
“No hace falta un gran ejercicio de imaginación, para entender a qué luchas de influencia nos abocaría un sistema así. Ese sistema favorecería las presiones internas y externas, las campañas de opinión pública, los juegos de influencias, las ayudas recíprocas. Las luchas del mundo se trasladarían al seno de la Iglesia”, señaló.
El sacerdote recordó que “Jesús escogió a los Apóstoles, y los Apóstoles escogieron a sus sucesores, sus sucesores escogieron a los presbíteros. Como se ve, la línea es vertical descendente. Esto simplifica todo el sistema e impide el tipo de ajedrez eclesiástico de influencias que antes he mencionado. Eso sí, se impide en la medida en que la debilidad humana puede hacerlo”.
“Lo que hay que buscar es cuál es el verdadero y profundo sentido eclesial del Colegio de
Cardenales,
no ver si una medida parece moderna o no”, dijo.
Además, recordó, “Jesucristo no quiso que las mujeres estuvieran representadas en la Última Cena. Incluso en un momento tan trascendental, no nos consta que dijera a su Madre: ven a la Cena en representación de las mujeres. Si Jesús no incluyó a su madre en representación de ningún grupo, no podemos nosotros pretender optimizar el sistema organizativo de nuestro Fundador”.
Otra razón por la que las mujeres no pueden ser creadas cardenales, explicó, es que “ser cardenal constituye un grado jerárquico de la Iglesia”.
La asistencia del
Colegio Cardenalicio, indicó, “no se limita únicamente al consejo, pues el Papa gobierna a través de los cardenales”.
“Por eso, porque el Papa ejerce su potestad de gobierno, comúnmente, a través de los cardenales, se puede afirmar en términos genéricos que el Colegio ejerce un cierto gobierno”, señaló.
El P. Fortea explicó que “los
laicos pueden ejercer como consejeros del Papa, como mensajeros (portando mensajes de éste), como teólogos que le asesoran, pueden ejercer hasta de profetas (comunicando mensajes divinos al Papa, como en el caso de
Santa Catalina de Siena), pero los laicos no deben ejercer como cardenales. Ser consejero laico no implica un rango jerárquico, es una mera función”.
“Pero ser cardenal, sí que implica un rango jerárquico. Eclesiológicamente es algo radicalmente distinto ser el jefe del gabinete de prensa o de los Museos Vaticanos que ser cardenal o párroco”, indicó.
El sacerdote español subrayó que “el problema para que las mujeres sean cardenales, no proviene primariamente del hecho de que sean mujeres, sino de su estado laical. No hace falta insistir en que ha sido voluntad de Jesucristo que el gobierno de la Iglesia estuviese confiado exclusivamente a aquellos hombres dotados del orden sacerdotal”.
“Dado que la mujer no puede recibir el sacramento del orden, no debe ejercer ningún puesto de gobierno en la Iglesia. El que la mujer pueda ejercer el gobierno en la sociedad civil, siempre ha sido aceptado en la tradición de la Iglesia, sin poner ningún problema, eso ha sido así desde la Antigüedad, época en la que había reinas”.
El P. Fortea precisó que “si hubiera sido una cuestión de mero machismo, la tradición de la Iglesia hubiera puesto problemas y reparos para que ejerciera el gobierno también en la sociedad civil. Pero, al mismo tiempo que no se ponía reparo a que una reina accediera al trono, nunca se consideró adecuado a la voluntad fundacional de Cristo que ejerciera el gobierno sobre el rebaño de Cristo”.
“Los que gobiernan a las ovejas deben estar revestidos del misterio sagrado que Cristo confirió a los que iban a pastorear su rebaño”, aseguró.
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