Aquí llega la espada de Yavé
01 Se me dirigió esta palabra de Yavé:
02 «Hijo de hombre, vuélvete a tu derecha, profetiza hacia el sur, profetiza en contra del Bosque del sur.
03 Le dirás al bosque del sur: Escucha la palabra de Yavé... 3 Esto dice Yavé: Encenderé en ti un fuego que consumirá todos los árboles: verdes o secos. Ese fuego violento no se apagará y en él arderán todas las personas desde el sur al norte.
04 Entonces todo mortal entenderá que yo Yavé fui quien lo prendió, porque no se extinguirá.»
05 Respondí: «¡Ay, Yavé, dicen que hablo siempre de manera misteriosa!»
06 Entonces se me dirigió esta palabra de Yavé:
07 «Hijo de hombre, vuélvete hacia Jerusalén, profetiza en contra del Templo, profetiza en contra de la tierra de Israel.
08 A la tierra de Israel le dirás esta palabra de Yavé: Me lanzo contra ti. Sacaré mi espada de la vaina y acabaré con el justo y con el malo.
09 Sí, quiero que desaparezcan de ti tanto el justo como el malvado; para eso sale mi espada de su vaina, para castigar a todo mortal, desde el sur al norte.
10 Y todo mortal sabrá que yo Yavé fui quien sacó la espada de la vaina, y no la guardaré más.
11 ¡Ponte a gemir, hijo de hombre! Lanza gemidos ante ellos como si tuvieras roto el corazón, lleno de tristeza.
12 Y si te dicen ¿Por qué te lamentas tanto? les responderás: Es por una noticia que acaba de llegar, todos se van a desmoralizar, se les caerán las manos, sus espíritus se perturbarán y sus rodillas temblarán. He aquí que viene, ya está aquí, dice Yavé.»
13 Me fue dirigida una palabra de Yavé:
14 «Hijo de hombre, profetiza. Les dirás esta palabra de Yavé: ¡Brilla la espada, la afilada! Jer 12,12
15 Le han sacado punta para la masacre, brilla y lanza destellos.
16 Yavé la dio para que la hagan relucir y para que la tomen con toda la mano; esa espada afilada y que brilla se la entregarán al verdugo.
17 Grita, hijo de hombre, lanza alaridos, porque está destinada a mi pueblo, a todos los jefes de Israel. Serán pasados a espada junto con el pueblo, ¡golpéate de desesperación!
18 El castigo está decidido, palabra de Yavé.
19 Y tú, hijo de hombre, profetiza y aplaude con fuerza. Que la espada pase tres veces, la espada que traspasa a sus víctimas, la gran espada que masacra y que pasa por enmedio de ellos.
20 Todos se asustarán y muchos morirán, porque en todas las puertas he puesto la espada para la masacre; lanza destellos, reluce para la masacre.
21 ¡Mata a diestra y siniestra, mata en todas partes!
22 Y yo aplaudiré con fuerza, porque mi cólera habrá quedado satisfecha: yo, Yavé, hablé.»
23 Se me dirigió esta palabra de Yavé:
24 «Hijo de hombre, traza dos caminos para la espada del rey de Babilonia. Los dos salen del mismo punto,
25 pero tú pon allí un letrero para que la espada pueda elegir entre los dos caminos, cada uno de los cuales lleva a una ciudad: o Rabba de los amonitas o Judá, con Jerusalén en el centro.
26 El rey de Babilonia se detuvo en el cruce de caminos, se ve la suerte, sacude las flechas, interroga a los ídolos, examina el hígado de los animales.
27 La suerte hace que salga Jerusalén en su mano derecha. Inmediatamente lanza un grito de guerra: ?¡Emplacen las maquinarias junto a las puertas, levanten terraplenes, caven trincheras!?
28 Los habitantes de Jerusalén no lo pueden creer, pero el rey de Babilonia no se ha olvidado de su infidelidad y se lo hará pagar.
29 Esto dice Yavé: Ustedes han hecho justamente lo que se necesita para que se acuerden de sus deudas, para que quede al desnudo el pecado en todas sus malas acciones. Me he acordado de ustedes y serán tomados a la fuerza.
30 Ha llegado para ti el tiempo del castigo definitivo, príncipe de Israel, criminal infame.
31 Esto dice Yavé: Te arrancarán el turbante, te quitarán la corona y se invertirá la situación: lo que está abajo será levantado y lo que está arriba será rebajado.
32 En ruinas, ruinas y más ruinas lo convertiré todo hasta que venga aquel a quien le pertenece el derecho, a ése lo restableceré.
33 Profetiza, hijo de hombre, con respecto a los amonitas en respuesta a sus insultos. Les dirás esta palabra de Yavé: Han sacado la espada para la masacre, la espada reluce y devora, lanza destellos.
34 Te apoyas en falsas visiones, en señales mentirosas; serás condenado a la espada y echado junto con los malvados masacrados: llegó la hora, la injusticia llegó a su fin.
35 Regresa a tu casa, deja esas tierras, quiero juzgarte ahí mismo donde fuiste creado, en la tierra donde naciste.
36 Desencadenaré mi cólera contra ti, el fuego de mi furor te alcanzará; te entregaré en manos de hombres bárbaros que lo único que saben es destruir.
37 Te condenaré a las llamas, tu sangre se derramará por tus tierras, y no se acordarán más de ti, porque yo Yavé, hablé.»
Los crímenes de Jerusalén
01 Se me dirigió esta palabra de Yavé:
02 «Hijo de hombre, ¿no juzgarás a la ciudad sanguinaria?
03 Dale a conocer todos sus crímenes. Le comunicarás esta palabra de Yavé: Ay de esta ciudad, pues adelantó su hora con la sangre derramada en medio de ella, se volvió impura con los ídolos que se hizo.
04 La sangre derramada te ha convertido en culpable, te hiciste ídolos y con ello te has ensuciado. Adelantaste tu hora y el término de tus años: te convertiré en la vergüenza de las naciones, en motivo de risa para todos los pueblos.
05 Estén cerca o lejos, se burlarán de ti por haber ensuciado tu nombre y multiplicado tus crímenes.
06 Los jefes de Israel no han hecho más que derramar sangre, cada uno por su cuenta.
07 Dentro de ti se desprecia al padre y a la madre, se maltrata al extranjero, se trata con violencia al huérfano y a la viuda.
08 Se desprecia lo que me está consagrado, no se respetan mis sábados.
09 Dentro de ti, la gente calumnia y derrama sangre, se come la carne sin desangrar, se cometen mil fechorías.
10 Dentro de ti una tiene relaciones con su padre, otro se acuesta con una mujer que tiene sus reglas;
11 otro comete el adulterio, otro violenta a su nuera, otro viola a su propia hermana, a la hija de su padre.
12 Dentro de ti, se condena a muerte por dinero, prestan a interés y cobran comisiones. Despojas brutalmente a tu prójimo, y me has olvidado, palabra de Yavé.
13 Pero ahora aplaudo por toda esta corrupción y por la sangre que hay en ti.
14 ¿Conservarás tu tranquilidad, serás tan atrevida el día en que me lance contra ti? Yo Yavé hablé y lo haré.
15 Te dispersaré entre las naciones, te arrojaré en medio de los pueblos, haré que desaparezca de ti tu impureza.
16 Te dejaré deshonrada en presencia de las naciones y sabrás que yo soy Yavé.»
17 Se me dirigió esta palabra de Yavé:
18 «Hijo de hombre, la gente de Israel se ha convertido para mí en un metal impuro. Son como el cobre, el estaño, el hierro o el plomo, a los que hay que pasar por el fuego porque son metales impuros.
19 Por eso, esto dice Yavé: Los reuniré en Jerusalén como se hace con el metal impuro.
20 Así, como se junta la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño en un horno para fundirlos a fuerza de calor, así los juntaré en mi cólera para que se fundan:
21 los fundiré en el fuego de mi cólera.
22 Así como se funde la plata en el horno, así serán fundidos en medio de la ciudad y sabrán que yo Yavé fui quien desencadenó mi cólera contra ustedes.»
23 Se me dirigió esta palabra de Yavé:
24 «Hijo de hombre, dile a Jerusalén: Eres como una tierra que no ha recibido ni lluvias ni aguaceros en tiempo de siembra.
25 Los que en ti mandan son como un león rugiente que desgarra su presa: devoran a la gente, les quitan sus bienes y sus joyas, y por su culpa las viudas son cada vez más numerosas.
26 Tus sacerdotes han menospreciado mi Ley y profanado lo que me está consagrado, no han distinguido entre lo que es santo y lo que es profano. No han mostrado la diferencia entre lo impuro y lo puro; han ignorado mis sábados y entre ellos me he sentido deshonrado.
27 Tus jefes se comportan en el país como lobos que desgarran una presa, que derraman sangre y condenan a muerte a la gente para sacar algún provecho.
28 Durante este tiempo tus profetas tranquilizan a la gente con visiones engañosas y predicciones mentirosas. Dicen: ?¡Palabra de Yavé!? siendo que Yavé nada ha dicho.
29 Los propietarios se dedican a la violencia, cometen robos, maltratan al pobre y al indigente y le niegan sus derechos al forastero.
30 He buscado entre ellos a un hombre que construyera una muralla y se enfrentara conmigo sobre la almena para impedirme que destruya al país, pero no lo he hallado.
31 Entonces he desencadenado mi cólera contra ellos, los he exterminado con el fuego de mi furor y he hecho que recaiga sobre su cabeza su mal comportamiento, palabra de Yavé.»
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