10-01-2002
Jesús: Amados hermanos, amados míos, escuchad, escuchad la Voz de Dios. Sabed leer en los acontecimientos los signos de los tiempos, porque Dios os habla también a través de ellos. No estéis como tontos, oyendo otras voces del mundo que os llaman sin cesar y vosotros os dejáis llevar gustosos por ellas. Os llaman, pero a la perdición. Escuchadme a Mí que Yo os llamo para la Salvación. Ved, ved y oíd. No seáis como los ciegos que mirando no ven y los sordos que escuchando no oyen. Ved y oíd, ved y oíd la Palabra de Dios, el cumplimiento de sus Designios por sus Obras. Ved, ved y oíd. Escuchad el clamor de las olas rugientes que se abalanzan sobre vosotros. Es la Gracia de Dios de conversión que lava, lava y arrasa, como lejía de lavandero, lava y arrasa lo sucio a su paso. Es necesario. Es necesaria la inundación que arrasa.394 Escucha, escuchad su rugido que de la tierra sale y rompe, y rasga los edificios con bajos pilares, rompe y destroza partiendo lo que el Juicio detuvo por su Amor395.
Escuchad, escuchad su Palabra, que como fuego sale de su boca y aniquila cayendo sobre vosotros, aniquila la perdición y es purificado a fuego vuestro mundo, como oro en crisol, para que quede en pié sólo lo puro, lo bueno y santo. Escuchad: muchos mártires vuelan al cielo cantando con los Ángeles396. Escuchad su fuerte cántico, armonizad con ellos salmos de alabanza para vuestro Dios. Mirad, esos pequeños son los mártires de la barbarie,397 por ellos a vosotros os llega también más condenación, pero ellos son dichosos conmigo en el Cielo. Escuchad, ved. Escuchad y ved los signos de los tiempos.398 Ved y tened pavor sólo de no estar convertidos a tiempo. Lo demás dejadlo a la Misericordia de Dios. El sabe qué hacer. Poneos fielmente en sus manos, que determinará la suerte a seguir de cada uno de vosotros. ¿Alguno quiere ofrecerse antes? Si al Padre le ha parecido bien, tomará vuestro ofrecimiento para la Vida Nueva. Gustad, gustad y ved. Gustad y ved qué bueno es el Señor399 que no quiere que toda la humanidad se pierda y ha dejado para sí un Resto, un Resto para la salvación. Alimentaos, alimentaos de su savia. Venid, venid a ver qué bueno es el Señor. Venid. Dejad la lujuria y la pereza, vuestros pecados capitales y venid, venid Conmigo.
Aquí os dono a vuestro Ángel. Él os conducirá400. Tenéis los vuestros particulares. Tenéis a Miguel. Labrad la batalla dura, cruenta, contra el Maligno.
394 Es el mar que se desborda con trepidantes olas y arrasa una ciudad marítima, la inunda y luego vuelve a su cauce y de la ciudad queda en pié muy poco.
395 Es un terremoto que asola una ciudad.
396 Los Ángeles vienen a recoger a los mártires.
397 Son niños, almitas de niños pequeñitos, son como lucecitas.
398 Cfr. Mt 16, 1,4; Mc 8,12; 13, 1-23; Lc 12, 54-56.
399 Cfr. Sal 34,8.
400 Creo que es un Ángel concreto de Dios que no es San Miguel.
14-01-2002
Jesús: Mira cómo el suelo se tambalea, veis que cede a vuestros pies y se abre. Mira todos los cimientos sobre los que construisteis vuestra civilización cómo están podridos por las bases y ceden al peso de la edificación. Luego queréis dar culpas a unos y a otros, buscáis el culpable de esa construcción, cuando no os dais cuenta de que los culpables sois todos y cada uno de vosotros, que vivís la vida entregados al placer. ¡Ay pobres hijitos míos!401 ¡Pobres jóvenes! Subidos en la peana de su propia consideración que les hace ser su propia condenación. ¡Pobres jóvenes, entregados al placer y al vicio! Se hacen adorar por sus semejantes, y pronto despertarán de su sueño adormecedor lanzando gritos de espanto porque lo harán en el mismo infierno. ¡Ay cuántas culpas se echarán entonces unos contra otros! ¡Cómo maldecirán y se oirán lamentos contra sus padres y parientes mayores, que sólo les enseñaron el odio y el desenfreno de las pasiones en esta vida y les hicieron esclavos del mismo Satanás! Pero Yo mandaré llamar a las mamás y les diré: “¿Qué hicisteis del hijo de mis Entrañas? Sí, ése que paristeis, no el que arrojasteis al cubo de la basura, porque ése ya está Conmigo, lo recogí Yo mismo en el momento en el que le arrebatasteis la vida. Sí, os diré: Mamás, ¿qué hicisteis del hijo de vuestras entrañas, que veo cómo lo lanzasteis a la perdición ... les pusisteis el traje de andar la calle, les vestisteis de prostitutas y prostitutos, y luego les dijisteis: “Hala, id a conseguirme glorias para el mundo”. ¡De qué os lamentáis padres ausentes, madres protectoras!, ¡de qué os lamentáis ahora! Si Yo tengo que llamaros asesinos, pues fuisteis quienes degollasteis a vuestros propios hijos. Fuisteis quienes llevasteis a la muerte, como sacrificio a vosotros mismos402, a los hijos de vuestras entrañas, a los que Yo os confié, a los que lograron nacer a la tierra, de todos los que, en un principio, os estaban confiados.
¿Queréis ver ahora aquí, en mi Pensamiento, el rostro bello de todos los que os debían nacer? Sólo pude pensarlos, porque vosotros no os prestasteis a hacerlos. Esos eran mis proyectos. Pero ¡ay de los que ya estaban en curso y fueron degollados por vuestra mano asesina antes de nacer!, ¡ay, que claman justicia sobre sus padres asesinos! ¡Ay de aquellos a los que Yo les he de pedir cuentas y ay de los que han de rendirlas ante Mí! Más les valdría no haber nacido, haber sido ellos mismos abortados como proyectos403 antes de nacer. Hija mía, aquí hay dos cosas, dos maneras de asesinar: asesinar el alma inocente y asesinar los cuerpos informes, ¿lo ves?, hay dos maneras. Y sobre éstas, Dios va a pedir cuentas a los padres, a los encargados de custodiar la vida de sus hijos en todos los sentidos. Mirad, vuestro suelo, sobre el que os creíais tan seguros, se está resquebrajando. Mirad, podéis caer, ya no estáis tan firmes sobre vuestros pecados. Mirad que vengo Yo a juzgar la tierra, vengo a regir la tierra.404 Miradme, ya vengo. Padres, padres, ¿hasta cuándo soportar vuestra condenación? ... Hija mía, ¡qué grave es esto, hija mía! ¡Jesús, Jesús!, ¿qué podemos hacer? Jesús mío, Jesús ... Ora, ora y sacrifícate. Cumple la Voluntad de Dios. Y adorámoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
401 Oía de la calle voces de jóvenes hablando en alto y montando jaleo.
402 Sociedad hipócrita que se escandaliza de los sacrificios de niños en otras culturas y no ve los que hay en la suya.
403 Abortados por sus padre al considerarlos un mero “proyecto de persona” y no una persona.
404 Cfr. Sal 96,13; 98,9.
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