Mi querida hija.
MI corazon esta lleno de gozo, de saber que haces todo por dar a conocer mi palabra a vuestros hermanos,pero tambien soy feliz de la veneracion que sentis por mi Madre,si todos mis hijos fueran una parte de lo que vos sos ,el mundo seria distinto no existiria maldad, en las personas.
Hoy te doy este mensaje para que les des a conocer a mi hijos.
Hijos mios reconozcan que llegare para ayudaros a sacudirse de la tirania y servidumbre que aprisiona vuestras almas y para que puedan saborear la libertad, de la cual proviene la verdadera felicidad, que en comparacion con ella toda las alegrias de la tierra no son nada.
Elevaos todos hacia esta dignida de hijos de Dios y respetad vuestra grandeza.
Si alguien me glorifica y confia en mi hare descender sobre el un rayo de luz en todas sus adversidades, en todas sus pertubaciones, en sus sufrimientos y en sus aflicciones de cualquier tipo, pero sobre todo si me ama como a su Padre. Si las familias me glorifican y me aman como su Padre, yo les dare paz y con ella mi providencia,hijos mios conviertanse pidan por sus almas .alejense del mal.
Si el mundo me glorificara haria descender sobre ella el espiritud de paz.
¿Qué deseo con esta obra de amor? Encontrar corazones que puedan entenderme. Hijos mios sean humildes de corazon, es un don que muy pocos poseen .
Es por mi Hijo y por el Espíritu Santo que yo vengo hacia vosotros y en vosotros, y en vosotros busco mi reposo.
Para algunas almas estas palabras: "Vengo en vosotros", les parecerán un misterio, pero ¡no hay ningún misterio! porque después de que le ordené a mi Hijo de instituir la santa Eucaristía ¡me propuse de venir entre vosotros cada vez que recibís la santa Hostia! Claro que nada me impedía de venir también hacia vosotros antes de la Eucaristía ¡porque nada me es imposible! pero recibir este sacramento es una acción fácil de entender y que os explica ¡cómo es que yo vengo en vosotros!
¡No me neguéis esta dicha que quiero gozar entre vosotros! Os la devolveré cien veces más y, porque vosotros me glorificáis, ¡también os honraré preparándoos una gran gloria en mi reino!
Yo soy la luz de las luces: allá en donde esa penetrará habrá vida, pan y felicidad. Esta luz iluminará al peregrino, al escéptico, al ignorante y os iluminará a todos, oh hombres que vivís en este mundo lleno de tinieblas y de vicios; ¡si no tuvierais mi luz caeríais en el abismo de la muerte eterna!
En fin, esta luz iluminará las calles que conducen a la verdadera Iglesia católica, a sus pobres hijos que todavía son victimas de las supersticiones. Me mostraré como Padre de los que más sufren en la tierra, los pobres leprosos.
Me mostraré como el Padre de todos aquellos hombres que están abandonados, excluidos de cualquier sociedad humana. Me mostraré como Padre de los afligidos, Padre de los enfermos, sobre todo de los agonizantes. Me mostraré como el Padre de todas las familias, de los huerfanos, de las viudas, de los prisioneros, de los obreros y de la juventud.
Os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jesus.
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