¿PREMIO O CASTIGO?

Después de la Santa Misa, un joven quedó inquieto por el sermón del sacerdote y unas palabras que tocaron su alma, y al llegar la noche, no podía conciliar el sueño.
Su madre sintió su inquietud y los ruidos que hacía en la noche, se levantó y le preguntó: "Hijo,¿ estás enfermo? ¿Por que no estás durmiendo?. Es tarde...."
El joven le comentó lo que le acontecía y su angustia y le decía: "Hoy en la predicación el sacerdote dijo que cuando viniera Cristo a tomarnos cuenta de como llevamos nuestras vidas, recibiríamos un destino para siempre....Y ese para siempre retumba en mi cabeza y me atemoriza mamá".
Su madre, muy sabía le aconsejó rezar el acto de contrición, orar y encomendarse a Dios, y que al día siguiente fuera a hablar con el sacerdote.
Así lo hizo el joven y fue a hablar con el sacerdote que le dijo lo siguiente: "Si tu quieres que ese para siempre, para siempre sea de felicidad y no de castigo, tienes que procurar vivir todos los días haciendo el bien y preparado como si fueras a morir y presentarte ante el Tribunal de Dios, que te recompensará porque fuiste bueno y viviste conforme a su Santa Voluntad"

Al joven le encantó este consejo y se dedicó en su vida a vivir haciendo el bien y preparado para cuando fuera juzgado por Dios recibiera un premio de felicidad para siempre, y ese joven es hoy un santo, y se llama San Antonio Maria Claret.


Todos nos preocupamos cuando nos hablan de la muerte, pero en verdad si creemos en Dios y vivimos preparados en gracia y practicando el bien, serán grandes las recompensas que recibiremos en el cielo, pues somos ciudadanos del cielo peregrinando en esta tierra, como lo dice San Pablo,
Recuerda, el premio o el castigo que recibirás al final de tus días en el Juicio Supremo de Dios, está en tus manos. 
¡ES TU DECISIÓN!