Hijo mío, yo dije: La paz os dejo, mi paz os doy, y no os la doy como el mundo la da. Todos desean la paz; mas no todos tienen cuidado de lo que pertenece a la verdadera paz. Mi paz está con los humildes y mansos de corazón. Tu paz estará en la mucha paciencia. Si me oyeres y siguieres mi voz, podrás gozar de mucha paz.
¿Qué haré, pues, Señor?
Mira en todas las cosas a lo que haces y a lo que dices, y dirige toda tu intención a este fin, que me agrades a mí solo y no desees ni busques cosa alguna fuera de mí. Ni tampoco juzgues temerariamente de los hechos o dichos ajenos, ni te entremetas en lo que no te han encomendado; con esto podrá ser que poco o rara vez te turbes. Nunca sentir alguna turbación, ni sufrir alguna fatiga en el corazón ni en el cuerpo, no es de este mundo, sino del estado de la bienaventuranza. Por eso no creas que has hallado la verdadera paz porque no sintieres alguna pesadumbre, ni que ya todo sea bueno si no tienes ningún adversario; ni está la perfección en que todo te suceda según tú quieres. Ni entonces te reputes ser algo, o digno de amor, si experimentares gran devoción y dulzura; porque en estas cosas no se conoce el verdadero amador de la virtud, ni consiste en ellas el aprovechamiento y perfección del hombre.
¿Pues en qué, Señor?
En ofrecerte de todo corazón a la divina voluntad, no buscando tu propio interés, ni en lo pequeño ni en lo grande, ni en lo temporal ni en lo eterno; de manera que con ánimo igual des gracias a Dios en las cosas prósperas y adversas, pesándolo todo con justa balanza. Si fueres tan fuerte y sufrido en la esperanza, que quitándote la consolación interior, aún esté dispuesto tu corazón para sufrir cosas mayores, y no te justificares diciendo que no debías padecer tales ni tantas cosas, sino que me tuvieres por justo, y me alabares por santo en todo lo que yo ordenare, entonces andas por el camino verdadero y recto de la paz y podrás tener esperanza cierta que verás mi rostro otra vez con alegría. Y si llegares a menospreciarte del todo a ti mismo, sábete que entonces gozarás abundancia de paz, según la posibilidad de esta peregrinación.
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