19 de Septiembre de 1975
BASTARÍA UNA MIRADA
Hijo, ¿Para qué sirven gloria, estima, riqueza y salud, prosperidad, ingenio y cultura si luego al final se pierde el alma?
Estas palabras fueron motivo para muchas almas de buena voluntad, de una radical regeneración espiritual o conversión.
Una seria y ponderada reflexión a esta invitación mía, puede llevar a las almas a la conquista de virtudes heroicas, a lograr la
perfección y santidad.
Una seria meditación sobre esta advertencia mía ha llevado y puede llevar a muchas almas a descubrir aquella perla preciosa de la
que
Yo hablo en la parábola, por la que bien vale la pena cortar netamente con el pecado, a través de un resuelto desapego de los
falaces bienes y afectos de este mundo.
Y seguirme en el camino del Calvario, a cambio de una inmarcesible corona de gloria
eterna en la Casa de mi Padre...
Hijo, el alma en pecado es como la piedra que, de lo alto, en virtud de la ley natural de la gravedad, se precipita hacia el fondo,
aumentando en su caída de peso y de velocidad.
El alma en pecado se precipita hacia el fondo, aumentando en su caída el peso de sus culpas, de sus pasiones. ¿Qué ley natural
puede detener e invertir una piedra cayendo de lo alto hacia abajo? ¿Qué ley natural puede invertir la bajada hacia abajo en ascenso
hacia lo alto?
Ninguna ley natural puede hacer este milagro.
Solamente una ley de orden superior lo podría hacer.
Sólo Yo soy la ley sobrenatural, esto es la Fuerza divina que puede detener al pecador en su ruinosa bajada hacia el precipicio e
invertir su rumbo de descenso en subida, hacia lo alto, hacia la Vida.
Esto es lo que más ardientemente deseo hacer con todos los pecadores, pero en particular con mis sacerdotes arrollados por el
maligno, por la concupiscencia del espíritu y de los sentidos.
Bastaría una mirada suya hacia Mí crucificado, una invocación suya a mi Corazón misericordioso, y que según el ejemplo de
Pedro, me dijeran: “¡Sálvame, Señor, porque me ahogo entre las olas!”
¡Oh, hijo mío, cómo sería solícito en alargarles mi mano, para traerlos a salvo!
Yo amo a las almas
¿Te das cuenta de la trágica situación de muchos sacerdotes míos que están caminando a grandes pasos hacia la condenación eterna
de su alma? ¿Puede haber sobre la tierra tragedia más grande, más horrible que ésta?
¿Puede haber engaño más diabólico que el que se ha difundido en nuestros tiempos, por pseudo - maestros afirmando que el
Infierno no existe y que la Misericordia divina no podría permitir jamás la condenación eterna de un alma?
Estos propaladores de
herejías y errores quisieran anulada la Justicia divina, mientras deberían saber que en Mí, Misericordia y Justicia son indivisibles,
porque en Mí son la misma única cosa.
Hijo mío, Yo soy la luz que ha venido a este mundo. La luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la han acogido.
Yo amo a las almas.
Quiero la salvación de las almas; para esto he venido, pero tengo necesidad de vosotros, de vuestra
colaboración.
Vosotros sois mis miembros, y todos los miembros tienden al mismo único fin.
Yo tengo necesidad de vosotros, para que se cumpla en su plenitud el Misterio de la salvación.
Según mi ejemplo, según el ejemplo de mi Madre Santísima, de los mártires, de los santos, debéis abrazar generosamente vuestra
cruz y seguirme.
Si la cruz os parece pesada, vosotros sabéis que Yo estoy en vosotros para aliviar el peso.
Hijo, te he dicho y te lo repito: éste es un deber de justicia y de caridad; nadie se puede sustraer de él, mucho menos mis ministros.
No temas, estoy Yo para conducirte. Ve hacia adelante, no retrocedas y no te preocupes. Han rechazado mi Evangelio, han
distorsionado mi verdad, no han creído a las almas víctimas, a las que he hablado.
En sus palabras he puesto el sello de mi gracia;
han resistido a todo.
He dictado a María Valtorta, alma víctima, una obra maravillosa. Yo soy el autor de esta obra.
Tú mismo te has dado cuenta de las
rabiosas reacciones de Satanás.11
Tú has comprobado la resistencia que muchos sacerdotes oponen a esta obra que si fuera, no digo leída, sino estudiada y meditada
llevaría un bien grandísimo a muchas almas. Ella es fuente de seria y sólida cultura.
Pero frente a esta obra, a la que está reservado un gran éxito en la Iglesia renovada, se prefiere la basura de tantas revistas y de
libros de presuntuosos teólogos.
Te bendigo como siempre. Ámame mucho.
11 N. T. María Valtorta, nacida (1897) en Caserta no lejos de Nápoles, hija de militar y madre de recio carácter, por lo que sufrió
frecuentes contradicciones, finalmente padeció largos años de enfermedad hasta su muerte (1961) en Viaréggio (Toscana).
Dejó abundantes manuscritos que siempre afirmó como dictados y visiones. Su obra principal histórico doctrinal "El Poema del
Hombre Dios", relata con admirable exactitud geográfica de lugares que nunca visitó, y soltura de estilo, abundantes pasajes de la
vida de Nuestro Señor y la Santísima Virgen, desde el nacimiento y la infancia a la Resurrección, Ascensión, Pentecostés y
Asunción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario