VATICANO, 28 Dic. 14 / 10:25 am (
ACI/EWTN Noticias).- El Ángelus de este primer domingo de
Navidad estuvo marcado por la fiesta de la
Sagrada Familia que celebra la
Iglesia en todo el mundo. El Papa Francisco, pocos minutos después de recibir a la Asociación de Familias Numerosas de Italia, se ha asomado como cada domingo a la ventana del Apartamento del Palacio Apostólico.
El Papa aseguró que el mensaje que viene de la Sagrada
Familia “es ante todo un mensaje de fe” ya que “en la
vida familiar de María y José, Dios está realmente en el centro, y lo está en la persona de Jesús”.
“Cuando padres e hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles, como muestra la experiencia de la Santa Familia por ejemplo en el hecho dramático de la huida a Egipto: una dura prueba”.
Francisco señaló que “podemos imaginarnos a esta pequeña familia, en medio de tanta gente, en los grandes patios de aquel tiempo. No resalta a la vista, no se distingue… ¡y sin embargo no pasa inadvertida!”.
“Dos ancianos, Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, se acercaron y se pusieron a alabar a Dios por aquel Niño, en el que reconocieron al Mesías, luz de las gentes y salvación de Israel”, dijo, recordando el Evangelio de la liturgia de hoy.
“Es un momento sencillo pero rico en profecía: el encuentro entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe por la gracia del Señor; y dos ancianos también llenos de alegría y de fe por la acción del Espíritu Santo”. ¿Quién los hace encontrar? Jesús: el joven y los ancianos”.
El Papa destacó que “Jesús es aquel que acerca las generaciones”, y es “la fuente de aquel amor que une las familias y las personas, acercando cada diferencia, cada aislamiento, cada alejamiento”.
La presencia de los abuelos es muy importante, dijo, y “su papel es precioso en las familias y en la sociedad”. De hecho, “la buena relación entre jóvenes y ancianos es decisivo para el camino de la comunidad civil y eclesial”.
A continuación, y tomando de ejemplo a Simeón y a Ana, pidió “un aplauso” para todos los abuelos del mundo. Petición que fue acogida con júbilo por las miles de personas presentes en la Plaza de San Pedro.
La Sagrada Familia “es un icono familia sencillo pero muy luminoso” y esa luz que se irradia “es luz de misericordia y de salvación para el mundo entero, luz de verdad para cada hombre, para la familia humana y para las familias solas”.
Esta luz “nos anima a ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares en las que, por varios motivos, falta la paz, falta la armonía, y falta el perdón”.
Francisco recordó a las familias que pasan por dificultades “por enfermedad, falta de trabajo, la discriminación, la necesidad de emigrar” y pidió rezar durante unos segundos por ellas.
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