Jesús y Maria son la antítesis de Adán y Eva.
Judas Iscariote es el nuevo Caín. La verdadera evolución del
hombre es la de su espíritu.
2 de abril de 1944. Domingo de Ramos.
1Dice
Jesús:
«La pareja Jesús Maria es
la antítesis de la pareja Adán Eva*. Es la destinada a anular
toda la actuación de Adán y Eva y poner a la Humanidad de nuevo en
el punto en que estaba cuando fue creada: una Humanidad rica en
gracia y en todos los dones que el Creador le otorgó. La Humanidad
ha experimentado una total regeneración por la obra de la pareja
Jesús Maria, quienes, así, han venido a ser los nuevos
Fundadores de la Humanidad. Todo el tiempo precedente ha quedado
anulado. El tiempo y la historia del hombre se cuentan a partir de
este momento en que la nueva Eva, por una inversión de términos en
la creación, forma de su seno inviolado, por obra del Señor Dios,
al nuevo Adán.
Pero para anular las obras de
los dos Primeros, causa de mortal enfermedad, de perpetua
mutilación, de empobrecimiento (más: de indigencia espiritual,
porque
______________________
*
pareja Adán Eva protagonista
de Génesis
1, 26 29; 2, 7 25; 3; 4, 1 16.25 26,
incluida en ello la historia de Caín y Abel a que se hace referencia
más abajo.
después del
pecado Adán y Eva se encontraron despojados de todo lo que les había
donado, riqueza infinita, el Padre Santo), estos Segundos tuvieron
que obrar en todo y por todo, de forma opuesta a la en que obraron
los dos Primeros. Por tanto, llevar la obediencia hasta la perfección
que se aniquila y se inmola en la carne, en el sentimiento, en el
pensamiento, en la voluntad, para aceptar todo
lo que Dios quiere. Por tanto, llevar la pureza a una castidad
absoluta, por la cual la carne... ¿qué fue la carne para Nosotros
dos, puros?: velo de agua sobre el espíritu triunfante, caricia de
viento sobre el espíritu rey, cristal que aísla al espíritu señor
y no lo corrompe, impulso que eleva y no peso que oprime; esto fue la
carne para Nosotros: menos pesada y susceptible de ser sentida que un
vestido de lino, leve substancia interpuesta entre el mundo y el
esplendor del yo
sobrehumanado, medio para poner por obra aquello que Dios quería;
nada más.
2¿Poseímos
el amor? Cierto que sí. Poseímos
el "perfecto
amor".
No
es, hombres, amor el hambre carnal que os mueve, ávidos, a saciaros
de una carne. Eso es lujuria. Nada más. Esto es tan cierto, que
amándoos así vosotros lo consideráis amor no sabéis
compadeceros recíprocamente, ayudaros, perdonaros. ¿Qué es,
entonces, vuestro amor? Es odio. Es únicamente delirio paranoico que
os mueve a preferir el sabor de pútridos alimentos antes que el
sano, fortalecedor alimento de selectos sentimientos.
Nosotros tuvimos el "perfecto
amor". Nosotros, los castos perfectos. Este amor abrazaba a Dios
en el Cielo y, a Él unido, como lo están las ramas con el tronco
que las nutre, se extendía y descendía distribuyendo magnánimamente
descanso, protección, alimento, consuelo, para la Tierra y sus
habitantes. Ninguno estaba excluido de este amor. Ni nuestros
semejantes ni los seres inferiores ni la naturaleza herbácea ni las
aguas ni los astros; ni siquiera los malos quedaban excluidos de este
amor. Porque éstos seguían siendo - aunque fuera muertos
miembros del gran cuerpo de la Creación y, por tanto, veíamos en
ellos la santa efigie del Señor (aunque fuera, a causa de su maldad,
una efigie deformada y ensuciada) que los había formado a su imagen
y semejanza.
Nosotros amamos: gozando con los
buenos; llorando por los no buenos; orando amor fáctico que
se manifiesta impetrando y obteniendo protección para aquel a quien
amamos orando por los buenos para que fueran cada vez mejores
y que fueran acercándose cada vez más a la perfección del Bueno
que desde el Cielo nos ama; orando por los que vacilaban entre la
bondad y la maldad, para que se fortalecieran y supieran perseverar
en el camino santo; orando por los malos, para que la Bondad hablara
a su espíritu (incluso abatiéndolos con un rayo de su poder, pero
convirtiéndolos al Señor su Dios). Nosotros amamos así, como
ningún otro amó. Llevamos el amor a las cimas de la perfección
para colmar con nuestro océano de amor el abismo excavado por el
desamor de los Primeros, que se amaron a sí mismos más que a Dios,
queriendo tener más de lo que era lícito, para ser superiores a
Dios.
3Por
tanto, Nosotros tuvimos que unir a la pureza, a la obediencia, a la
caridad, al desapego de todas las riquezas de la Tierra (carne,
poder, dinero: el trinomio de Satanás opuesto al trinomio de Dios, o
sea, fe, esperanza, caridad) y oponer al odio, a la lujuria, a la
ira, a la soberbia (las cuatro pasiones perversas, antítesis de las
cuatro virtudes santas: fortaleza, templanza, justicia, prudencia),
tuvimos que unir y oponer una constante práctica de todo lo que se
oponía al modo de actuar de la pareja Adán Eva. Y si mucho nos
resultó por nuestra buena voluntad sin límites
incluso fácil, sólo
el Eterno sabe cuán heroico nos resultó esta práctica en ciertos
momentos y en ciertos casos.
Aquí sólo quiero hablar de uno
de estos momentos. Y de mi Madre, no mío; de la nueva Eva, la cual
ya había rechazado desde sus más tiernos años las lisonjas usadas
por Satanás para seducirla a morder el fruto y probar aquel sabor
que había desquiciado a la compañera de Adán; la nueva Eva que no
se había limitado a rechazar a Satanás, sino que le había vencido
aplastándole bajo una voluntad de obediencia, de amor, de castidad
tan grandes, que él, el Maldito, había resultado aplastado y
subyugado.
¡No, ciertamente Satanás no
puede alzarse de debajo del calcañar de mi Madre Virgen! Suelta baba
y arroja espuma, ruge y blasfema. Pero su baba cae hacia abajo y su
grito no toca a esa atmósfera que envuelve a mi Santa, que no siente
hedor ni risas burlonas demoniacas, que no ve ni siquiera ve
la asquerosa baba del Reptil eterno, porque las armonías celestes y
los celestes aromas danzan alrededor de Ella enamorados en torno a su
bella y santa persona y porque su mirada, más pura que la azucena y
más enamorada que la de la paloma arrulladora, mira sólo a su Señor
eterno, de quien es Hija, Madre y Esposa.
4Cuando
Caín mató a Abel, la boca de su madre profirió las maldiciones que
su espíritu, separado de Dios, le sugería contra su prójimo más
íntimo: el hijo de sus entrañas profanadas por Satanás y
embrutecidas por el intemperado deseo. Y esa maldición fue la mancha
en el reino de lo moral humano, de la misma forma que el delito de
Caín fue la mancha en el reino de lo animal humano. Sangre sobre la
Tierra, derramada por mano fraterna. La primera sangre, que atrae,
como milenario imán, toda la sangre que, extraída de las venas del
hombre, la mano del hombre derrama. Maldición sobre la Tierra,
proferida por boca humana. Como si la Tierra no estuviera ya
suficientemente maldecida por causa del hombre rebelde contra su Dios
y hubiera necesitado conocer los abrojos y las espinas y la dureza de
los terrones, de las sequías, de los granizos, de los hielos, del
sol tórrido; esa Tierra que había sido creada perfecta, servida por
elementos perfectos para que fuera morada fácil y hermosa para el
hombre, su rey.
María debe anular a Eva. María
ve al segundo Caín: Judas. María sabe que es el Caín de su Jesús:
del segundo Abel. Sabe que la sangre de este segundo Abel ha sido
vendida por ese Caín y ya está siendo derramada. Pero no maldice.
Ama y perdona. Ama y llama.
¡Oh, maternidad de María
mártir! ¡Maternidad tan sublime como esa maternidad tuya virgínea
y divina! Esta última ha sido don de Dios, pero la primera, Madre
santa, Corredentora, ha sido un don tuyo para ti, porque sólo tú
supiste, en aquella hora, quebrantado tu corazón por los flagelos
que me habían desgarrado las carnes, decir a Judas esas palabras;
solamente tú supiste en aquella hora, mientras sentías ya la cruz
partirte el corazón, amar y perdonar.
5María:
la nueva Eva. Ella os enseña la nueva religión que lleva al amor
hasta el punto de perdonar a quien mata a un hijo. No seáis como
Judas, que cierra su corazón ante esta Maestra de Gracia y se
desespera diciendo: "Él no me puede perdonar", poniendo en
duda las palabras de la Madre de la Verdad, y, por tanto, mis
palabras, que siempre habían repetido que Yo había venido para
salvar y no para condenar. Para perdonar a aquel que, arrepentido,
viniera a mí.
María: la
nueva Eva, recibió también de Dios un nuevo Hijo "en vez de
Abel, matado por Caín". Pero no lo tuvo a través de una hora
de alegría animal adormecedora del dolor con los vapores de la
sensualidad y el cansancio del contentamiento. Lo tuvo en una hora de
dolor
total,
al pie de un patíbulo, entre los estertores del Moribundo, que era
su Hijo, entre los improperios de una multitud deicida y en medio de
una desolación inmerecida y total, porque ya Dios tampoco la
consolaba.
La vida nueva empieza para la
Humanidad y para cada uno de los seres humanos en María. En sus
virtudes y en su modo de vivir, está vuestra escuela. Y en su dolor
que tuvo todos los aspectos, incluso el del perdón al que
entregó a la muerte a su Hijo está vuestra salvación».
6Dice
Jesús: «Un día volveré a hablarte sobre Caín y los Primeros
Padres. Hay mucho que decir y en qué meditar a este respecto».
5 de abril de 1944.
7Dice
Jesús:
«En el Génesis se lee:
"Entonces Adán, siendo su mujer la madre de todos los
vivientes, le puso el nombre de Eva".
¡Oh, sí! La
mujer había nacido de la "Varona" que Dios había formado
para que fuera compañera de Adán, sacándola de la costilla del
hombre. Había nacido con su destino doloroso porque había querido
nacer*. Porque había querido
conocer
aquello que Dios le había ocultado reservándose la alegría de
darle el gozo de la posteridad sin desdoro sensual. La compañera de
Adán quiso conocer el bien que se oculta en el mal y, sobre todo, el
mal que se oculta en el bien, en el bien aparente. Seducida por
Lucifer, tendió a conocer aquello que sólo Dios podía conocer sin
peligro, y se hizo creadora. Pero, usando indignamente esta fuerza de
bien, la había
______________________
*
había querido nacer, porque
la Varona (la mujer sacada del hombre) pasó a ser Eva (la madre de
todos los vivientes) como consecuencia del pecado que quiso cometer.
corrompido transformándola en
acto malo, pues que era desobediencia a Dios y malicia y avidez de la
carne.
Ya era ella la "madre".
¡Llanto infinito de las cosas en torno a la inocencia de su reina
profanada! ¡Y llanto desolado de la reina ante esa profanación
suya, cuya entidad y cuya imposible anulación comprende! Si las
tinieblas y los cataclismos acompañaron la muerte del Inocente,
también tinieblas y fuerte tormenta acompañaron a la muerte de la
Inocencia y de la Gracia en los corazones de los Progenitores. Había
nacido el Dolor en la Tierra. Y la Providencia de Dios no quiso que
fuera eterno; de forma que os da, después de años de dolor, la
alegría de salir del dolor para entrar en la alegría, si sabéis
vivir con corazón recto.
¿Qué desdicha para el hombre
si se hubiera hecho humanamente dueño de la vida, viviendo con el
recuerdo de sus delitos y con el continuo aumento de éstos, pues que
vivir sin pecar os es más imposible que vivir sin respirar, oh
criaturas que habíais sido creadas para conocer la Luz y que, por el
contrario, fuisteis envenenados por la Tiniebla, que de sí misma os
envenenó y os hizo de sí víctimas! ¡La Tiniebla! La Tiniebla os
insidia continuamente. Os envuelve, y suscita de nuevo aquello que el
Sacramento había borrado; y, dado que no le oponéis la voluntad de
ser de Dios, logra envenenaros otra vez con el veneno que el Bautismo
había hecho inocuo.
8Dios
Padre alejó al hombre de cuya desobediencia los signos eran
manifiestos del lugar de las delicias paradisíacas, para que
no pecase otra vez, y más veces, alzando la mano ladrona hacia el
árbol de Vida. El Padre ya no se podía fiar de sus hijos, ni
sentirse seguro en su terrestre Paraíso. Satanás había entrado ya
una vez, para insidar a sus criaturas predilectas, y, si había
podido inducirlos al pecado cuando eran inocentes, con mayor holgura
habría podido repetirlo ahora que ya no lo eran.
El hombre había querido poseer
todo, no dejando a Dios el tesoro de ser el Generador. Que se
marchara, pues, este rey abatido y despojado de sus dones; que se
fuera con su riqueza, obtenida con violencia, y que se la llevara
consigo a la tierra de exilio, para que le recordara siempre su
pecado. La criatura paradisíaca había venido a ser criatura
terrestre. Y habrían de pasar siglos de dolor para que el Único que
podía extender su mano hacia el fruto de la Vida viniera y recogiera
ese fruto para toda la Humanidad; lo recogiera con sus manos
atravesadas y se lo diera a los hombres para que volvieran a ser
coherederos del Cielo y volvieran a poseer la Vida que no muere
nunca.
9Dice
también el Génesis: "Adán después conoció a su mujer Eva".
Habían querido conocer los
secretos del bien y del mal. Justo era que conocieran ahora también
el dolor de deber reproducirse en la carne con la ayuda directa de
Dios sólo para aquello que el hombre no puede crear, o sea, para el
espíritu, chispa que parte de Dios, soplo que infunde Dios, sello
que en la carne pone el signo del Creador eterno. Y Eva dio a luz a
Caín.
Eva estaba
cargada de su pecado. Llamo aquí vuestra atención acerca de un
hecho que a la mayoría les pasa desapercibido. Eva estaba cargada de
su pecado. Y el dolor todavía no había sido sufrido en medida
suficiente para disminuir su pecado. Como un organismo cargado de
toxinas, ella había transmitido a su hijo todo aquello que en ella
pululaba. Y Caín, primer hijo de Eva, había nacido duro, envidioso,
iracundo, lujurioso, perverso, poco diferente a las bestias en lo
relativo al instinto, mucho más animalesco que las bestias en lo
relativo a lo sobrenatural, porque en su yo
feroz negaba respeto a Dios, a quien miraba como a un enemigo,
considerando que le era lícito no darle culto sincero. Satanás le
azuzaba a burlarse de Dios. Y quien escarnece a Dios no respeta a
nadie en el mundo. De forma que los que están en contacto con los
despreciadores del Eterno conocen la amargura del llanto porque no
pueden esperar un amor reverente en su prole, ni una seguridad de
amor fiel en el consorte, ni una certeza de amistad leal en el amigo.
Numerosas lágrimas surcaron el
rostro de Eva y asenderearon su corazón por la dureza del hijo, y
pusieron en su corazón el germen del arrepentimiento; numerosas
lágrimas que le obtuvieron una disminución de la culpa, porque
Dios, ante el dolor de quien se arrepiente, perdona. Y la madre lavó
en el llanto el alma de su segundogénito, que fue dulce, respetuoso
para con sus padres, devoto hacia el Señor suyo, cuya omnipotencia
sentía descender radiante de los Cielos: era la alegría de la mujer
caída.
Pero el camino del dolor de Eva
debía ser largo y penoso, proporcionado a su camino en la
experiencia pecaminosa: en éste, estremecimiento de concupiscencia;
en aquél, estremecimiento de aflicción; en éste, besos; en aquél,
sangre; de éste, un hijo; de aquél, la muerte de un hijo, la de su
predilecto (predilecto por su bondad). Abel se hace instrumento de
purificación para la culpable. ¡Pero qué purificación tan
dolorosa, que llenó con sus desgarradores gritos la Tierra
aterrorizada por el fraticidio, y que mezcló las lágrimas de una
madre con la sangre de un hijo, mientras huía perseguido por su
remordimiento aquel que, enemistado con Dios y con su hermano, al que
Dios amaba, la había derramado!
10Dice
el Señor a Caín: "¿Por qué andas irritado?". ¿Por qué,
si faltas contra mí, te irritas porque no te miro benigno?
¡Cuántos Caínes hay en la
Tierra! Me tributan un culto de desprecio, un culto hipócrita, o no
me tributan ningún culto, y quieren que los mire con amor y los
colme de felicidad.
Dios es vuestro Rey, no vuestro
siervo. Dios es vuestro Padre, pero un padre no es nunca un siervo,
si se juzga según justicia. Dios es justo. Vosotros no lo sois, pero
Él sí lo es. Y no puede pues que os colma de sus beneficios
de manera desmedida por el sólo hecho de que le améis un poco
no daros pues que tanto le despreciáis - sus castigos. La
Justicia no conoce dos vías. Su vía es única. Esto hacéis, esto
recibís. Si sois buenos, recibís el bien; si sois malos, recibís
el mal. Y – creedlo siempre sobrepasa con mucho el bien que
tenéis al mal que deberíais recibir por vuestra manera de vivir, en
rebelión contra la Ley divina.
11Dios
dijo: "¿No es verdad que si haces el bien recibirás el bien y
que si haces el mal el pecado se presentará inmediatamente ante tu
puerta?". En efecto, el bien lleva a una constante elevación
espiritual y capacita cada vez más para cumplir un bien cada vez
mayor, hasta alcanzar la perfección y hacerse santos; por el
contrario, basta ceder al mal para degradarse y alejarse de la
perfección, y conocer la servidumbre del pecado que entra en el
corazón y hace descender a éste, por grados, a una sucesiva y cada
vez mayor culpabilidad.
"Pero" sigue diciendo
Dios "pero tendrás debajo de ti el deseo del pecado, y debes
dominarlo". Sí, Dios no os ha hecho esclavos del pecado; las
pasiones están debajo de vosotros, no encima de vosotros. Dios os ha
dado inteligencia y fuerza para dominaros. Incluso a los primeros
hombres, castigados por el rigor de Dios, les dejó Dios inteligencia
y fuerza moral. Y, desde que el Redentor ha consumado por vosotros el
Sacrificio, tenéis, como ayuda de la inteligencia y fuerza, los ríos
de la Gracia, y podéis, y debéis, dominar el deseo del mal. Con
vuestra voluntad fortalecida por la Gracia, debéis hacerlo. Por esto
los ángeles de mi Nacimiento le cantaron a la Tierra: "Paz a
los hombres de buena voluntad". Yo venía para traer de nuevo la
Gracia a los hombres. Mediante la unión de la Gracia con la buena
voluntad, los hombres tendrían la Paz. La Paz: gloria del Cielo de
Dios.
12"Y
Caín dijo a su hermano: 'Vamos afuera' ". Una mentira que
celaba bajo la sonrisa una traición asesina. La delincuencia siempre
practica la mentira, respecto a sus víctimas y respecto al mundo al
que trata de engañar; y quisiera engañar incluso a Dios. Pero Dios
lee los corazones.
"Vamos
afuera". Muchos siglos después, uno dijo: "Salve,
Maestro", y le besó. Los dos Caínes escondieron el delito bajo
una apariencia inocua y dieron rienda suelta a su envidia, a su ira,
a su abusiva violencia y a todos sus malvados instintos, descargando
todo ello sobre la víctima porque no se habían dominado a sí
mismos; antes bien, habían hecho esclavo su espíritu del propio yo
corrompido.
Eva asciende por el camino de la
expiación, Caín desciende por el camino del infierno, y en éste le
hunde la desesperación que de él se apodera; y con la desesperación
último golpe mortal asestado al espíritu ya languideciente
por su delito viene el miedo físico, vil, del castigo humano.
El que ya no es ser que el Cielo lleve en su memoria, ese hombre de
alma muerta, animal es que se estremece por su vida animal. La
muerte, cuyo aspecto es sonrisa para los justos, porque por ella van
a la alegría de la posesión de Dios, terror es para los que saben
que morir quiere decir pasar para siempre del infierno del corazón
al infierno de Satanás. Y, como alucinados, ven por todas partes
venganza ya pronta para descargarse contra ellos.
13Pero
sabed hablo a los justos sabed que si el remordimiento
y las tinieblas de un corazón culpable permiten y fomentan las
alucinaciones del pecador, a ninguno le es lícito erigirse como juez
de su hermano, y mucho menos erigirse como justiciero. Sólo uno es
Juez: Dios. Y si la justicia del hombre ha creado sus propios
tribunales, éstos tienen la misión de administrar justicia, y ¡ay
de los que profanen ese nombre y juzguen movidos por estímulo
pasional propio o por presión de poderes humanos!
¡Maldición para aquel que se
haga justiciero privado de un semejante suyo! Pero ¡maldición aún
mayor para el que sin factores de impulsivo encono, sino movido por
frío cálculo humano, consigna a su semejante, sin justicia, a la
muerte o al deshonor de la cárcel! Porque si el que mate al que mató
recibirá un castigo siete veces mayor como dijo el Señor que
sucedería al que matara a Caín , el que sin justicia condene,
movido de servidumbre hacia Satanás enmascarado de Pujanza humana,
recibirá setenta y siete veces el rigor de Dios.
Esto tendríais que tenerlo
siempre presente, especialmente en estos tiempos*, hombres que os
matáis los unos a los otros para hacer de los caídos la base de
vuestro triunfo, y no sabéis que lo que hacéis es excavar bajo
vuestros pies la trampa en que os hundiréis maldecidos por Dios y
por los hombres; porque Yo dije: "¡No matarás!".
14Eva
sube por su camino de expiación. El arrepentimiento va creciendo en
ella ante las pruebas de su pecado. Quiso conocer el bien y el mal. Y
el recuerdo del bien perdido es para ella como el recuerdo del Sol
para uno que, al improviso, hubiera quedado cegado. El mal está ante
ella en los despojos del hijo asesinado; y alrededor, por el vacío
creado por el hijo homicida y fugitivo. Y nace Set. Y de Set Enós.
El primer sacerdote.
Hincháis vuestra mente con los
humos de vuestra ciencia y habláis de evolución como de un signo de
vuestra formación espontánea. El hombre animal, evolucionando,
se hará superhombre: esto decís. Sí, así es, pero a mi manera, en
mi campo, no en el vuestro; no pasando de la condición de
cuadrúmanos a la de hombres, sino de la de hombres a la de
espíritus: cuanto más crezca el espíritu, más evolucionaréis.
Vosotros, que habláis de
glándulas y os llenáis la boca hablando de hipófisis o pineal y
ponéis en ella la sede de la vida tomada ésta no en el
tiempo en que la vivís, sino en los tiempos que han precedido y
seguirán a vuestra vida actual , sabed que la verdadera
glándula vuestra, la que hace de vosotros los posesores eternos de
la Vida, es el espíritu vuestro. Cuanto más esté éste
desarrollado, más poseeréis las luces divinas y más evolucionaréis
de hombres a dioses, inmortales dioses, y obtendréis de este modo
sin contravenir al deseo de Dios, a su mandato sobre el árbol de la
Vida la posesión de esta Vida, justamente en la manera en que
Dios quiere que la poseáis, pues que Él para vosotros la creó
eterna y refulgente, abrazo beatífico con esa eternidad que os
absorbe y os comunica sus propiedades.
Cuanto más
desarrollado esté el espíritu, más conoceréis a Dios. 15Conocer
a Dios quiere decir amarle y servirle y, por tanto, ser capaces de
invocarle para uno mismo y para los demás. Venir a ser, pues, los
sacerdotes que desde la Tierra oran por los hermanos. Porque es
sacerdote el consagrado, sí, pero también lo es el
______________________
* especialmente en estos
tiempos, porque en 1944 aún ardía la segunda guerra mundial.
creyente convencido, amoroso,
fiel; y lo es, sobre todo, esa alma víctima que por un impulso de
caridad se inmola a sí misma.
No es el hábito, sino el
corazón, lo que Dios observa. Y en verdad os digo que ante mis ojos
aparecen muchos tonsurados que de sacerdotal sólo tienen la tonsura,
y muchos laicos en que la Caridad, que los posee y por la que se
dejan consumir, es el Óleo de la ordenación que hace de ellos
sacerdotes míos, anónimos a los ojos del mundo, pero conocidos por
mí, que los bendigo».
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