14 de Junio de 1976
UNA MUJER TE APLASTARÁ
Escribe, hijo mío:
¿Cuántos son los espíritus del mal? ¡Un número grande! Son millones de millones y pululan por todas partes. Todos están
congelados en la voluntad del mal. No todos son igualmente culpables y por tanto no son igualmente castigados, pero todos viven
en el terror. Infunden miedo, pero ellos viven también en el miedo que jamás tendrá fin.
Su caudillo, que puede desencadenar desórdenes personales y sociales, familiares, nacionales y mundiales, que puede suscitar
monstruos de tiranía y ferocidad, y sabe infundir terror sobre naciones enteras, él también, Satanás, vive en el miedo. Vive en el
terror de una Mujer que ha destruido su sueño de supremacía infernal sobre la humanidad.
He aquí porqué las almas, que verdaderamente viven de fe, no le temen, es más, lo pueden hacer huir, si lo quieren.
Después de la caída, Dios habló a los primeros padres, les impuso la penitencia y les prometió la redención. Dirigiéndose luego al
autor de tanto mal, lo maldijo y le prometió la dura derrota:
"Una mujer te aplastará la cabeza".
Estas palabras de Dios fueron para Satanás, y lo serán eternamente, el castigo más grande. La sombra de la Virgen Santísima le
sigue por doquier; es para él un terror desesperado; para él no hay reposo, quemado y requemado por la voluntad de mal, sin
embargo consciente de que la victoria final será de la Mujer y de Su Hijo.
Sufrimiento eterno
Ilimitada la catástrofe fríamente querida y obrada por él, pero sin dimensiones también el castigo impuesto infligido a él.
El alma humana es incapaz de abarcar, en todo su dramatismo, la inmensa tragedia provocada por el Maligno. Sus secuaces son
como otros tantos príncipes de las tinieblas y son obradores del mal, como ya os he dicho antes, en la medida de su
responsabilidad.
Como será para los hombres, arrollados por ellos en la perdición eterna pero en grados diversos, así es el eterno
sufrimiento de los demonios.
Este mundo tenebroso e invisible, tan poco y mal conocido por los hombres y hasta por los
cristianos, pesa como una capa de plomo sobre la humanidad.
Es incomprensible la casi indiferencia de los pastores de almas ante este problema que les toca tan de cerca. Es incomprensible la
indiferencia de los cristianos ante este misterioso pero real mundo del Más allá, al que está también ligada vuestra existencia
terrena y tal vez vuestra felicidad o infelicidad eterna.
¿Por qué vosotros, hombres capaces de penetrar y entender las cosas con los dones naturales de inteligencia y voluntad, no os
esforzáis luego en usar estos dones para el problema más importante de vuestra vida: vuestra salvación eterna?
No duerme
Es tiempo de quitar los velos con los que Satanás ha ofuscado en vosotros la verdad. Debéis admitirlo: le habéis dejado a él la
facultad de oscurecer vuestras mentes y de narcotizar vuestra voluntad. ¡Necesidad de despertaros!
El Enemigo no duerme. Él os sigue a todas partes, pero nada podrá contra vosotros si permanecéis unidos a Mí, Jesús. Debéis estar
conscientemente convencidos de que con la gracia divina podréis siempre derrotar a Satanás.
Dios, que es Amor, es vuestra ayuda, vuestra salvación. David, en el nombre de Dios, con una honda venció al gigante Goliat,
vosotros también, en el nombre de Dios y de Su Madre Santísima, cada vez que lo necesitéis, podréis vencer al Gigante del reino
de las tinieblas.
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