17 de Junio de 1976
UNA CADENA DE AMOR
Hijo mío, escribe:
Ya se te han dado comunicaciones sobre las contradicciones de la pastoral moderna. Te he hecho conocer la raíz de todas las
contradicciones que puedes encontrar en la Iglesia. Te he hablado de ello en mensajes que harás llegar a Obispos y Sacerdotes: son
parte de mi última llamada, antes que la avalancha os arrolle.
¿Qué deberán hacer Obispos y Sacerdotes contra el Enemigo, numérica e intelectualmente superior y superior por naturaleza?
Un enemigo bien organizado, que no tiene otros objetivos más que el de derrotar a su adversario, se afronta con el ánimo quererlo
derrotar. Deben usar todas las indicaciones y los medios que Yo con la palabra, con el ejemplo y con mi redención os he indicado.
Preceder a los fieles
Con la palabra:
Las palabras dirigidas a mis Apóstoles eran también para vosotros "para arrojar ciertos demonios se necesita mucha oración y
mucha penitencia".
Es un gran programa para poner en práctica.
Un pastor de almas santo debe tomar estas palabras en consideración, las debe meditar y traducir a la realidad concreta de su vida
diaria. Debe preceder a los fieles, siendo él el primero de su Iglesia, maestro y guía, el padre de su Iglesia.
Un Pastor que vive de fe, penetrado de humildad y de amor por las almas, no puede no advertir el impelente deber de ser el
primero entre todos los combatientes de su Iglesia.
Por eso él comienza con una acción de defensa personal. Es bien sabido que todo buen comandante es presa ardientemente
deseada por sus adversarios. Debe inmunizarse y salvaguardarse a sí mismo con la oración, en particular la Santa Misa y el
Rosario, desinfectar espiritualmente los ambientes en los que vive, haciendo uso del agua bendita.
¡Asperja incluso la habitación
en que vive y bendígase a sí mismo y a los otros familiares!
¡Cuántas incomprensiones, cuántas desgracias, cuántas palabras causa de sufrimiento para sí y para los otros se suscitan por el
Espíritu de la discordia!
Si se hiciera este simple exorcismo en todos los ambientes donde viven Obispos y Sacerdotes, cuánto mal se evitaría, cuántas
energías espirituales se podrían poner al servicio del bien, ¡mientras veis altos purpurados que poco se diferencian de comunes
funcionarios o jefes de Gobierno Civil y de Comisaría!
Un momento de oración
Los Obispos, verdaderos comandantes de los oficiales, los sacerdotes, y de los soldados, los fieles comunes, tienen la sacrosanta
obligación de preocuparse por la seguridad espiritual de sus súbditos, de sus hijos, si se sienten verdaderamente padres.
Deben combinar una acción común, una cadena de amor, arma formidable capaz de poner en fuga al enemigo aunque más
numeroso y potencialmente más fuerte, a lo menos por naturaleza.
¿Cómo organizar esta Cadena de Amor?
Formando grupos de oración, dirigiéndose a los grupos existentes, comprometiéndolos, cuando sea posible, en una hora diaria de
oración y del ofrecimiento de sus propios sufrimientos para sostén de los sacerdotes llamados por el Obispo para el encargo de
bendecir. Con la experiencia estos Sacerdotes deberán organizar una acción sabia y prudente contra la obra de Satanás.
Acción
prudente no quiere decir inexistente, sino sólo inteligentemente operante.
Si los Pastores de almas no comprendieran la urgencia de actuar sobre esta directiva significaría que no son Pastores de almas,
sino burócratas que nada tienen que envidiar a tantos que se encuentran en los ministerios y en las oficinas civiles, cuya
característica es a menudo la de no dejar nunca traslucir lo que son, ni lo que hacen.
No se afronta un enemigo, como son las fuerza oscuras del Infierno, por parte de quien tiene responsabilidades sociales,
aisladamente, sino sólo colectivamente.
Hijo mío querido, ahora te bendigo y, contigo, a aquellos que, animados de fe van a estar a tu lado para contribuir, de cualquier
forma, a la difusión de cuanto te he expuesto.
Ámame y repara.
NOTA: PENITENCIA BUENA ES REZAR EL ROSARIO POR DICHA CAUSA.
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