20 DICIEMBRE, 2016 DE
ROSAS PARA LA GOSPA«La Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia ha sido cerrada y esto hizo que se nos oprimiera el corazón, como si de repente Dios fuera a bloquear las compuertas de su maravilloso Corazón misericordioso y fuera a ser menos generoso en sus dones. ¡Por supuesto que no es así! Dios nunca retrocede en su magnanimidad que es siempre desbordante! Si esta Puerta Santa se ha cerrado en nuestras catedrales y en nuestras iglesias es porque ahora permanece abierta para siempre en nuestros corazones. ¡Sí, en nuestros corazones de carne!, como una nueva brecha que ha quedado abierta para la venida de Dios; una puerta que llevamos cotidianamente dentro de nosotros. “Permitan que mi Hijo esté en ustedes”, nos dice María; ¡y ese Hijo es precisamente la Puerta que nos introduce en el Reino!
Aguardando la Navidad podemos también adorar a Jesús escondido en María, tal como lo imaginamos en el milagro de Guadalupe; la única imagen conocida que nos ha sido donada de Lo Alto (al igual que el Santo Sudario de Turín) y que representa a la Santísima Virgen encinta. ¿Por qué no componer una oración de adoración en nuestros corazones, pidiendo a “Jesús escondido en María” que proteja a sus hermanitos y hermanitas,también hoy se encuentran escondidos en el seno de sus madres y dramáticamente amenazados de no llegar a ver la luz del día?
A la espera de la Navidad escuchemos los latidos del corazón de María y percibiremos su gran deseo de que Jesús nazca en nosotros. Comprenderemos también cuánto sufre al ver que es rechazado, no tenido en cuenta y olvidado. En los centros comerciales sobreabundan nuevos productos lanzados para “las Fiestas”. ¿Fiestas de quién? ¿Dónde está Jesús? ¿Cuándo se menciona su cumpleaños? ¿Dónde está el regalo de cumpleaños reservado para Aquel que es EL regalo del Padre para nosotros?
Frente a tanto vacío nos será fácil consolar el corazón de la Virgen que sufre por su Hijo en este Adviento de 2016. Sólo hace falta que nuestros corazones se conviertan en un pequeño pesebre donde María pueda depositar el frágil y divino cuerpecito de su Hijo.
Su sueño: ¡encontrarnos dispuestos a darle una calurosa acogida a su Hijo! Poder contar con nosotros para que lo arropemos con nuestro amor y lo coloquemos en el primer lugar en nuestras vidas. Ella nos lo ha explicado todo en sus mensajes a lo largo de estos 35 años de apariciones, ¡de nosotros depende que hoy enjuguemos sus lágrimas!»
© Children of Medjugorje del mes de diciembre de 2016
Sor Emmanuel
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