Por
Miguel Pérez PichelImagen referencial / Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.
VATICANO, 17 Dic. 16 / 09:45 am (
ACI).- Ante miembros de la Comunidad de Nomadelfia, a los que recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Papa Francisco recordó la obligación de todo cristiano de acoger a los débiles. Lo que hagamos a nuestros hermanos más débiles, se lo hacemos a Cristo mismo, advirtió el Santo Padre
“Quien haya alimentado, vestido y acogido a uno de los más pobres de entre los hombres, habrá alimentado, acogido y amado al mismo Hijo de Dios. Quien, al contrario, haya rechazado, despreciado y olvidado a alguno de los más débiles y pequeños, habrá rechazado a Dios mismo”, recordó.
El Pontífice reflexionó sobre lo que significa el
Adviento para un cristiano. “El tiempo de Adviento nos ayuda a meditar sobre el misterio del Hijo de Dios llegado en carne, que con su nacimiento ha traído al mundo la luz y la paz”.
El Obispo de Roma señaló que “en
Navidad, Dios no se revela como aquel que está en lo alto y que domina el universo, más bien se revela como aquel que se abaja y desciende, asumiendo el aspecto frágil de un niño. De este modo, Dios nos enseña que no debemos ponernos nosotros mismos por encima de los otros, sino que estamos llamados a abajarnos, a servir por amor a los más débiles, a hacernos pequeños con los pequeños”.
“Si Dios, mediante la venida de su Hijo a la tierra se involucró con el hombre hasta el punto de hacerse como uno de nosotros, excepto en el pecado, ello significa que, según la misma palabra de Jesús, cualquier cosa que hagamos a uno de los más pequeños, se lo haremos a Él”.
El Papa Francisco tuvo unas palabras de recuerdo de don Zeno Saltini, que fundó la Comunidad de Nomadelfia en el año 1948 con la finalidad de que niños abandonados pudieran tener una
familia. “Don Zeno Saltini, su fundador, había entendido bien estas cosas e, incluso en medio de las dificultades y de los malentendidos, siguió hacia adelante con confianza, con el objetivo de llevar la buena semilla del Evangelio también a los terrenos más áridos. ¡Y ha tenido éxito! Su Comunidad de Nomadelfia es la prueba”, destacó.
“Don Zeno se presenta a nosotros hoy con ese ejemplo de fiel discípulo de Cristo que, a imitación del divino Maestro, se apoya en el sufrimiento de los más débiles y de los más pobres convirtiéndose en testigo de una caridad inagotable”.
El Santo Padre exhortó a los presentes a que la valentía y la perseverancia de Don Zeno “les sirvan de guía en su empeño cotidiano de hacer fructificar las semillas del bien que sembró de forma abundante, motivado por la pasión evangélica y por un sincero amor a la
Iglesia”.
La Comunidad de Nomadelfia es una obra fundada en Italia en el año 1948 por el sacerdote Zeno Saltini. Su labor tiene por objetivo crear una red de familias que acojan a niños abandonados como si fueran sus propios hijos.
Estas familias viven juntas en poblados, o “ciudades”, siguiendo el ejemplo de las primeras comunidades cristianas. En la comunidad se comparten todos los bienes.
En Roma existe una pequeña comunidad, cuya principal función es acoger a peregrinos, en la que 50 familias acogen a unas 300 personas. Su comunidad más importante se encuentra cerca de la localidad italiana de Grosseto.
Según indican fuentes de la Comunidad de Nomadelfia, la Iglesia les reconoció y les erigió como parroquia en el año 1962. En 1994 se aprobó su nueva Constitución como “Asociación privada entre fieles”.
La Comunidad de Nomadelfia se adhiere a la doctrina, al culto y a las costumbres de la Iglesia. Para el Estado Italiano, Nomadelfia es una asociación civil organizada como una cooperativa de trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario