19-04-2002
Jesús: Mira, hija, te dirán: Es imposible, Dios no baja del Cielo, deja su Cielo y viene así, en esta forma tan humilde, se abaja hasta ese punto y viene, ¡y mucho menos todos los días!, y viene a esta insignificante criatura que le recibe en esta humildísima “choza”. Y les resultará poco menos que imposible creer en Mí y creer en ti –no por ti misma, sino en ti como instrumento– y mira, hija, cómo la historia se repite y no me quieren reconocer. Como no me quisieron reconocer tampoco en Belén: en las posadas, en el pesebre. En la figura humilde de un tierno Niño, en la figura de una Virgen Niña y de un Joven Carpintero. Como tampoco reconocer en los prodigios que hacía de adulto, ni en mi Inmolación en la Cruz.
Todos mis Signos obviados, despreciados. Todas mis Llamadas, desoídas. Todos mis argumentos, pisoteados. Mi Amor despreciado y olvidado. Mi Cuerpo en Llamas, extinguido. Mi Incendio, arrebatado de mis Manos. Olvidados, olvidados mis Dones, echados por tierra, pisoteados. Y a los que siguen la inclinación del Espíritu: vapuleados, apaleados, hechos callar tapándoles la boca. ¡Apagáis el incendio! ¡Extinguís el Espíritu! ¡Mirad que si éstos callan, gritarán las piedras! Mirad que la naturaleza entera se rebelará contra vosotros, hombres que no escuchasteis la Voz de Dios. La naturaleza entera será ese Incendio de Amor que no quisisteis que fuera vuestros corazones. Corazones de amor extinguidos, de frías heladas y perenne invierno. Mirad que si éstos callan, ¡gritarán las piedras! Burla, burla y sonrisas. Sonrisas por doquier al encontraros con esto. Miradas burlonas, meneos de cabeza. ¡Quien diga que esta hija está loca, la locura caiga sobre él!
El Espíritu de Dios está sobre ti. Jesús, no maldigas así a quienes digan que estoy loca. Son malditos. Tú no puedes evitarlo. Mira, tú ya te das a ellos en esta forma, y te haces para ellos semilla que luego pisan. Pero ellos no te quieren reconocer como semilla, no como mártir de esperanza, del Amor. No ven en ti mi Obra. No ven cómo me comunico a ellos a tu través. No ven. Sólo se quedan con la apariencia externa, se quedan con frases aisladas que sacan del contexto. Hija, no te quieras inmolar por ellos, porque no tienen solución. Consiste en cerrar y cerrar y cerrar todas mis Puertas, todos mis Canales de Vida, todas mis llamadas. Consiste en acallar mi Voz y no hacerla llegar al Pueblo, en matar a mis arquitectos. Y ellos, peones inservibles, quieren ponerse a construir el Reino sin órdenes, sin mando, acallando la Voz de su Patrón, que les mostró los planos a seguir, derruyendo lo bueno que ya estaba construido y en su lugar levantando escombros. Sí, con apariencia de obras buenas y magnificencia, escombros que de un soplo, serán derrumbados. Mira: ¿no ves cómo no tienen base? ¿Qué reino queréis construir sin mis cimientos? ¿Qué reino se puede levantar que tiene por base el odio a la Eucaristía, la burla de mi Madre, el escarnio del Papa?
No hay comentarios:
Publicar un comentario