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Rafael Augusto 29 diciembre, 2015
Para los devotos, nunca ha habido ninguna duda de que la oración tiene el poder de curar.
Ahora, cada vez más la investigación médica de los principales hospitales y universidades de todo los EE.UU. han demostrado de forma concluyente la creencia en Dios es realmente buena con nosotros haciéndonos más saludable y más felices, y ayudarnos a vivir más tiempo.
“Estudios han demostrado que la oración puede evitar que las personas se enfermen – y cuando se enferman, la oración puede ayudar a una cura más rápida,” segun Harold G. Koenig de la Universidad de Duke, MD
Un análisis exhaustivo de más de 1.500 estudios de medicina acreditadas “indica que las personas que son más religiosas y oran más tienen mejor salud mental y física”, dice el doctor Koenig.
Recientemente, científicos rusos de la Universidad de San Petersburgo han demostrado que la curación milagrosa asociada con la espiritualidad es una realidad y han encontrado muchos cambios físicos y mentales que uno puede experimentar en un momento de oración o ceremonia religiosa.
Los científicos han demostrado que el creyente se sumerge en la oración y se cierra por completo en su corteza cerebral, lo cual indica plena seguridad y la ausencia de estrés.
El profesor Slezin fue capaz de medir el poder de la oración, y encontró que un monje, que ora, se encuantra completamente fuera de la corteza que sólo se visto en niños de hasta tres meses de que se sienten seguros cerca de sus madres.
A medida que crecen las personas, una sensación de seguridad es cada vez más reducida, y se incrementa la actividad cerebral. La actividad se reduce sólo durante un profundo sueño y la oración.
“La oración es un poderoso remedio, y no sólo regula todos los procesos en el cuerpo humano, sino que también restaura la estructura dañada de la conciencia”, dijo el profesor Slezin, director del Laboratorio de Neuropsicología del Instituto de Investigación y Desarrollo de neuropsicología en San Petersburgo.
Los científicos han demostrado que después de las ceremonias espirituales y religiosas, la presión arterial se normaliza, y también lo hacen los otros valores medidos en la sangre.
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