INCITACIÓN AL ODIO ANTICATÓLICO DESDE EL DIARIO ULTRAIZQUIERDISTA DE ESCOLAR
El artículo lo publicó el diario de Ignacio Escolar el jueves, y lo firmó
Beatriz Gimeno, activista de ultraizquierda y expresidenta de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas. En línea con el anticlericalismo más casposo y después de tachar a la Iglesia Católica de “monstruo insaciable” y de atribuirle todos los males y defectos posibles,
Gimeno se lanzó a un patético intento de justificar la quema de iglesias durante la Segunda República.
Gimeno comprende que haya gente que “siente la necesidad de quemarlas”
“Era una institución tan odiada por la clase trabajadora, por el campesinado, por la mayoría de los intelectuales que, en cuanto se prendió una chispa, la gente corrió a quemar iglesias”, dice Gimeno, que generaliza a todo quisque su odio personal contra los católicos, dando por hecho que toda “la gente” opina como ella (los que seguimos a Cristo y no nos dedicamos a quemar iglesias debemos estar excluidos de la categoría de “gente”, claro). Lejos de reconocerle nada bueno a la institución que más se ha entregado y se sigue entregando a los necesitados, la expresidenta de la FELGT añade: “En aquellos países en donde la Iglesia (o las iglesias) forman parte normal del ámbito de las libertades, nadie siente la necesidad de quemarlas. Pero ese no es nuestro caso. El aborrecimiento profundo que muchas personas sentimos aquí por la Iglesia católica se lo ha ganado ésta a pulso.” Alucinante. Si esto no es incitar a la violencia contra los católicos, ya me dirán qué es.
La columnista del diario de Escolar se olvida de la matanza de católicos
En
su perfil de Twitter Gimeno se autodefine así:
“Feminista lesbiana, atea, anticapitalista y rabiosa, sobre todo rabiosa”. Desde luego,
es muy triste ver a una persona tan carcomida por el odio, pero lo que ya no es triste, sino intolerable, es que apele a su odio para justificar la violencia contra la Iglesia Católica. Más aún si tenemos en cuenta que esa persecución brutal que ella encapsula en la expresión “quemar iglesias” no se limitó a la destrucción sistemática de edificios religiosos y de patrimonio histórico-artístico:
esa quema incluyó también el asesinato de miles de católicos y la violación de muchas católicas. Están totalmente documentadas las torturas y asesinatos de 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas, muchas de éstas, además, sometidas a brutales violaciones por parte los milicianos y militantes de izquierdas que después las asesinaron. A esos crímenes
hay que añadir a varios miles de laicos católicos torturados y asesinados por razón de su fe. Me pregunto si Beatriz Gimeno no habla de esos crímenes porque su
aborrecimiento a la Iglesia le anima a olvidarlos o incluso
negarlos como ya hizo hace poco Gaspar Llamazares. Sería interesante saber qué opina de esas atrocidades.
La ultraizquierda, incapaz para aceptar las normas de convivencia
Por otra parte,
me pregunto qué diría Ignacio Escolar, director de ese diario digital, si en un medio de la competencia se justificase la quema de sedes de IU apelando a los crímenes del comunismo -
100 millones de muertos-, por ejemplo. No me cuesta imaginar el escándalo que montaría -con razón- y las exigencias de censura que leeríamos, porque ya hemos visto cosas parecidas
por mucho menos. Me pregunto, también,
si fuesen obra de católicos monstruos como ETA, los GRAPO, el FRAP, Terra Lliure, Resistencia Galega y otros grupos terroristas de extrema izquierda, ¿qué es lo que estaría diciendo Beatriz Gimeno contra la Iglesia? Creo que esa ultraizquierda, tan presta con frecuencia a justificar la violencia contra sus enemigos políticos, ideológicos, sociales y filosóficos -una característica común con el fascismo, dicho sea de paso-, tiene que empezar a entender que
su odio hacia los que no opinamos como ella no le da patente de corso para saltarse los principios de convivencia propios de una democracia. Y si no acaba de entenderlo, la democracia tendrá que defenderse de esa ultraizquierda como de cualquier otra amenaza violenta contra las libertades.
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(Foto: Abc. Quema de un convento en Antequera, Málaga, durante una huelga revolucionaria en 1932)
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