Ni médicos ni medios de comunicación informan sobre los riesgos.
Aunque los datos son alarmantes, la Agencia Europea de Medicamentos sigue argumentando que la píldora de Bayer Diane-35, la acusada, no es dañina, a pesar que en Francia, Canadá y Holanda se ha dado la voz de alerta por la cantidad de muertes y trombosis.
Se trata de un negocio multimillonario que en realidad es una cadena de muchos favorecidos. Por un lado están los laboratorios que fabrican y venden los anticonceptivos. Luego están las farmacias que ganan por las ventas, los médicos que reciben regalías por su medicación, y los medios de comunicación que reciben ingresos por la publicidad de los productos del laboratorio, y finalmente las Agencias de contralor sobre quienes los fabricantes aplican un fuerte lobby.
Todo esto lleva a que cualquier información que afecte la venta del producto sea restringida. En principio es autocensurada por quienes participan en la cadena. Y de los casos desviados se ocupa el laboratorio con su lobby.
Por esta razón, las consumidoras no obtienen todas las contraindicaciones del producto, narrando el nivel real de riesgo, como un testimonio en este artículo lo dice.
27 JÓVENES MUERTAS EN HOLANDA
La agencia de medicamentos holandesa ha anunciado el lanzamiento de un nuevo estudio que muestra que al menos 27 mujeres han muerto en Holanda después de ingerir la píldora anticonceptiva Diane-35.
Entre 1987 y mayo de este año las muertes causadas por el anticonceptivo de Bayer en la tierra de los tulipanes eran 18. En menos de cinco meses, entonces, 9 mujeres han muerto y la directora de la agencia holandesa Agnes Kant dado la alarma.
VÍCTIMAS EN EUROPA
Hace sólo dos semanas, la EMA (Agencia Europea del Medicamento) ha asegurado que las mujeres que usan la píldora pueden seguir haciéndolo sin miedo, porque si bien existe el riesgo de contraer el TEV (tromboembolismo venoso), este es un evento raro.
La declaración fue hecha, sin embargo, sin recordar a todas las víctimas de la píldora en Europa y en el mundo, y sin recordar que el TEV puede incluso conducir a la muerte.
A principios de este año, Francia ha prohibido el uso del anticonceptivo después que un centenar de jóvenes habían arriesgado sus vidas, mientras que otras cuatro estaban muertas.
Incluso en Gran Bretaña hubo un clamor por una chica de dieciséis años que murió después de empezar a tomar la píldora. De la investigación inglesa surgió entonces una conexión entre Diane y la depresión, como lo demuestran
numerosos testimonios.
CAUSAS MILLONARIAS
En Canadá, donde murió en enero de una joven de 18 años, se registraron 11 muertes relacionadas con la droga.
En Estados Unidos, las muertes contadas hasta ahora son más de 50 y Bayer ya ha pagado U$S 750 millones por 3.500 mujeres, mientras que otras 3.800
están en disputa con la compañía farmacéutica.
Sin embargo, la semana pasada la Sociedad Italiana de la anticoncepción, durante su conferencia nacional, ha destacado que “los beneficios de la píldora son mayores que los riesgos.” Una vez más no hubo ninguna mención a las víctimas, sino que se aclaró que “la píldora es el método más eficaz en la prevención de embarazos no deseados”.
UN TESTIMONIO DE UNA CONSUMIDORA QUE HIZO TROMBOSIS
Este es el caso de Laura Peinado, de 32 años, que la llevó a ser víctima de una trombosis.
Hace diez años me vine a vivir a Bogotá y me casé. En 2005, a los 24 años, decidí planificar con píldoras. Era modelo y un día de desfile, de tanto subir y bajar los brazos cuando me cambiaba, vi que se me empezó a hinchar el brazo izquierdo, me dolía mucho, de la mano al cuello. Mi hermano, que es médico, me dijo que fuera a urgencias. Cuando llegué a la clínica se había bajado la hinchazón, me dijeron que no tenía nada. Me mandaron para la casa.
El brazo me seguía doliendo y mi hermano insistía en que no era normal que algo pasaba con la circulación. Estuve de un lado a otro tratando de que me mandaran un examen. Conseguí la orden para que me practicaran un doppler (examen que a través de ultrasonido que revisa el flujo sanguíneo en las principales arterias y venas en los brazos). El tamaño de mi brazo ya era casi del doble, tenía miedo de que tuviera problemas en el corazón.
El brazo estaba lleno de trombos (coágulos de sangre que se forman en el interior del aparato circulatorio), me diagnosticaron trombosis venosa profunda axilar izquierda. Recuerdo la cara del médico del hospital universitario diciéndoles a sus alumnos, delante de mí, lo impresionado que lo tenía mi brazo.
Revisaron mis antecedentes, en mi familia nadie había sufrido de vena várice, tampoco yo. Lo único que encontraron era que hace menos de un mes había comenzado a planificar con pastillas, pero no había terminado de tomarme ni la primera caja. Ahí los médicos la relacionaron con trombosis.
Estuve una semana hospitalizada recibiendo anticoagulatorios. Durante siete meses tomé warfarina, un anticoagulante en pastillas. Me hacían exámenes de sangre cada 15 días, tenía en el cuello una plaquita colgada que decía que estaba medicada con ese fármaco, por si tenía un accidente. No podía tocarme duro por que me salían moretones.
Hace cinco años, cuando quedé embarazada, tuve que aplicarme durante esos nueve meses inyecciones de clexane, otro anticoagulante que no le hacía daño al bebé. No tuve problemas con durante la gestación y el parto.
Los anticonceptivos con hormonas quedaron prohibidos para mí. Nunca, antes de lo que me pasó, tuve cómo saber que no eran aptos para mi cuerpo, nunca, ni a mí ni a mis amigas, nos pidieron fórmulas para comprarlos, nunca ni un médico, ni nadie nos advirtió que un tratamiento de planificación hormonal requiere supervisión.
Fuentes: Tempi, El Espectador, Signos de estos Tiempos
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