Los costos de la descristianización de Suecia.
La descristianización de Suecia es una de las mayores de occidente, al punto que la nueva líder de la Iglesia Luterana (la oficial) descree de conceptos como el “infierno” y considera al islam como similar al cristianismo, sin contemplar que Jesús era hijo de Dios y no un profeta como piensan los musulmanes.
Y frente a esto, los musulmanes crecen, ellos sí creen que hay un Dios y un infierno, y están dispuestos llegar al cielo haciendo la jihad combatiendo a los infieles suecos.
EL CRISTIANISMO OFICIAL EN SUECIA
En Suecia, el 73% de los niños son bautizados por la Iglesia Luterana, el 63% de los adultos están casados en la iglesia con rito religioso, el 90% de los funerales es religioso. Sin embargo, sólo el 2% de las personas van regularmente a misa, uno de los porcentajes más bajos del mundo. Es un problema para la Iglesia luterana sueca.
¿Podrá ser solucionado este problema con el nuevo arzobispo que es una mujer y progresista? ¿O es que el progresismo la causa de tanta desafección a la iglesia nacional?
El próximo líder de la Iglesia sueca se llama Antje Jackelen y es de origen alemán. Su progresismo es interpretar todas las enseñanzas de la Biblia como una metáfora. Nada es real. No hay infierno (por lo tanto, probablemente ni siquiera existe el Paraíso), María no era virgen cuando concibió a Jesús.
Pero una vez eliminado gran parte del credo del cristianismo, ¿qué queda? ¿Al menos hay un Dios?
En una audiencia pública, antes de la elección, ante la pregunta de si Jesús o Mahoma dan la visión más veraz de Dios, Antje Jackelen no respondió. Tanto ella como otros dos candidatos (cuatro en total) han dado explicaciones evasivas.
El cristiano, sin embargo, se distingue de un musulmán, porque no considera que Jesucristo sea un “profeta”, sino el Hijo de Dios. Así que, podrían haber contestado esto, pero ninguno lo hizo.
Aquí está el punto, para ellos el cristianismo y el Islam son iguales. Piensan que ninguno tiene la verdad en el bolsillo.
Antje Jackelen, que en junio será el arzobispo de Suecia, podría muy bien ser un imán (si se le permiten serlo), o, por qué no, incluso un filósofo ateo. Por otra parte, fue ordenada sacerdote en 1980 por Lars Carlzon, que era entonces jefe de la Asociación de Amistad entre Suecia y la República Democrática Alemana, es decir, el régimen comunista de Alemania Oriental, que practicaba el ateísmo de Estado y perseguía a los cristianos.
EL APARENTE SUEÑO DE LENNON QUE SE VIENE ABAJO
Parecería casi completamente realizado el sueño de pacifista John Lennon en ”Imagine”:
“Imagina que no hay cielo / Es fácil si lo intentas / sin el Infierno debajo nuestro / arriba nuestro, solo el cielo / Imagina a toda la gente / Vive sólo para hoy / Imagina que no hay países / no es difícil de hacer / Nada para matar y morir / y tampoco religión / Imagina a toda la gente / que vive en paz”.
Un obispo que no cree en el Infierno ya está ahí. Todas las personas en Suecia viven realmente “sólo por hoy”, en el sistema de Estado de bienestar, con el sonido de los impuestos por supuesto. El Estado provee cada necesidad, desde la cuna hasta la tumba, el pago de la casa, garantiza el trabajo, ayuda a las familias y a solteros, les ayuda a morir si no tienen el coraje de hacerlo solo.
“Imagina que no hay países” es una meta aún por venir, pero Suecia está tratando más que los otros. La última medida de inmigración es la concesión automática de asilo político a cualquiera que escape de Siria. Yihadista o cristiano, tendrá derecho a permanecer en Suecia de forma permanente. Y a “ninguna religión” estamos llegando, considerando que el 2% de los suecos van a misa regularmente. Y un futuro arzobispo cree que todas las religiones están en el mismo nivel.
LOS MUSULMANES CONTRADICEN ESE SUEÑO
El problema para los suecos, es que pueden soñar con lo que quieran, pero tarde o temprano la realidad se venga. La minoría musulmana en crecimiento (un tercio de la población urbana de ciudades como Malmo) cree firmemente que hay un cielo y un infierno.
Y no se puede decir que ya no haya “nada por lo que matar o morir”. La parte de esta minoría fundamentalista, cree que no merece ir al infierno y sí al cielo, por lo que hay que obedecer las instrucciones de Dios, que también puede incluir la violencia contra los suecos infieles.
Los suburbios de Estocolmo se quemaron en el fuego de la rebelión islámica en el verano 2013. Y que la violencia de los rebeldes tenía un sustrato religioso lo confirmaron los gritos “Allahu Akbar” (Alá es el más grande) y quemaron una iglesia en Storholmsjo, Karlskrona.
El verano pasado, justo después de la insurrección islámica en Estocolmo, a raíz de una presunta agresión (aún no probada) en contra de una mujer musulmana con velo en un estacionamiento en un suburbio de Estocolmo, un editorial en el periódico Aftonbladet ha puesto en marcha una campaña de solidaridad con el velo islámico. Innumerables mujeres suecas se fotografían con el hijab, en Facebook, Twitter e Instagram.
Entre ellas también la activista Gudrun Schyman, líder de la Iniciativa Feminista, aunque las feministas creen que el velo es el símbolo de la opresión de la mujer por excelencia. Por otra parte, los fundamentalistas musulmanes de Suecia no creen que las mujeres deban tener la libertad de vestirse como deseen.
Y la violencia de los hombres contra las mujeres musulmanas “infieles” es frecuente. Suecia, con
una tasa de 53,2 violaciones por cada 100.000 habitantes se ha convertido en el segundo país con el mayor índice de violencia sexual en el mundo, sólo superado por Sudáfrica.
La mayoría de los atacantes (algunos hablan de más del 77%, aunque la estimación no es oficial) son extranjeros y musulmanes.
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