Canal: Starr 25/8/12
- Dime Padre, aquí estoy presta a escuchar tu Divina Voz que resuena en mis oídos y en lo más profundo de mi corazón.
Hoy vuestro Padre desea hablaros de la vanidad, esa vanidad que es enemiga de vuestra paz interna, sin la cual es imposible ser constructores de la paz.
- Padre creo que todos somos vanidosos de una forma u otra, todos aún tenemos ese yo que nos frena y nos hace trastabillar en el camino que conduce a Ti.
Hija mía muchas veces os he visto alardear, y no es bueno. Cada uno exhibe sus credenciales para demostrar cuan importante es, y la verdad es hija mía que nunca debe hablarse de sí mismo. Corréis presurosos a ocupar los primeros asientos y sois muy hábiles usando a vuestros semejantes en provecho propio.
Es necesario que comprendáis el grave error que cometéis, he visto con tristeza como mis hijos en el afán de demostrar su superioridad, intentan dominar a los demás situándose en un plano de superioridad sobre ellos, no comprenden mis hijos que la humildad no consiste en humillaros diciendo soy humilde y poca cosa con los labios, mientras que en el interior aún seguís aferrado a vuestro ego. La verdadera humildad radica en conoceros pequeños, pero no comparando esa humildad tomando como modelo a los hombres sino comparándola con la imagen que verdaderamente deberíais ser, la imagen de vuestro Dios, su ego llevándolo hasta el infinito.
Los hombres hija mía han olvidado por completo la grandeza de Dios pero si han fomentado y agrandado, no me conocen, simplemente no me conocen y cuanto menos se conocen las cosas más insignificantes os parecen.
- Padre intentamos que te conozcan pero muchas veces tropezamos con el muro de la indiferencia de los hombres.
Hija mía siempre se debe intentar una y otra vez sin desfallecer pues es la única manera en que los hombres disminuirán el odio que muchos sienten hacia vuestro Padre, solo al conocerme mejor avanzará la paz en medio vuestro, no me conocen en verdad y por lo tanto no me aman y al no poder contemplarme, ni amarme, simplemente se tornan vanos y orgullosos, y un hombre orgulloso piensa de sí mismo mejor de lo que en realidad es y cuando alguien le advierte sobre ese aspecto de sí mismo, entonces supone que quien le marca su error lo hace invadido por la envidia o algún oculto rencor en su contra.
El hombre verdaderamente humilde, hija amada se reconoce porque siempre se juzga a sí mismo, pero no con sus propias normas, sino tomando como patrón a vuestro Padre. Muchas veces al encontrar en vuestro camino a seres peores que vosotros creéis falsamente que sois mejores.
Durante mucho tiempo os fiabais en los hombres buenos, en sus vidas para imitarlos, pero hoy vuestra virtud la jugáis comparándoos con quienes os escandalizan.
- Padre ¿Qué es escándalo? Sierre me he cuestionado esa palabra.
Hija mía escándalo es piedra de tropieza, una piedra que os impide crecer y alimentar vuestra alma. La virtud de los grandes hombres, hija debe serviros de espejo para adornar vuestras vidas- El hombre humilde hija es quién está convencido de que recibirá de vuestro Dios una compasión igual a la que él haya demostrado a sus semejantes.
El que antes de iniciar un camino, antes de tomar una decisión reconoce que depende de su Dios e invocará su guía y su bendición, aunque se encuentre colocado sobre otros, por vocación o por voluntad del pueblo, nunca desconocerá que su Dios hizo de una misma sangre a todos los hombres del mundo. Si es muy rico empleará sus riquezas en auxilio de los pobres y si es pobre trabajará y sostendrá a los pobres entre los pobres. El hombre rico que es verdaderamente humilde ayuda mucho más que cualquier grupo de maestros importantes que muchas veces se valen el necesitado para encumbrarse y ser reconocidos. ¡Cuidaos de escandalizar a vuestros hermanos con actitudes como esas!
Otra falta de humildad hija mía es la de los que mucho saben y conocen, recordad que el que recibe mucho, de él mucho espera vuestro Padre, tiene sobre él una gran responsabilidad sobre sí, y pobre de él si utiliza sus conocimientos para arrastrar a otros al error por no enseñar todo cuanto se le ha dado.
Todo lo que tenéis, todo lo que hacéis y todo lo que conocéis es un don de vuestro Padre e insignificante arenilla, comparada con Mi infinita sabiduría.
Vuestro Padre ha hablado.
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