12 de Octubre de 1975
LA VÍA DE SENTIDO ÚNICO
Hijo, varias veces te he señalado la "vía de sentido único".
Uso este término en boga en las caóticas y corruptas
ciudades modernas.
Una carretera nace siempre en un determinado punto, se desliza por llanuras y montañas entre dos orillas que determinan
su anchura y termina en otro punto, la meta final.
Pues bien, hijo mío la vida de todo hombre es como una
carretera, tiene su punto de partida y su meta final, cada hombre tiene su camino que recorrer señalado desde la
eternidad.
Pero el hombre, entre todas las criaturas de la tierra es la única criatura libre e inteligente, capaz de distinguir el bien
del mal y de quererlo o rechazarlo; por esto el hombre es tan grande que se asemeja a Dios.
Todas las demás criaturas vivientes en la tierra, a diferencia del hombre, están obligadas por su misma naturaleza a un
recorrido fijo.
No les es dado salirse y tomar caminos diferentes del que les ha asignado su Creador.
El hombre, criatura maravillosa por su inteligencia y voluntad, es libre para aceptar o bien rechazar el camino que le
ha trazado Dios su Creador para facilitarle el logro y la llegada a su meta final: la salvación eterna de su alma.
Es extraño y también monstruoso que el hombre abuse de un don que lo realza por encima de cualquier otro ser
viviente sobre la tierra, negándose a recorrer el camino de su exilio terreno para encaminarse por senderos oscuros y
tortuosos que lo llevan a la ruina y a la perdición eterna.
Es extraño si no se tuviese conciencia de su caída y de las seducciones e insidias con las que Satanás, príncipe de la
mentira lo seduce y lo rodea.
Satanás por otra parte puede sí, debilitar la libertad del hombre, pero no la puede destruir... a menos que el mismo
hombre lo ayude.
En cualquier caso, no es justificable la desviación del hombre, porque Yo, Verbo de Dios hecho carne he remediado su
debilidad ofreciéndole los preciosos frutos de Mi Redención, siempre que él quiera beneficiarse de ellos.
Pero si, sobre el rastro de Satanás rechaza a Dios, el hombre se condena.
Mi camino
Hoy los hombres me han abandonado a Mí, camino, verdad y vida, camino derecho y seguro para enfilar la senda
trazada por Satanás, la mona de Dios.
Si no se convierten no se salvarán, no obstante las necedades de los sembradores de cizaña en mi viña que se han
multiplicado como langostas haciendo estragos en las almas con sus herejías. Son demonios encarnados, corroídos por la vanidad y la soberbia; sus escritos no son menos dañosos que los libros
pornográficos y están presentes en todas partes: en los seminarios, en los conventos, en las escuelas.
Su veneno es
mortífero y cosechan víctimas especialmente entre los jóvenes.
El camino de cada hombre se inicia en el seno materno y el punto de llegada es la muerte corporal que determina el
Juicio sin apelación, después del cual el hombre inicia la vida eterna feliz o infeliz según que ha usado o abusado de su
libertad.
Yo, Verbo eterno de Dios, engendrado desde siempre por el Padre, encarnado en la plenitud de los tiempos en el seno
purísimo de la Madre Mía y vuestra, estoy gloriosamente presente a la derecha del Padre y estoy siempre en medio de
vosotros en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el misterio de la Fe y del Amor.
He querido yo también recorrer mi vía de sentido único en la tierra, como todos los demás hombres.
El punto de partida fue mi concepción virginal en el seno de Mi Madre; mi punto de llegada: la cruz y por tanto la
muerte corporal.
Yo, el Camino, he completado mi recorrido en la tierra para vosotros, para que cada uno de vosotros siguiéndome fuese
auxiliado en su camino, y no tuviera dudas, incertidumbres ni desviaciones peligrosas.
Mi vía de sentido único (lo que quiere decir que no admite desviaciones ni retornos) buena y segura para todo hombre
de buena voluntad, inicia con un acto de infinita humildad.
Infinita humildad
La Encarnación de Mí, Hijo de Dios, ha sido un acto de infinita humildad, para que fuera sabido por todos los hombres
que la humildad es la virtud base, el fundamento seguro y esencial para toda virtud.
Bastaría que tantos pseudo - teólogos meditaran un poquito en esta realidad divina: he nacido en una gruta utilizada
como establo, fría y húmeda, he iniciado mi camino en el mundo en la más absoluta pobreza.
¿Qué piensan de esto los así dichos mis seguidores, los favorecedores de la civilización de consumo? ¿Qué piensan de
ello mis sacerdotes?
Qué piensan de todo esto algunos presuntuosos teólogos que aman escribir libros venenosos, con sofismas y complicados
razonamientos, olvidando la divina simplicidad de mi Evangelio.
Yo soy Dios infinitamente simple y amo la
simplicidad.
Estos teólogos, que aman los apartamentos y viviendas cómodas y bien caldeadas, no piensan que su Salvador ha
nacido en un establo sin nada de lo que tienen todos los hombres.
¿No ven el estridente contraste con mi vida, de la vida de ellos y de los cristianos de hoy, ávidos de riquezas y comodidades,
que a nada quieren renunciar, ni siquiera a las cosas ilícitas?
Hay egoístas indiferentes, despreciadores de Dios, sordos a todo reclamo de mi Vicario, prontos a contestar sus
palabras, porque no sufren ninguna turbación suscitada por la Verdad.
¿No se dan cuenta estos sacerdotes míos, y no todos de la base, del fango que continuamente están arrojando a mi
Iglesia?
Han olvidado las palabras de mi apóstol Pablo: “En verdad, la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra
toda impiedad e injusticia de los hombres que sofocan la verdad con la injusticia; en efecto, lo que se puede conocer de
Dios está en ellos manifiesto..."
Yo, Verbo de Dios hecho carne, claramente se lo he manifestado con el camino que he trazado en la tierra, con la
humildad, pobreza y obediencia, con el sufrimiento más atroz, con el amor a Mi Padre y a los hermanos.
Lean todos, cristianos, sacerdotes y obispos, lean bien mis palabras transmitidas a todos vosotros por medio de Pablo
en la Carta a los Romanos:
"Por cuanto conociendo a Dios no le dieron gloria” (1, 16 -25).
16 Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son.
17 En el Evangelio se revela la justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice la Escritura: El justo vivirá por la fe.
18 En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la verdad.
19 Porque todo cuanto de se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,
20 ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna excusa.
21 en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad.
22 Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles.
24 Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus propios cuerpos,
25 ya que han sustituido la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente. Amén.
Soberbia y presunción
¿Son acaso mejores los cristianos de hoy que los paganos de hace veinte siglos?
¿Se puede pretender que los cristianos de hoy se salven de la Ira divina si han abandonado el camino para perderse en
los oscuros y tortuosos senderos de las pasiones más torpes?
Quieren sofocar mi verdad y enterrarla bajo el abismo de
su soberbia y de su presunción.
¿No es esto lo que están haciendo los falsos profetas propagadores de un neo - protestantismo peor que el primero,
enmascarados en una nauseabunda hipocresía?
Han escogido otras vías, otras sendas que no son mi vía, que no son mi camino.
Frecuentemente apelan a mi Misericordia.
Ha sido hasta ahora tiempo de Misericordia pero la hora de la Justicia está a
punto de sonar. Terrible será el Padre mío y vuestro en su Justicia.
Quisieran en su pavorosa ceguera que Yo renegase de mi vida, renegase de mi misma identidad de verdadero Dios y
verdadero Hombre.
Hijo, una vez más te pido que grites fuertemente la invitación dirigida a todos para una verdadera conversión.
No temas por las reacciones que vas a suscitar.
Yo los quiero a todos salvos pero si su obstinación en la soberbia no
termina, serán dispersados como cascarilla al viento.
Si no quieren abrir sus ojos a la luz que
Yo, luz del mundo he traído, tendrán entonces como fruto las tinieblas en el
tiempo y en la eternidad.
Te bendigo y Conmigo te bendice la Madre mía y tuya.
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