26 de octubre de 1975
CONTRADICCIONES EN LA PASTORAL
Hijo, en el precedente mensaje a los obispos te he hablado de las contradicciones existentes actualmente en la pastoral
de los obispos y de los sacerdotes.
Estas contradicciones, si lo quieren, no será difícil verificarlas.
Más importante aún será buscar sus causas.
Ninguno se deje vencer por la tentación de evadirse.
Si con humildad me quieren, Yo estaré junto a ellos para infundir
la luz y el valor.
He dicho que éste es tiempo de revisión, y de revisión urgente.
Es tiempo de intervenir con firmeza, amor y prudencia.
No se dejen intimidar por el Maligno, vuelto fuerte y audaz por el letargo en que ha caído mi Iglesia.
La incoherencia ha sido superada con mucho por las contradicciones tan frecuentes, tan difundidas que se han
transformado en costumbres de vida, por lo que ya ni se notan.
Las consecuencias de estas contradicciones en acto en
mi Cuerpo Místico son verdaderamente inconmensurables.
Pero por desgracia no son éstas los únicos males.
No es el caso ahora hablar de muchos que se profesan ateos, sino de los que comúnmente son considerados "buenos
cristianos".
La mañana del domingo van a la iglesia, quizá esperando al entrar en ella que se haya acabado el interminable
comentario de mi Palabra.
Se acercan a los Sacramentos, pocos con fervorosa fe, muchos por costumbre o tradición
familiar.
Hay tan escasa convicción que por la tarde no tienen ningún escrúpulo en asistir a películas pornográficas o,
si no todas son tales, a películas que son verdaderas escuelas de robo y violencia de todo tipo.
Al fin el veneno del materialismo entra en todos.
Entre adolescentes y jóvenes la corrupción ha entrado como ríos en
crecida, y la inmoralidad se difunde.
Todas las puertas han estado abiertas, incluso las de los así llamados "buenos cristianos" que por la mañana van a
confesarse, aun sabiendo que en el resto del día pecarán gravemente.
Jueces de las conciencias
Eso lo saben ellos y lo saben también muchos confesores que continúan absolviendo todo y a todos.
Por la mañana
Santa Comunión, que al fin no es santa, por la tarde se frecuentan bailes, lugares y encuentros en los que la exaltación
de la sensualidad es ley.
Los adúlteros se confiesan ya con la seguridad de que no faltará el sacerdote siempre pronto a absolverles.
Se han
olvidado las palabras claras y precisas "Nolite ponere margaritas ante porcos"21.
Se ha olvidado que los Sacramentos
son los frutos preciosos de mi Redención.
Se han olvidado las palabras con las que Yo, Salvador y Liberador, he conferido a mis Apóstoles y a su Sucesores el
poder de perdonar o retener los pecados.
Se han olvidado muchos sacerdotes de que han sido constituidos jueces de las conciencias.
Y es función del juez, en el
ejercicio de su profesión, el indagar sobre los delitos, sobre la entidad de los delitos.
La facilonería con que se absuelve siempre todo y a todos no responde al designio de mi Misericordia sino a un plan
de Satanás.
Transformar los medios de salvación en medios de condenación, y desacreditar el valor infinito de la
Gracia y de los medios por Mí queridos para distribuirla.
Te he hablado de Misas sacrílegas, ahora te digo que a las Misas puedes añadir las Confesiones sacrílegas, a veces
doblemente sacrílegas.
De las Comuniones sacrílegas he aquí, hijo, dónde están las raíces.
Este laxismo que vuelve
indiferenciable lo lícito de lo ilícito, el bien del mal, ¿dónde tiene sus raíces? He aquí por qué urge la revisión sin
vacilaciones.
La anarquía ha entrado sin oposición, del externo también al foro interno por lo que algunos sacerdotes se hacen
autores de nuevas doctrinas y de una nueva moral que todo admite y que todo aprueba.
Las consecuencias son por sí mismas comprensibles: para muchos sacerdotes el sexto y el noveno Mandamientos no
tienen ya razón de ser.
Esto es suma soberbia, esto es quererse sustituir a Dios, esto es no creer en Dios, esto es no
creer en la Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia de Dios.
Satanás a continuación induce a sacerdotes a que repitan su pecado de soberbia y de desobediencia.
Él ha encontrado
aliados fieles en mi Iglesia, induciéndoles a hacerse colaboradores suyos en la obra de desmantelamiento.
Pero Satanás y estos sus colaboradores ¿ignoran tal vez mis palabras que no cambian: "Yo estaré con vosotros hasta la
consumación de los tiempos y las puertas del Infierno no prevalecerán"?
¡Mi Iglesia será purificada, será liberada mi Iglesia!
Lo exige mi amor por ella, lo exige la justicia, lo exige mi Misericordia.
De esto no se tiene la apropiada visión.
Yo soy el fuego
Hijo, cuántas veces en los precedentes mensajes no te he hablado de nubes que cubren mi Iglesia, en oscuridad
profunda.
No lo hecho por casualidad.
En otras ocasiones te he dicho que el Amor se puede comparar con un brasero ardiente, capaz de transformar y de
comunicar a otras cosas de naturaleza diversa (ver el hierro de por sí frío y oscuro), la propia naturaleza que desprende fulgor y calor.
21 No echéis vuestras perlas delante de los puercos.
Un pedazo de hierro puesto en un brasero, abrasa como el fuego, resplandece como el fuego y produce
los efectos del fuego.
Yo soy el fuego venido a la tierra para incendiar las almas con mi amor, para compenetrarlas con mi vida divina.
Sobre este fuego no es agua lo que se arroja para apagarlo sino toda la porquería, la inmundicia, y toda la oscuridad que
hay en la mente de quien es tinieblas y pecado, que es odio y rebelión.
¿Qué queda del brasero ardiente sobre el que se arroja el agua?
Pocos carbones negros y humeantes. La mona de Dios
todo hace y todo realiza en oposición a Dios Creador, a Dios Redentor, a Dios Santificador.
He venido a la tierra para traer el fuego de mi Amor, para comunicar a las almas el calor y el esplendor de mi Amor
divino y hacer de los hombres, esclavos, hijos de Dios, hermanos míos herederos Conmigo de la gloria del Padre.
Satanás que nada ha perdido de la potencia con la que fue dotado ni de su libertad natural, continuamente esta inclinado
a una obra de transformación de las almas en tizones negros y humeantes, herederos con él de las penas eternas del
Infierno.
Hijo mío, no se quiere comprender que la presencia del hombre en la tierra está en orden a la vida eterna, que la tierra
es exilio y campo de una lucha, no querida por Dios sino por el odio, por la envidia y la rivalidad de Satanás y de sus
diabólicas legiones.
Su designio ahora se podría decir que lo ha logrado.
Es el de convencer a los hombres de su no-existencia y mantener
en letargo a obispos y sacerdotes, tanto de no advertir las contradicciones en que están sumergidos.
Pero la última palabra la dirá la Madre mía y vuestra que aplastará de nuevo con su pié la cabeza de la maldita
Serpiente.
Un despertar a la fe, a la visión realista y trágica de las contradicciones en las que se vive, un retorno a un sincero
arrepentimiento, podrían detener el alud en marcha.
¿No irán todavía la oscuridad, la presunción y el orgullo a
vencer?...
Ninguno se engañe
Grítalo fuerte, hijo: ninguno se haga ilusiones, los días están contados.
Ay de aquellos que se hagan sordos e
insensibles a mis llamadas.
Demasiada resistencia han opuesto a mi Misericordia.
Es tiempo de revisión, es tiempo de poner la segur a la raíz, es tiempo de sacudirse el letargo, es tiempo de bajar al
campo y presentar batalla contra el infernal Enemigo.
Yo he vencido a Satanás, Yo he vencido al mundo, Yo he vencido a la muerte.
Hijos míos, ¡valor!, La hora es grave, pero unidos a Mí, unidos entre vosotros, podéis salvaros.
Es la última posibilidad que se os ofrece.
Los medios no os faltan y más que válidos para frenar, detener y delimitar el
arrogante avance del Enemigo.
Te bendigo. Ofréceme tus tribulaciones: me pagarán por la necia e insensata obstinación de tantas almas consagradas a
Mí.
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