Palacio episcopal de Murcia
Desde aquella voz que gritó en el parlamento republicano, en plena década de los treinta del siglo pasado, diciendo: “España ha dejado de ser católica”, hasta la legislación de ingeniería social e ideológica implantada por el zapaterismo raquítico, pero eternizado en el peperismo reinante y farisaico que no ha retirado ni una de esas leyes, y con la cacareada llegada de unos comunistas travestidos de socialdemócratas con olor de naftalina petrolera caribeña, España sigue siendo católica, seguramente a su manera, lean, amigos, lean.
Digo seguramente, porque el acotecimiento tiene lugar a orillas del río Segura, en la capital de la región de Murcia, donde desde hace años el ayuntamiento de la localidad coloca un belén dentro del patio del palacio episcopal, situado en plena plaza del cardenal Belluga, haciendo honor a la esbelta catedral murciana.
¿Este acontecimiento es bueno, regular o malo?
Conociendo el alma de los murcianos es muy bueno, porque el sentir murciano es abierto, hospitalario, acogedor, sencillo y ejemplar. La Semana Santa de Murcia con la obra del maestro Salzillo es de fama internacional. Las fiestas de primavera son conocidisimas para dar rienda suelta a las depresiones humanas. La Navidad es una unidad indivisible entre el concejo municipal y el obispado, porque las estampas navideñas las coloca el primero y el marco incomparable lo cede el segundo.
El alma murciana es muy positiva. Nunca quiere el enfrentamiento con los suyos propios. Ellos solamente se llevan regular con los cartageneros, cuyas fobias tienen más de cuentos y leyendas que sangre que nunca han derramado, ni siquiera en el cantonalismo de la I República Española en el siglo XIX, cuando el cantón de Totana declaró la guerra a Cartagena, que no disponía más que un barco. Sonrisas románticas decimonónicas que nunca produjeron echar sangre por ninguna parte en una tierra que es muy suya para los suyos y de brazos abiertos con quienes allí acuden.
El belén ha sido bendecido por el obispo local, en el patio del palacio episcopal. El belén estará abierto al público hasta el 6 de enero de lunes a viernes de 9:00 a 13:30 horas y de 17:00 a 22:00 horas; sábados, domingos y festivos de 10:00 a 13:30 horas y de 17:00 a 22:00 horas; y Nochebuena y Nochevieja de 9:00 a 13:30 horas.
Quien acuda a ver este belén amasado entre don Camilo y don Pepone, no perderá el tiempo. Verá que España es católica todavía a su manera a pesar de todos los pesares pasados, presentes y futuros.
Tomás de la Torre Lendínez
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