Después de aquel envío que recoge Infocatólica sobre posibles medidas acerca de Medjugorje, y por el simple motivo que he difundido y comentado algunos de los mensajes, me veo en la obligación de compartir ahora algunas reflexiones y dar algunos consejos.
Lo primero es ser prudente y recomendar prudencia. Luego, no preocuparse y permanecer en abandono confiado a la Santísima Virgen.
Quienes conocemos a Medjugorje desde hace ya varios años, quienes hemos vivido allí y hemos peregrinado y conocido tantos peregrinos y tantas historias; quienes, sacerdotes, hemos pasado muchos días y largas horas confesando, no podemos desconocer los grandes y muchísimos frutos, la enorme cantidad de personas agraciadas, sobre todo con la conversión, que allí se han dado a través de los años. Quienes, además, hemos conocido Medjugorje cuando era una aldea perdida de la Yugoslavia comunista que no figuraba en ningún mapa, no podemos dejar de recordar con cierta nostalgia aquellos tiempos cuando todo era oración y nada más que oración, y por supuesto estricto ayuno; cuando no había comercios ni nada con qué distraerse. En los campos uno se cruzaba con la gente del lugar o con peregrinos, todos con rosario en mano, rezando. La gran afluencia de peregrinos, sobre todo de Italia primero y luego de todo el mundo y por fin la caída del régimen hizo que llegase el gran cambio y que en ese cambio prosperara un comercio, en muchos casos más allá de lo conveniente. El P. Slavko, recuerdo, recomendaba a los locales hacer pensiones con no más de 10 habitaciones, porque sino caerían en la trampa de la avidez de dinero. Algunos siguieron sus sabios consejos, otros no.
Quien haya estado en la época comunista sabe muy bien que una fábula inventada por unos niños acerca de una aparición de la Virgen y sostenida por unos frailes, era algo impensable porque el régimen ateo no soportaba que se hablase de apariciones ni de Dios. Nadie hubiera ni pensado en correr ese riesgo a menos que la cosa fuera cierta y muy cierta. Los niños, los frailes demostraron valentía al no prestarse a negar lo que para ellos era evidencia. Eso, ahora se suele pasar por alto, pero es una de las claves de autenticidad.
Signos ha habido muchos en torno a Medjugorje y no se trata de imaginación sino de constatar ciertas coincidencias como esta última, que la asamblea plenaria de la Doctrina de la Fe para fijar líneas guías sobre el fenómeno Medjugorje se haya reunido el 24 de junio último. El 24 de junio de 1981 fue el día de la primera aparición. Sin encuentro, porque pese a que la aparición les hacía seña de acercarse los chicos huyeron despavoridos. Fue recién al siguiente día, 25 de junio, que se acercarían quienes desde entonces son conocidos como los seis videntes de Medjugorje.
Han pasado 34 años. Hoy es el aniversario y se espera una inminente respuesta de la Iglesia. Hacer conjeturas carece de sentido cuando presumiblemente en pocos días sabremos qué nos será dicho. Mientras tanto, para quienes creemos en la autenticidad, nos toca demostrarlo obedeciendo a la Santísima Virgen, obedeciendo a la Iglesia.
La Reina de la Paz nos ha pedido oración. Es la constante. Siempre pide oración y hubo algún mensaje tan escueto como “oren, oren, oren”, sin nada más. Sin despedirse siquiera.
Últimamente reitera su pedido de oración por los pastores. “Oren por los pastores”. Grandísima es la responsabilidad de los pastores de la Iglesia, pastores del único rebaño de Cristo, en momentos tan difíciles para la humanidad y la misma Iglesia. Esa gravedad exige de cada uno de nosotros oración por los pastores, para que sean iluminados por el Espíritu Santo y guíen en la verdad de Cristo, de su Evangelio, y reciban la fuerza del mismo Espíritu para poder anunciar esa verdad a pesar de todas las oposiciones y ataques del mundo, que –hoy más que nunca- rechaza a Cristo.
A lo largo de estos años, la Santísima Virgen nos ha conducido por el camino de la vida sacramental y de la Palabra de Dios además de la adoración a Dios en su Hijo presente en el Santísimo Sacramento. Ella misma se había propuesto hacer de Santiago Apóstol la parroquia modelo de todas las demás parroquias de la Iglesia. Y vemos cómo se ha ido cumpliendo, sobre todo en las celebraciones de la Eucaristía y en la adoración. Los peregrinos suelen decir que lo que más les ha impresionado y llevan en su corazón son las veladas de adoración al Santísimo. De esas nacieron muchas réplicas en todo el mundo.
Pero, sería engañoso e inmaduro pensar que todo es perfecto en Medjugorje, que no hay nada que mejorar o purificar. La Virgen habló desde los inicios de la acción diabólica y de cómo donde Ella y su Hijo aparecían inmediatamente también lo hacía Satanás (28 de enero de 1987). El 14 de febrero de 1982 advertía que el Enemigo está en los últimos tiempos y por eso se había vuelto más agresivo, destruyendo matrimonios, provocando discordias entre sacerdotes, creando obsesiones, homicidios, aberraciones.. Y recomendaba llevar y hacer uso de sacramentales como el agua bendita en las casas y las medallas y otros objetos religiosos. Por tanto, ha estado y está también presente insidiando Medjugorje para desacreditarlo. Un signo de su presencia es el fanatismo (menudo favor le hacen a la Virgen los fanáticos!), el protagonismo, en algún caso la desobediencia y un cierto giro de dinero y negocios. Junto a tantísimos frutos buenos también hay frutos envenenados o contaminados. Estos casos y estos peligros no deben oscurecer las ingentes conversiones, las muchísimas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, iniciativas de caridad y misericordia que nacieron precisamente allí. Que lo reprobable no nos impida ver la corriente de gracia que fluye desde hace 34 años y que no se detiene.
Medjugorje tiene necesidad de purificación para que lo malo, como el sarmiento seco, sea arrojado y quemado y lo bueno podado para que dé más fruto.
El mejor homenaje a la Santísima Virgen, el mejor agradecimiento en este aniversario y siempre es el de convertirnos y obedecer a la Iglesia en todo lo que debemos obedecer para la mayor gloria de Dios. Oremos y confiemos porque quien “ora no tiene miedo del futuro” (25 de junio del 2000).
Otro sacerdote aconsejaba no temer ni siquiera si viene negada Medjugorje, tanto más –decía- porque según se ha dicho, los tres primeros secretos tienen que ver con Medjugorje, es decir que son para reafirmar la autenticidad. Implícitamente había suponer que pudiera no sólo no ser reconocida sino negada la autenticidad.
También recordaba ese sacerdote que Medjugorje no apareció como un hongo en un bosque, al improviso, sino que fue preparada en el tiempo con la erección de la cruz del Kricevac para el jubileo de 1933 y la iglesia parroquial, insólitamente grande para aquella pequeña aldea. Iglesia cuya construcción comenzó en 1934 y concluyó 35 años después, en 1969, después de muchísimos esfuerzos y sacrificios. Esos fueron signos que detrás de todo lo acontecido hay un plan de Dios. Además, la elección para las apariciones recayó sobre ese pueblo que había resistido a las persecuciones y domino turco, de cuatro siglos, y también a la dominación comunista.
Signos fueron también, la primera bomba que cayó en Sarajevo así como el bombardeo al aeropuerto de Liubijana y daban comienzo a la guerra de los Balcanes, y que acontecieron ambos el 26 de junio de 1991. Es decir, exactamente 10 años después que la Virgen diera su primer mensaje: “Paz, paz y sólo paz. Debe reinar la paz entre el hombre y Dios y entre los hombres”. Signo también fue aquella otra bomba que cayendo a 400 m, de la iglesia no explotó, a pesar que Medjugorje era blanco apetecible para el régimen; mientras las vecinas Citluk, Ljubuski, Caplijna, Sirokji Brieg, fueron pesadamente bombardeadas y Mostar y Sarajevo devastadas. La catedral de Mostar fue arrasada. La guerra estaba presente en todo los alrededores, pero no en Medjugorje. Recuerdo el comentario de un periodista que decía admirado: “¡Qué extraño! ¡Gente viniendo a un país en guerra para encontrar la paz!”.
Las bombas no pudieron con este santo lugar pero el mal no por eso se detiene y de ello debemos estar alerta y no sorprendernos ni escandalizarnos y mucho menos hacerle el juego. Por nuestra parte, vale la pena repetirlo, sólo nos cabe vivir los mensajes con paz en el corazón y en obediencia.
P. Justo Antonio Lofeudo
25 de junio de 2015