15 de Junio de 1978
EL CAMINO DE LA SANTIDAD
Hermano Don Octavio, escribe, soy Alessandrina.
El camino de la santidad es un camino marcado y cualquiera lo puede tomar y recorrer, cualquiera puede detenerse al principio y tomar otro camino; pero es cierto también que Él, Dios Omnipotente, quiere a todos salvos y que el momento de Gracia para ponernos en la vía justa no lo niega a ninguno, pero por aquel respeto a la libertad y dignidad humana que tiene, no obliga a ninguno una elección más que a otra; si no fuera así, podríamos dudar de Su Infinita Justicia, lo que es absurdo, pues sería como negar su existencia.
Esto, hermano mío, es misterio para nosotros; Él sólo, el Creador, conoce las profundidades y todos los meandros del corazón y del espíritu humano, insondables para nosotros, y es cierto que para cada criatura humana hay un momento en el que se le deja caer la invitación a la salvación, igual que hay un momento en el que Dios deja caer la invitación a una determinada vocación. Pero ¿qué cosa es la que determina un "sí" o un "no" a la invitación de Dios? Esto es un gran misterio para nosotros, pero es cierto que nadie podrá jamás imputar a Dios su propia condena a la perdición.
Lo que se hace más incomprensible aún es el hecho de que el hombre no se preocupe, en particular el cristiano, de profundizar con mayor seriedad el problema de la vida. No hay hombre que no intuya que él es diferente de todos los demás animales y que esta diversidad es sustancial y no accidental, por lo cual debería sentir la necesidad de profundizar en el conocimiento de sí mismo y de este conocimiento de sí mismo, al conocimiento del Autor de la vida, el paso es breve, pero parece que el hombre no logra dar este pequeño paso, ¿por qué?
La Iglesia está hoy en manos de su Adversario
La respuesta a este "por qué" es de importancia capital: El hombre viene a la luz de este mundo con su naturaleza espiritual herida mortalmente, y por tanto, débil e influenciable; así el hombre viene a encontrarse más inclinado al error y al mal que al bien; y al crecer y desarrollarse crece y se desarrolla también con él esta inclinación, que se manifiesta en actos, gestos y expresiones que contradicen su ser de criatura libre e inteligente, creada a imagen y semejanza de Dios. Es con esta inclinación al mal, obrada por Satanás en el hombre, con la que Satanás continúa su acción de perversión.
Don Octavio, la Iglesia, Sacramento de salvación, querida por Dios precisamente para ayudar al hombre a sanar sus propias heridas espirituales y darle nuevamente el maravilloso don perdido por el pecado original, está hoy en manos de su terrible Adversario, quien la tiraniza a su antojo; primero la ha asediado por todas partes, luego ha creado en ella las fisuras por las cuales poder entrar, a continuación ha entrado al interior y ha demolido en ella todos los cimientos y todas las fortalezas.
Sé qué cosa pasa por tu mente en este momento: Te preguntas ¿Por qué no ha sido impedida esta invasión, ni por las personas ni por las estructuras sociales de la Iglesia? El porqué te es conocido: Dios Omnipotente, Alfa y Omega de todo y de todos, se detiene ante la obra de Sus Manos, se detiene ante el hombre al que ha sacado del barro de la tierra y le respeta su dignidad de hijo de Dios y la libertad. ¿ Por qué no se ha impedido el asedio y la invasión de la Iglesia? También sabes esto, hermano, porque en la economía divina de la la salvación, Dios somete al bien aun el mal obrado por sus enemigos.
La Iglesia Nueva... integra y pura
En la Iglesia nueva será necesario adiestrar a los hijos de Dios para la lucha contra las potencias oscuras del mal. Deberán ser los Obispos y los Sacerdotes quienes organicen un gran plan de defensa para los individuos y para todo el Cuerpo Místico. La Iglesia nueva liberada y purificada de toda infestación del demonio, por la sangre de los mártires y de los indecibles sufrimientos de las personas individualmente y del entero Cuerpo Místico, deberá ser mantenida íntegra y pura de ulteriores ataques del enemigo, el cual, humillado y vencido por la gran derrota sufrida por obra de María, Reina de las Victorias, no tendrá ya la agresiva potencia actual, aunque no desistirá de sus ataques.
Hermano Don Octavio, ahora sabes con claridad que es parte de tu labor insistir en la realidad irrebatible de que el centro de la Pastoral de toda la Iglesia es, y siempre será, el motivo verdadero de la Encarnación, Pasión y Muerte de Jesús Redentor, es decir, arrancar las almas a Satanás.
Esto es hoy motivo de escándalo para muchos Obispos y sacerdotes, pero post purificationem[86] todo se cambiará radicalmente.
Don Octavio, el camino que lleva a la santidad es el camino de la Cruz, ella es y lo seguirá siendo el gran secreto de la felicidad, de esa felicidad que el mundo ignora y que no acepta, es más, desprecia; pero ama la Cruz y adelante. También yo, Alessandrina, te digo que no estás, no estáis solos y que es muy importante perseverar.
Dios Uno y Trino, a quien sea dado todo honor y toda gloria, te bendiga, ahora y siempre.
Alessandrina
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