Foto: Pixabay (Dominio Público)
VATICANO, 25 Oct. 15 / 09:38 am (
ACI).- En el documento final aprobado por el Sínodo de la
Familia y que consta de 94 puntos se abordan asuntos como la apertura a la
vida, los
anticonceptivos o el
aborto. Pero también se alerta contra los intentos de los gobiernos que presionan a las iglesias locales con retirarles ayudas económicas sino cambian su definición de
matrimonio.
El punto 76 del documento afirma que “en cuanto a los proyectos de
equiparación al matrimonio de las uniones entre personas
homosexuales, no ‘existe fundamento alguno para asimilarlo o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia’”.
El Sínodo “cree del todo inaceptable que las Iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen las ayudas económicas a países pobres a la introducción de leyes que instituyan el ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo”.
El documento también habla del rechazo de la
Iglesia a los
anticonceptivos y al aborto. En concreto afirma que “cuanto más busquen los esposos escuchar en su conciencia a Dios y sus mandamientos y se hagan acompañar espiritualmente, tanto más sus decisiones serán íntimamente libres de una arbitrariedad subjetiva y del ajuste a los modos de comportarse en su ambiente”.
“Por amor de esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones de coacción del Estado a favor de la anticoncepción, la esterilización o incluso el aborto”.
Por eso “el recurso a los métodos fundados en ‘ritmos naturales de fecundidad’ será fomentado” y “se pondrá luz que ‘estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, dan coraje a la ternura entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica”.
El Sínodo también tiene palabras positivas hacia los hijos: “viene evidenciado siempre que los hijos son un maravilloso don de Dios, una alegría para los padres y para la Iglesia. A través de ellos el Señor renueva el mundo”.
En el punto 7 del documento se advierte contra las modernas técnicas que ponen en peligro la identidad cristiana de la familia. “En las diversas culturas, no pocos jóvenes muestran resistencia a los compromisos definitivos respecto a las relaciones afectivas, y a menudo eligen convivir con un compañero o simplemente tener relaciones ocasionales”.
“La disminución de la natalidad es el resultado de varios factores, entre los que están la industrialización, la revolución sexual, el temor a la superpoblación, los problemas económico, el crecimiento de una mentalidad anticonceptiva y abortista”.
“La sociedad del consumo puede también disuadir a la persona de tener hijos también solo para mantener su libertad y el propio estilo de vida. Algunos católicos tienen dificultad en conducir sus vidas de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia católica sobre el matrimonio y la familia, y a ver en tales enseñanzas la bondad del proyecto creativo de Dios para ellos”.
Precisamente, el punto 43 del documento final aprobado por los Padres Sinodales recuerda una de las herencias más importantes del beato Pablo VI a la Iglesia: la encíclica
Humanae Vitae con la que “puso luz a la
unión intrínsecaentre el amor conyugal y la generación de la vida”.
“El amor conyugal requiere de los esposos que ellos conozcan convenientemente su misión de paternidad responsable”. Esto “implica además que los cónyuges reconozcan los propios deberes hacia Dios, hacia sí mismos, hacia la familia y hacia la sociedad en una justa jerarquía de valores”, dice recordando unas palabras exactas de la encíclica.
El Sínodo también señala que en la Exhortación Apostólica
Evangelii Nuntiandi,Pablo VI evidenció la relación entre la familia y la Iglesia: ‘En el ámbito del apostolado de evangelización característico de los laicos, es imposible no reconocer la acción evangelizadora de la familia. Ella ha bien merecido, en los diversos momentos de la historia de la Iglesia, la preciosa definición de ‘
Iglesia doméstica’, confirmada por el
Concilio Vaticano II” lo que significa que “en cada familia cristiana se deben experimentar los diversos aspectos de la Iglesia. Además, la familia, como la Iglesia, debe ser un espacio en el que el Evangelio es transmitido y en el que el Evangelio se irradia”.
En el punto 63 del documento final se habla de “la responsabilidad generativa”: “según el orden de la creación, el amor conyugal entre un hombre y una mujer y la transmisión de la vida son ordenados el uno al otro”.
Los Padres Sinodales explican que de esta manera “el Creador ha hecho partícipe al hombre y a la mujer de la obra de su creación y le ha hecho contemporáneamente instrumentos de su amor, confiándoles a la responsabilidad el futuro de la humanidad a través de la transmisión de la vida humana”. “Los cónyuges se abrirán a la vida” teniendo en cuenta el bien de los hijos y las condiciones de su época, entre otros.
El Sínodo solicita que se redescubra la Exhortación de
Juan Pablo II Familiaris Consortio así como la
Humanae Vitae con el fin de “despertar la
disponibilidad a procrear en contraste con una mentalidad a menudo hostil a la vida”. También pide “exhortar repetidamente a los matrimonios jóvenes a
donar la vida”.
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