Tres sencillas reflexiones que te ayudarán a entrar en presencia del Señor.
1- La mejor manera de sentir la presencia del Señor es abandonarse frente a Jesús sacramentado, acompañarlo en el Sagrario, en adoración eucarística, recordando cómo sufrió solo por nuestros pecados, y cómo se encuentra solo en los Sagrarios de tantas iglesias del mundo, y darle en desagravio nuestro amor y compañía.
2- Si no puedes ir a una Iglesia, ponte en un lugar retirado y siente tu propia soledad, todos los momentos en que te puedas haber sentido solo o abandonado, cuando hallas sentido que nadie te entiende.
Ve a lo profundo de ese sentimiento, y desde ese sentimiento medita la pasión de Cristo, e imagina su soledad en esos momentos de brutal violencia que sufrió por nosotros nuestro amado Salvador.
Reflexiona entonces en el misterio de Amor de la Santísima Trinidad, piensa en el Padre que entrega a su hijo por Amor, piensa en el Hijo que obedece y se entrega desde ese mismo amor, y piensa en el Espíritu Santo que es el amor mismo, y que nuestro Señor luego de su pasión, muerte y resurrección, nos dejó para consolarnos y guiarnos.
3- Reza esta oración:
Dios mío, tu me conoces; sabes todo lo que he pasado, todo lo que hago, todo lo que pienso, Tú ya sabes lo que haré, que caminos tomaré.
Antes de decir algo Tú ya lo sabes, tu mano está sobre mí. Tus designios son insondables, ¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, como podré huir de Tí? Donde quiera que yo vaya, allí estás Tú, donde quiera que imagine poder ir, allí ya me esperas. No hay oscuridad o tiniebla que esconda tu luz.
Tú eres mi creador, y me has formado aún antes de que yo naciera, por todo esto yo te doy gracias por tantas maravillas: haz hecho en mí el prodigio maravilloso de la vida y del espíritu, y toda tu creación es maravillosa.
Conoces mi alma, y mi cuerpo, aún antes de que yo existiera, y así también sabes cuántos serán los días de mi vida.
Señor, yo no conozco tus misterios, pero sé que estás junto a mí. Quiero amar tu voluntad, líbrame Señor de todo mal.
Sondea, oh Dios, conoce mi corazón, pruébame, mira mis desvelos; tómame en mí camino de dolor, y llévame por el camino eterno.
(Oración adaptada del Salmo 139)
SeguirSanta Virgen María @santavirgenSVM
No hay comentarios:
Publicar un comentario