Un veterano como
José Luis Méndez Romeu ha decidido enfundarse
el traje radical de los de AGE con motivo de la sesión de control al presidente de la Xunta en el Parlamento autonómico. El portavoz socialista en la Cámara quiso sorprender cuestionando a
Alberto Núñez Feijóo sobre un tema ausente —al menos en cuanto a la forma— en la pregunta socialista introducida hace una semana en el orden del día. Sobre «servicios públicos» parecía que iba a empezar la sesión y sobre aborto acabó derivando. Le sobraron segundos al socialista para lanzar una primera y sonora acusación: «Ahora quieren condenar y sacrificar a 120 mujeres de 16 y 17 años cada año», espetó en referencia a la reforma de la ley del aborto.
El texto, registrado la semana pasada en el Congreso, incluye el
consentimiento expreso paterno para que las menores de edad (de 16 a 18 años) puedan interrumpir su embarazo. Según el PSdeG, se trata de un
«criterio patriarcal» debido al cual «inevitablemente, muchas jóvenes abortarán en la clandestinidad, sin protección jurídica, sin anestesia cualificada y con riesgo de su vida», señaló Romeu. Con la ley vigente —aprobada por el gobierno de Zapatero—,
«el 90 por ciento» de las menores «ya acuden con los padres», prosiguió. Ese 10 por ciento restante es el que, según el socialista, sufrirá ahora esa «condena», de la que responsabilizó al propio Feijóo.
Las acusaciones no se quedaron ahí. También criticó a las diputadas del PP por
«hacer tabla rasa» del asunto y equiparó la introducción del consentimiento paterno a una especie de rito medieval. «Sacrifican 120 mujeres cada año porque las quieren hacer víctimas de esa caverna a la que ustedes representan, a la que le tienen que hacer un
tributo de sangre», remarcó. Y tras preguntar sobre la situación de las menores víctimas de malos tratos en su hogar o sin relación con sus padres, el exconselleiro concluyó
al más puro estilo Beiras. Es decir,
imputándole a Feijóo todos los males que ocurren en la Comunidad. «Los abortos que se produzcan en la clandestinidad van a ser culpa de ustedes», zanjó.
Visiblemente desconcertado tanto por el tono de la pregunta como por el asunto elegido, lejos de la formulación de la cuestión inicial, el presidente autonómico optó primero por referirse a la situación de los servicios públicos y, después, a la ley del aborto. Puso en valor el
nuevo edificio judicial de Orense, la presentación del balance de la actividad del Sergas en estos últimos años, la apertura de nuevas plazas de guarderías públicas o la
ampliación de 2.000 nuevas plazas de atención domiciliaria a dependientes.
Mirada al pasado
«Ya no sé si le interesan los servicios públicos. Me pregunta por una ley sobre la que este Parlamento no tiene competencia», afeó Feijóo, quien criticó a su oponente por tachar de «irresponsables» a 120 padres gallegos. «¿Quiere decirme que esos 120 padres están de acuerdo en sacrificar a sus hijas?», se preguntó el de San Caetano, que aseguró «creer más» en los progenitores de las menores que en el portavoz parlamentario socialista.
Es más, el titular de la Xunta tiró de hemeroteca con la intención de poner sobre la mesa algunas de sus contradicciones. Recordó así los años de Romeu en el gobierno coruñés liderado por Francisco Vázquez, una corporación de corte «absolutamente antiabortista», puntualizó. «En el Congreso votaban en contra del PSOE al que pertenecían y ahora descubrimos que un miembro de esa corporación se convierte en un diputado que defiende el aborto libre», enfrentó Feijóo con el objetivo de sacar los sonrojos a un Romeu al que, en sus dos turnos de intervención y de forma deliberada, se refirió como«señor Sánchez».
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