4 de Junio de 1978
VIGILAD ORANDO
Hermano Don Octavio, soy el Arcángel al que Dios ha confiado tu custodia.
Quienes te han hablado te han recomendado prudencia, mucha prudencia, confianza y abandono total en Él, hermano, te confirmo todo lo que por la Bondad divina te ha sido comunicado.
En el embrollo de esta lucha, de la que tú ves sólo algunos aspectos y otros los descubrirás después, es necesario, sí, proceder con mucha prudencia y cautamente, puesto que el enemigo, astuto y maligno, está siempre al acecho para aprovecharse de tu inexperiencia y la de los demás. Tú, vosotros combatís desde hace algunos años, él combate desde hace milenios, cuántas desgracias y derrotas habéis sufrido por la falta de prudencia; hablar poco y sólo con personas de probada fe, que no son muchas, él, el maligno siempre saca provecho de vuestros errores; se os ha dicho que cuando debáis hablar necesariamente, haya siempre en el puesto de guardia quien vigile orando.
Todo buen estratega no se fía del enemigo y por esto cuando reúne en torno a sí a sus consejeros, su primera precaución es poner centinelas en el puesto adecuado, he aquí porqué se ha dicho y repetido, por el Apóstol y por tantos otros: "sed prudentes", unid además a esta virtud una grandísima humildad, que os lleve a desconfiar de vosotros mismos y a poner vuestra total y plena confianza en el Señor, el cual, en su infinita misericordia os ha dado, os da y os dará, mucho más de lo necesario para que caminéis con plena confianza y abandono en Él, que os ama, y, ¡cuánto os ama! No tenéis razón para dudar, es Él quien os ha elegido, es a Él a quien debéis fielmente seguir, es Él el que obra, Le basta con que no pongáis el palo entre las ruedas, como vosotros decís.
Para Dios nada es grande, nada es potente, nada es importante
Hermano Don Octavio, debes convencerte de una cosa: Así como un día Él dio vida a la Iglesia con el misterio de su Encarnación-Pasión-Muerte-Resurrección, confió a sus elegidos, es decir, a los Apóstoles, la gran misión de transformar a los hombres en hijos de Dios, dando a los Apóstoles todo lo que se necesitaba para esa misión «id y bautizad, predicad el Evangelio, curad a los enfermos, arrojad a los demonios…»
¿Cómo habrían podido los Apóstoles asumir esa gran y sublime misión si no hubieran estado bien acorazados y enriquecidos con los dones y con los medios necesarios? El, el Salvador y Maestro divino no escatimó, ahora pues también para vosotros,se trata de una gran misión, se trata de reedificar la Iglesia en ruinas, los Apóstoles tenían todo el mundo ante ellos y no por esto se asustaron.
Hermano, sé lo que en este momento piensas, la ilimitada desproporción entre el fin de la misión que se os pide y los instrumentos inadecuados que sois vosotros y que tales os consideráis. Sé que esto es cierto en lo que a vosotros respecta, no es exacto en lo que a Dios concierne. Fuera del tiempo y del espacio, cosas finitas y limitadas, Él, el Omnipotente y el Eterno, tiene en sí el tiempo y el espacio, para Él, que los milenios son menos que una hora, para Él nada es grande, nada es potente, nada es importante, Él elige a quien quiere, cuando quiere y como quiere; una sola cosa pide: el "sí", o el "no", a Su Divina Voluntad. Él respeta la obra de sus manos, el hombre, espera y respeta sus decisiones; y si la respuesta es la deseada, entonces entra en acto Su acción de gracia, a través de la cual realiza su designio de amor.
Finalidad de la Redención: liberación de las almas de la esclavitud y tiranía de Satanás
Hermano Don Octavio, dadle a Él vuestro "sí" continuo y generoso, tal mino lo hizo siempre su Madre. Vuestro "sí" es vuestro fiat, Él quiere sólo esto, esto es lo único que Él pide, de todo lo demás Él se encarga; abandono total a su divina Voluntad, en esto está la verdadera paz del corazón.
Hermano, Don Octavio, será necesario tener siempre presentes algunas cosas muy importantes y tú sabes que las ideas preceden siempre a las acciones, por eso son precisas ideas simples en las que basar vuestra acción, considero por eso adecuado que junto con Don P. pongáis en el papel las ideas que se os han sido comunicadas y las que se os darán, sobre las que desarrollar vuestro plan para actuar y poner en práctica vuestro plan de acción; ante todo, vuestro programa, - amar, obedecer, servir - Dios debe ocupar el primer puesto: buscad primero el Reino de Dios y todo lo demás se os dará. Debéis aclarar el concepto de que la vida del hombre sobre la tierra es lucha, que la finalidad de la Redención es la liberación de las almas de la esclavitud y de la tiranía de Satanás. etc… etc…
Reordenar estas ideas, vivirlas y hacerlas vivir con el ejemplo y con las palabras, será reedificar y reconstruir la Iglesia en ruinas. Animo, Don Octavio, confianza, prudencia, abandono y… ¡adelante!
Dios Uno y Trino os bendiga y os conduzca a la vida eterna
El Arcángel Gabriel
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