Los alcaldes del cambio siguen demostrando su fobia recalcitrante a todo lo que huela a religioso. Y más concretamente contra todo lo que huela a religión católica. Más o menos se podía prever que después de declararle la guerra a la Navidad le tocaría el turno a la Semana Santa. Así, después del
"Solsticio de Invierno" de Ada Colau en Barcelona para no llamar a la Navidad por su nombre, llega la
Semana de Festividades de
Manuela Carmena para no tener que pronunciar las palabras
malditas para el entorno de
Podemos: Semana Santa. Eso por no hablar de los Belenes madrileños reducidos a la mínima expresión y la cabalgata alternativa de Madrid, las
"Magas de Enero" que se cargaron a los Reyes Magos en Valencia o el
Padrenuestro sexual versión blasfema del Ayuntamiento de
Colau.
El afán de la "nueva política" por ofender y faltar al respeto a la religión mayoritaria en España, la que profesan la mayoría de los ciudadanos españoles, es inversamente proporcional al respeto que inspiran a los alcaldes del cambio el resto de religiones minoritarias en nuestro país.
Por este motivo, la última del Ayuntamiento podemita de Carmena no sólo ha levantado ampollas entre los madrileños por lo que supone de falta de respeto a sus creencias sino por el agravio comparativo que se refleja en las cuentas del consistorio, como así lo puso de manifiesto este jueves el concejal del PP Percival Manglano en el programa de Ely del Valle Hoy en Madrid, de Onda Madrid.
Manglano señaló que los Presupuestos de 2016 del Ayuntamiento de la capital demuestran negro sobre blanco que mientras el equipo deAhora Madrid se empeña en boicotear las fiestas cristianas potencia otras festividades muchísimo más minoritarias en la ciudad. O lo que es lo mismo: da exactamente el mismo trato a religiones totalmente distintas.
De hecho, este año 2016 la Semana Santa de marzo recibirá una partida de 150.000 euros, los mismos con los que contará el Ramadán musulmán en junio a pesar de que no se puede comparar de ninguna de las maneras el arraigo que tiene la tradición de la Pascua en Madrid (y en el resto de España) con el que tiene el Ramadán. Por no hablar de los 150.000 euros que recibió el Año Nuevo Chino en febrero...
Con su nueva política anti-católica, Carmena no sólo desprecia las tradiciones de la inmensa mayoría de sus ciudadanos, sino que ataca a los ingresos que suele mover esta festividad. No en vano, según los últimos datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el año pasado la ocupación media hotelera rondó el 80% en toda España y en Madrid la ocupación alcanzó el 95%. No se puede olvidar que, le guste o no le guste al equipo de gobierno de Madrid, la "Semana de Festividades" viene acompañada de días de fiesta oficiales para los trabajadores españoles y los colegios cierran durante más de una semana, motivo por el que los ciudadanos suelen aprovechar para disfrutar de su ciudad y para hacer Turismo y... celebrar sus tradiciones, esas que Podemos intenta hacer desaparecer a toda costa.
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