08-02-2015
Jesús: No tienes más que venir a Mí, amada. Mi Corazón se encuentra abierto para ti en todos los momentos. (Es como que Él quiere abrirme el Secreto de su Corazón. Como si Yo tuviera la llave… No la llave… sino que su Entraña estuviera abierta para mí de siempre. Cuando voy, Él está Abierto. Me abre su Amor. Es como un Abismo rojo de Amor del que sale Luz y Calor y está en su Pecho)
Jesús: sólo encuentro Felicidad aquí, en la oración. Todo lo demás, hasta atender a mis hijos… Yo no quiero eso, querida. Quiero que te dediques a los demás también con pasión, como te entregas a Mí, o al menos quieres hacerlo. Piensa que tú estás conmigo, pero ellos no tienen manera de estar conmigo, más que contigo (por ti). Eres tú la transmisora de mi Amor. De Mí vienes a sacar, sacas de estas Fuentes, pero para llevar al resto. Si no estuvieras apasionada también por ellos, como lo estoy Yo, no serías buena transmisora de mi Amor. Os cuesta trabajo, ¡claro! Esto no se os da sólo porque seáis hombres y mujeres de oración. Debéis fructificarlo vosotros y adquirir las virtudes heroicas en la forma cotidiana de vida: el tesón, la paciencia, la alegría, la esperanza, el amor, la delicadeza, la caridad, la buena cara, la sonrisa, el trabajo, el adquirir para ti lo que nadie quiere sin que se den cuenta, el transmitir mi Optimismo, el que te vean que merece la pena la vida, y que para ti no tiene ese tedio insoportable. Vive libre, hija, sin ataduras, porque Yo te he hecho una mujer libre para que seas mi apóstol, mi Apóstol de los Últimos Tiempos, mi Profeta del Amor. No te ates ni a tus necesidades físicas, ni a tus necesidades sentimentales, ni a tus seguridades. Tu Seguridad, tu Amor, El que te provee de todo, Soy Yo. Te haré no estar esperando nada, nada, nada de nadie ni de la vida, mas estar esperándolo todo de Mí. Yo quiero cuidarte.
Al igual que un marido cuida a su amada, Yo quiero hacer de ti. Te parece que no es nada, porque primero te lo quito todo, para que vuelvas tu mirada a Mí. No tienes a dónde asirte, y me miras a Mí, entonces. Me clamas, me acudes. A mi Herida. Por mi Puerta, entras, y aquí estoy. Me encuentras tan cercano a ti, que te asombras no haberme visto antes, cuando estabas buceando en tus necesidades cubiertas, y no me necesitabas. Sin embargo, Yo estaba aquí, a tu lado, esperándote. A Mí no me ha importado esperar largo tiempo. ¿No te has dado cuenta? No me ha importado esperar. (Él me habla desde su cuadro. Cuando apunto y le oigo, le siento, y luego miro al cuadro, pienso: “¡Qué feo! ¡Él no es así!” Porque su Belleza, la Belleza que siento aunque no veo con los ojos, es indescriptible, y ese cuadro, aunque precioso, no la refleja. ¡No es ni un pálido reflejo! Me parece que sus Palabras son como Aliento de Amor. Y al hablarte, te mete en ellas. Ojalá siempre estuviera en el Aliento de Dios, y estos ratos no acabaran nunca. En el Cielo debe ser todo el rato hablar de Amor con el Amado. Qué pena tener que dejar la oración y volver a lo que estaba haciendo) Esto es lo que os pasa a los escribientes de mi Corazón, a las Voces, a las Palabras. Sois Palabras de Dios para los demás, en el sentido que estáis en Su Palabra, y la Palabra intentáis transmitir.
¡Nunca perfecto! Porque Perfecto sólo es Dios y no ha existido nadie sobre la tierra que haya sabido transmitir exactamente a Dios, salvo mi Madre. Nunca perfecto, porque no lo sois. Buscáis ser perfectos, como vuestro Padre Celestial,366 y en eso estáis, en eso camináis, avanzando cada vez más. Pero no lo sois. Por eso, imperfecciones de vuestro carácter, de vuestro lenguaje, de vuestra vida, se cuelan inevitablemente en esos Escritos. Pero Yo lo sé ver. Yo, cuando preveo que la Voz no va a transmitirme bien, lo freno. Freno mi Manifestación Celestial hacia ella. Y si ella sigue, sigue dominada por Satanás y, con buen discernimiento, mis Guías lo saben ver, cortándose el Mensaje. No…, no quiero vuestra condenación. Que lo sería enorgulleceros y pensar que habéis adquirido el poder de dominar los corazones de los hombres. Todo esto lo llevamos con muchísima delicadeza. Como ves, mi Madre se encarga de formaros. De amonestaros, si hace falta. De reconduciros. De no dejaros ni un resquicio para el desvío. Contigo, querida, hemos puesto mucho cuidado por la importancia de esos escritos -que no son tuyos, no lo olvides- y el cariz que irán tomando los Acontecimientos que están por venir.
Querida, muchos volverán su mirada a estos escritos para saber qué hacer. Serás muy controvertida, deseada, como lo estás siendo, porque ante el anuncio de un Tercero, las gentes se encuentran deseosas de saber qué va a pasar en este mundo convulso y qué tienen que hacer ellas para salvarse. Muchos buscarán por los escritos que les digan una forma material para salvarse, pero ciertamente, hijos míos, no estamos hablando aquí de una forma material de salvar vuestros pellejos, sino una forma espiritual de salvarse ante el último ataque fuerte del Maligno contra la humanidad, y de salvar, sobre todo, no sólo a vosotros individualmente, sino que aquí hablamos de salvar a cuantas más almas podamos. ¡A cuantas más almas podamos! Que éste sea vuestro deseo, queridos, como lo es el Mío. Que ardáis en este Deseo, como lo estoy Yo, ardiendo, esperando que sea la Hora para completar mi Salvación, y buscando y queriendo por todos los medios que se condenen cuantos menos, mejor. Que inevitablemente lo habrá, inevitablemente lo hay… Pero que si por vosotros fuera, gastéis todo vuestro aliento porque una sola de esas almas que iba directa a la condenación, se salve. ¿Comprendéis la Magnitud de mi Anhelo? ¿Comprendéis que mi Gozo y mi Motor es que no se pierda ninguno de mis pequeñuelos, los a Mí encomendados? El Padre me encomendó vuestra Salvación, y no descansaré, agotaré todos los medios posibles para lograrlo.
Jesús, ¡Tú ya has muerto y resucitado!
Sí, pero los hombres no han aceptado mi Salvación. Lo he hecho por ellos. Pero se encuentra ahí, en potencia, esperando ser aceptado por muchos. ¡No todos lo han hecho! ¡Id vosotros a anunciarme! Querida, las Compuertas de la Salvación, están a punto de cerrarse.
¿Por qué?
Porque se acaba el Tiempo de vuestra Salvación. Porque se vienen los días de la Condenación. (Veía un cataclismo universal. En que moría mucha gente así, como estuvieran, sin esperarlo. Y ya no se podían arrepentir. Parece el fin del mundo. Se cierra algo, a la vez que a la gente se le abre un Abismo a los pies, y se precipitan a él, gritando) Mariahm367, quiero que no te fijes en ningún otro Mensaje, para que no haya interferencias con el tuyo. Que la curiosidad, ni lo que te llegue, te haga desviarte de la línea que queremos seguir contigo. Es importante. Querida, te bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. (Noté que Él cortaba de repente. Justamente, venía ya mi familia a casa, de la calle)
366 Cfr. Mt 5,48.
367 Pensaba: “¡¡Me ha llamado Mariam o Meriahm!!” Me asombraba. Lo pronunció raro. No en castellano. Las vocales del nombre, no son ni “as”, ni “es”, ni “íes” abiertas… es algo intermedio. De otro idioma.
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