Por
Bárbara BustamanteImagen referencial / Fotografía: Dimitri Conejo (Dominio Público)
CIUDAD JUÁREZ, 22 Ene. 17 / 06:26 pm (
ACI).- Ciudad Juárez, ubicada en el estado de Chihuahua en el norte de México, fue considerada entre 2008 y 2010 como una de las ciudades más peligrosas del mundo, debido a la violencia del narcotráfico y las constantes luchas de poder y territorio entre los carteles.
Sin embargo, esta ciudad de 1.3 millones de habitantes salió de esa lista gracias a una importante disminución en el número de homicidios: de 3.766 en 2010 a 256 en 2015.
Si bien esta baja se debe al despertar de la sociedad y a un mejoramiento del trabajo de las autoridades locales, para el P. Patricio Hileman, encargado de formar capillas de Adoración Perpetua en Latinoamérica, existe una razón mucho más profunda: Jesús Sacramentado.
“Cuando una parroquia adora a Dios día y noche, la ciudad es transformada”, afirmó el P. Hileman.
El sacerdote relató a
Radio María Argentina que en 2013 los misioneros abrieron la primera capilla de Adoración Perpetua en Ciudad Juárez. En ese tiempo “morían 40 personas por día porque se estaban disputando la ciudad dos grupos de narcos para pasar la droga a Estados Unidos”.
Se trataba de los carteles de Juárez y de Sinaloa, cuyo ex líder, Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera recientemente fue extraditado de México a Estados Unidos.
El P. Hileman recordó que “los párrocos contaban que no se acababa la guerra porque un grupo de militares estaban con (un grupo de) narcos y los policías estaban con el otro grupo. Mataban a la gente, quemaban las casas para que se fueran, para disputarse la ciudad”.
Uno de los párrocos “desesperado” pidió a los misioneros abrir una capilla de Adoración Perpetua, porque aseguraba que “solamente Jesús nos va a salvar de esto, solamente Jesús nos puede dar seguridad”.
Los misioneros tardaron solo 3 días para constituir la primera capilla de Adoración Perpetua en Ciudad Juárez.
El P. Hileman contó que un día, cuando la ciudad se encontraba en estado de sitio, una señora iba caminando hacia la capilla para hacer su Hora Santa, a las 3 de la madrugada, cuando fue interceptada por seis militares que le preguntaron hacia dónde se dirigía.
Cuando la mujer les contó que iba a la “capillita” los uniformados cuestionaron tal lugar, puesto que todo se encontraba cerrado a esa hora. Entonces, la adoradora les propuso que la acompañaran para que vieran ellos mismos.
Al llegar a la capilla, los militares se encontraron con “6 mujeres haciendo la Hora Santa a las 3 de la madrugada”, explicó el P. Hileman.
En ese momento, la señora les dijo a los soldados: “¿ustedes creen que nos protegen a nosotros? Nosotros estamos 24 horas por día rezando por ustedes”.
Uno de los uniformados cayó “llorando con su arma frente al Santísimo. Al día siguiente, a las 3 de la madrugada, lo vieron de civil haciendo la Hora Santa llorando a mares”, señaló.
Luego de dos meses desde que se abrió la capilla, el párroco “nos llama y nos dice: Padre, desde que se inauguró la capilla no hay un solo muerto en Ciudad Juárez, hace dos meses que no muere nadie”.
“Hicimos diez capillitas en un año”, señaló el P. Hileman.
Como si fuera poco, “en ese entonces se estaba por cerrar el seminario porque solo había 8 seminaristas y ahora son 88. El Obispo me comentó que todos esos nuevos seminaristas habían participado en las Horas Santas”.
El P. Hileman señaló que “eso es lo que hace Jesús en una parroquia” cuando las personas entienden “que la seguridad la encontramos en Cristo”.
Asimismo, destacó que “los milagros más grandes ocurren en la madrugada”.
En la madrugada “es cuando estás más tranquilo, cuando escuchas mejor a Dios, tu mente está más calmada, tu corazón, estás solo para Dios. Si tú eres generoso con Jesús él es mil veces más generoso contigo”, dijo el P. Hileman.
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