Los asesinatos por honor de musulmanes en Alemania en 2016 se han disparado a más de 60, un aumento del 400% que el año anterior, y se creen que en realidad son muchos más.
Refugiados esperan su turno ante la Oficina de Sanidad y Asuntos Sociales (LaGeSo) en Berlín (Alemania) / EFE
Recibe el Brief de Actuall en tu emailEl juicio a un kurdo que ató a una de sus tres esposas a la parte trasera de un coche y la arrastró por las calles de una localidad de la Baja Sajonia ha llamado la atención sobre un estallido de violencia musulmana por honor en Alemania.
La violencia por honor —que va del maltrato emocional a la violencia física y sexual y el asesinato— suele ser perpetrada por hombres contra mujeres de su misma sangres que se considera han llevado la vergüenza a la propia familia o clan.
Las ofensas incluyen negarse a aceptar un matrimonio concertado, iniciar una relación con un no musulmán o alguien que no haya sido aprobado por la familia, negarse a seguir casada con un maltratador o llevar un estilo de vida excesivamente occidental. En la práctica, sin embargo, la raya que separa los crímenes por honor y los crímenes pasionales suele ser muy difusa y cualquier desafío a la autoridad masculina puede acarrear el castigo, que a veces es sobrecogedor y brutal.
Intentó asesinar a su segunda esposa, Kader K, de 28 años, después de que ella le pidiera ayuda económica para el hijo de dos años que tenían en común
El 22 de mayo, un tribunal de Hanover escuchó cómo un kurdo de 39 años y de origen turco llamado Nuretin B. intentó asesinar a su segunda esposa, Kader K, de 28 años, después de que ella le pidiera ayuda económica para el hijo de dos años que tenían en común. La fiscal general, Ann-Kristin Fröhlich, reconstruyó los actos de Nuretin B.:
En torno a las seis de la tarde del 20 de noviembre de 2016, Nuretin B. montó en su coche en Hamelín para reunirse con Kader K. En el maletero había un cuchillo, un hacha y una cuerda. En la parte trasera del coche iba sentado el hijo de dos años de ambos, que había pasado el fin de semana con él. En la calle, la pareja inició una discusión y él empieza a golpearla. Después él coge el cuchillo y se lo clava a ella en el pecho. La hoja de 12,4 cm de largo penetra el pericardio y el músculo cardíaco. Una segunda puñalada le abre la cavidad abdominal izquierda. Nuretin B. saca entonces el hacha. Con el filo golpea a la mujer en la cabeza y la parte superior del cuerpo, rompiéndole el cráneo.
Después agarra la cuerda. En un extremo forma un nudo corredizo alrededor del cuello de la mujer, y luego ata el otro extremo al remolque de su VW Passat negro. Nuretin B. pisa el acelerador. Corre por las calles a 80 km/h. Al cabo de 208 metros se rompe la cuerda. Kader K. va a dar contra un bordillo. Nuretin B. conduce hasta la comisaría para entregarse. El niño sigue sentado en el asiento trasero.
El presidente del tribunal, Wolfgang Rosenbusch, preguntó a Kader K., que estuvo en coma durante semanas, que contara su parte de la historia. Dijo que “el horror” empezó inmediatamente después de su boda por la sharia (el matrimonio no es válido según la ley alemana) en marzo de 2013, cuando Nuretin B. le prohibió cualquier contacto con sus amigos y su familia. Sólo podía salir de casa para ir al mercado y al médico. No podía tener teléfono móvil. Rosenbusch preguntó: “¿Tiene él algún problema con las mujeres?”. Kader K. respondió: “Cree que las mujeres son esclavas; deben estar calladas”.
Nuretin B. ha confesado el crimen pero insiste en que no fue premeditado. Ha sido acusado de intento de asesinato y se enfrenta a una sentencia máxima de quince años de cárcel.
La localidad alemana de Hamelin, escenario del crimen. (Imagen: Martin Möller/Wikimedia Commons)
El 9 de mayo, un tribunal de Kiel
sentenció a un turco de 35 años a dos años y medio de cárcel por disparar contra su exmujer en las rodillas y dejarla coja de por vida, con la esperanza de que no resultara atractiva a otros hombres. El tribunal
escuchó cómo el hombre se llevó a su mujer a la parte de atrás de una mezquita del barrio tras las oraciones del viernes, la acusó de ofender su honor y la disparó diciendo: “Ya no puedes andar. Te quedarás en casa”.
El tribunal alemán permitió al hombre volver a casa con su mujer y aún se desconoce si cumplirá, y cuándo, su condena
Sin embargo, en el tribunal, la mujer, posiblemente presionada por su familia o la mezquita, declaró que la pareja se había reconciliado y que irían a ver a un consejero matrimonial. Algunos observadores supusieron que la disputa se había resuelto en un tribunal de la sharia. En cualquier caso, el tribunal alemán
permitió al hombre volver a casa con su mujer y aún se desconoce si cumplirá, y cuándo, su condena.
En Münster, un tribunal
condenó a un libanés de 36 años llamado Amer K. a doce años de cárcel por matar a su mujer apuñalándola. El tribunal
escuchó cómo Amer K. apuñaló a Fátima S., de 26 años y madre de sus tres hijos, en el pecho y el cuello más de veinte veces con un gran cuchillo de cocina porque ella quería divorciarse.
Entretanto, un tribunal de Hanau
sentenció a un refugiado sirio de 22 años a doce años de cárcel por matar a su hermana de 30 años, Ramia A., con un cuchillo de cocina. Estaba embarazada de 23 semanas y la acusaba de haber llevado la vergüenza a su familia. Su hijo no nato también murió en el ataque.
Se desconoce cuál es la verdadera escala del problema de los crímenes de honor en Alemania: muchos no son denunciados y no existen estadísticas fiables. La evidencia empírica indica que la violencia por honor —principal pero no un producto exclusivo de la cultura musulmana y la ley islámica, la sharia— ha entrado en fase de metástasis desde que la canciller, Angela Merkel, permitió entrar a unos dos millones de migrantes de África, Asia y Oriente Medio.
En 2016, en cambio, los crímenes de honor se dispararon a más de 60, un aumento del 400%
En marzo de 2011, el Max Planck Institute publicó un
estudio seminal sobre los asesinatos por honor. El estudio analizaba todos los crímenes de ese tipo ocurridos en Alemania entre 1996 y 2005. El informe reveló que había habido dos en 1998 y doce en 2004. En 2016, en cambio, la cifra se disparó a más de 60, un aumento del 400%, según la web
Ehrenmord.
La cifra real de crímenes de honor es presumiblemente mucho más alta. El aumento de la censura por parte de la Policía y los medios, con el objetivo de refrenar los sentimientos antiinmigración, imposibilita saber los nombres y orígenes nacionales de muchas víctimas o perpetradores, o las verdaderas circunstancias que rodean a muchos asesinatos, que a menudo parecen ser crímenes por honor pero son reducidos a “disputas domésticas” (Familienangelegenheiten).
El presente año va no obstante camino de marcar el récord en violencia por honor en Alemania; en los primeros cinco meses ha habido al menos treinta crímenes de honor,entre ellos los siguientes:
18 de mayo. En Berlín, un bosnio de 32 años, Edin A.,
asesinó a su exnovia, una alemana de 35 años llamada Michelle E., después de que ésta pusiera fin a su abusiva relación. Edin A. también secuestró y torturó al hijo de 12 años de la chica, al que obligó a presenciar el asesinato de su madre. Los vecinos dijeron que habían alertado a la policía varias veces por la conducta violenta de Edin A., pero que la policía no hizo nada.
17 de mayo. En Pforzheim, un tayiko de 53 años
mató a puñaladas a su esposa de 50 años en su lugar de trabajo, un centro de día cristiano. Se desconoce todavía si la mujer se había convertido al cristianismo.
17 de mayo. En Wardenburg, un iraquí de 37 años
mató a su mujer de 37 años apuñalándola mientras dormía en su cama. Los cinco hijos de la pareja, con edades comprendidas entre los cuatro y los quince años, estaban en casa en el momento del asesinato y ahora viven con unos parientes.
8 de mayo. En Neuendettelsau, un solicitante de asilo etíope de 24 años, Mohamed G.,
apuñaló a su novia de 22 años en el estómago en un restaurante después de que ella presuntamente lo “provocara”. La mujer estaba embarazada de cinco meses; el bebé no nato murió en el ataque.
4 de mayo. En Friburgo, un solicitante de asilo sirio de 33 años
apuñaló a su mujer de 24 años, una cristiana kurda que se había marchado del apartamento de la pareja, pero que había vuelto a recoger algunas pertenencias personales. Los tres hijos de la pareja —de seis años, tres años y diez meses respectivamente— están ahora en custodia protectora.
29 de abril. En Prien am Chiemsee, un afgano de 29 años
mató a puñaladas a una afgana de 38 años, Farima S., que se había
convertido al cristianismo. El atacante rodeó a la mujer cuando salía de una tienda con sus dos hijos.
23 de abril. En Syke, un iraquí de 32 años, Murad B.,
estranguló a su mujer de 32 años, Mehe K., delante de los tres hijos de la pareja, de uno, dos y nueve años.
23 de abril. En Dresde, un refugiado palestino de 29 años, Shahajan But,
asesinó a su novia, una vietnamita de 41 años llamada Thu T. La policía dice que el hombre, que había llegado a Alemania en diciembre de 2015, se
enfureció al saber que la mujer no había publicado ninguna foto de él en su página de Facebook, y sospechó que ella pudiera tener otro novio.
16 de abril. En Mainz-Finthen, un solicitante de asilo egipcio de 39 años
mató a puñaladas a su mujer de 32 años. La policía dijo que la pareja había estado discutiendo en el momento del ataque. Sus dos hijos están en custodia protectora.
5 de abril. En Leipzig, un sirio de 34 años mató a su mujer de 28 años
apuñalándola porque ésta quería el divorcio. Los dos hijos de la pareja presenciaron el ataque. Están en custodia protectora.
31 de marzo. En Gütersloh, un sirio de 43 años
quemó a su hija de 18 años con un cigarrillo y la amenazó con matarla. Cuando la policía intervino, el padre se negó a permitir a su hija salir de casa. Después de que la policía lograra poner a salvo a la hija, el padre y el hijo atacaron a la policía, que usó espráis de pimienta para repeler los ataques. La chica está en custodia protectora.
15 de marzo. En Kiel, un turco-alemán de 40 años
mató a su esposa turca, de 34 años, apuñalándola delante de un centro de día. Los vecinos dijeron que la pareja, que se había separado, había estado discutiendo acerca de mandar a sus tres hijos a Turquía.
4 de marzo. En Duisburgo, un solicitante de asilo sirio de 30 años, Mahmud Mahruseh,
apuñaló a su exnovia de 32 años. La mujer sobrevivió; su atacante sigue suelto.
3 de marzo. En Mönchengladbach, un solicitante de asilo de 32 años, Ahmed Salim,
asesinó a una alemana de 47 años, Nicole M., presuntamente después de que ella terminara su relación con él. El hombre, que también utiliza el alias “Jamal Amilia”, fue
arrestado en España. En su solicitud de asilo, había escrito que era de Israel. En otra solicitud de asilo puso otro país, había escrito que era de Marruecos. Se cree que es de Irak.
2 de marzo. En Scheeßel, un iraquí de 42 años
mató a su esposa de 52 años, también de Irak, apuñalándola. La policía describió el crimen como un asesinato por honor. Los hijos de la pareja están ahora en custodia protectora.
25 de febrero. En Euskirchen, un turco-alemán de 32 años
mató a puñaladas a su exnovia, una alemana de 32 años que había empezado a salir con otra persona.
17 de febrero. En Offenbach, un turco de 32 años, Volkan T.,
disparó y mató a su exnovia, una mujer de 40 años, Silvia B. El hombre dijo que estaba enfadado porque la mujer, que tenía dos hijos, había terminado su relación con él.
15 de febrero. En Bielefeld, un iraquí de 51 años intentó
asesinar a su esposa de 51 años atacándola con un martillo cuando asistía a clase de alemán en una academia de idiomas del barrio. El hombre estaba al parecer enfadado porque la mujer se mezclaba con otros estudiantes de lengua.
10 de febrero. En Ahaus, un solicitante de asilo nigeriano de 27 años
mató a puñaladas a una mujer de 22 años después de que ella presuntamente ofendiese su honor rechazando sus insinuaciones románticas. La mujer, hindú, trabajaba en el mismo centro para refugiados donde vivía el atacante. Fue arrestado en Basilea (Suiza).
7 de febrero. En Hanover-Mühlenberg, un serbio de 21 años
apuñaló a su exnovia después de que ésta pusiera fin a su relación con él y empezara a salir con otra persona.
1 de febrero. En Hamburgo, un afgano de 26 años
apuñaló a su mujer de 28 años, separada de él, durante una pelea; ella sobrevivió al ataque.
15 de enero. En Bremen-Vegesack, un turco de 39 años mató a su mujer siria de 40 años, que estaba embarazada de nueve meses, porque quería divorciarse de él. El bebé no nato también murió en el ataque.
5 de enero. En Waldshut-Tiengen, un turco de 47 años
apuñaló a su mujer separada cuando iba por la calle con un amigo. Cuando ella intentó escapar, él la persiguió y le clavó un cuchillo en la espalda.
4 de enero. En Köln-Buchheim, un iraquí de 44 años
asesinó a su hija de 19 años porque no aprobaba a su novio. Dos días después, llamó a la Policía: “He matado a mi hija”, dijo. Quizá el hombre nunca sea llevado ante la justicia; se cree que ha huido a Irak.
Soeren Kern, la autora del artículo, es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York.
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