Como setas. Llegan por spam. Llegan por los whatsup. En “artísticas” composiciones entre palomas de paz y arcoíris. Son pretendidas citas del Papa Francisco que a buen seguro habrán recibido con sorpresa. Con sorpresa porque o bien el contenido es cosmológicamente cursi, vacío y banal (“autoayudas” baratas) o incluso contra el sentido común del mensaje de la cristiandad.
Nos hemos empezado a acostumbrar al filtro que los medios de comunicación ponen al Papa Francisco: parece que quieren modelar un prototipo papal a su gusto, sea metrourbano, ecológico-sincrético. Ecológico defendiendo cualquier tipo de vida excepto la del niño en el seno de su madre. O simplemente che-revolucionario. La selección de citas y la mutilación de textos se ha convertido en plato corriente. Un consejo: ir al origen. A través de internet pueden llegar a sitios como este, o a Zenit. O al mismo Osservatore Romano.es. Todo el mundo se resiste al “hombre nuevo” y quiere un Papa a su medida de izquierdas. Y a su medida de derechas.
Esta semana me llegaba uno de esos montajes con frases atribuidas al Papa como “la idea tradicional de Dios no está actualizada”, que uno puede ser “espiritual sin ser religioso”, y que “la naturaleza puede ser una iglesia”, o que “algunas de las mejores personas en la Historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre”. Otro medio titulaba “El Papa se refiere al aborto como mal menor”, cuando el Papa decía que el aborto no es un mal menor, sino un crimen.
La idolatría lleva a muchos a la adoración de valores absolutos como el nacionalismo (una vez más revive en Europa, en nuestro propio país) o como el consumismo burgués. Los dos justifican el desprecio de la ley, sea constitucional o fiscal. Nos faltaba esta idolatría de expansión digital, una baratija de contenido que necesita inventar un Papa para una nueva ecología universal, en la que el Santo Padre se convierte en un “coach” de sus ocurrencias de Powerpoint. Puro spam. A la papelera, de verdad.
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